Para los pueblos las cosas son así, tenemos que obligar al gobierno a respetarnos: Mario Luna (yaqui)

Vícam, Sonora, enero de 2013.

La reaparición pública de los zapatistas “no nos toma por sorpresa, sabíamos que nunca se habían ido”, señala Mario Luna, yaqui, secretario de las autoridades tradicionales de Vícam. La amenaza más grande para los pueblos originarios “es la intención de mercantilizar el agua, todos los megaproyectos están relacionados con eso”, afirma en entrevista con Ojarasca el representante de uno de los pueblos fundadores del Congreso Nacional Indígena (cni).

“No queremos para nuestros hijos una lucha que nunca se acaba. Necesitamos dar un paso más, ya son muchos agravios y no lo podemos seguir permitiendo”

La organización indígena nacional. Los pueblos indígenas se han reagrupado y fortalecido desde sus trincheras, pero falta algo más estructurado. Hay un estancamiento de la organización a nivel nacional. En el cni, el primer factor que hay que contemplar es que muchas baterías del gobierno se enfocaron a atacarnos en nuestras comunidades y evitar así que saliéramos a juntarnos con los compañeros.

Desde Chiapas hasta Baja California la situación se complicó: ataques a las comunidades de la costa de Michoacán; acoso constante a compañeros de Guerrero y Wirikuta, a los cucapás y los kumiai; enfrentamientos con los cuerpos represivos en la tribu yaqui. Todo eso hizo riesgoso salir a encontrarnos.

Otro factor importante es el fallecimiento de personajes tan activos dentro de la vida del cni como don Juan Chávez —que nos juntaba y nos llamaba la atención cuando estábamos muy quietos—, don Trino y otros compañeros. Esto incidió para que cada quien se atrincherara y se detuviera un poco el avance. La comunicación sigue y hemos hecho reuniones de comunidad a comunidad, pero no hemos podido cuajar una grande.

Los desafíos. El despojo, autorizado desde las más altas esferas del gobierno. Hemos utilizado la vía jurídica y han salido resolutivos a favor nuestro, pero el hostigamiento y el despojo siguen. Implementan megaproyectos en nuestros lugares más sagrados, agreden el ecosistema y ponen en riesgo la vida de los habitantes, pero no les importa. Es una política de Estado directamente contra los pueblos indígenas.

Aquí sentimos más la intención de mercantilizar el agua, un elemento vital para los indígenas. Ese mercado es impulsado con todo el poder del Estado y de los grupos económicos detrás de él. Empezaron por controlarla que porque había inundaciones; después, con el pretexto de tecnificar los riegos; ahora, con que otras poblaciones tienen sed.

En Wirikuta, Oaxaca y Guerrero la amenaza son las mineras, pero en el fondo todo depende del agua. La concesión de ojos de agua y manantiales hace más fácil la venta a las grandes mineras. En el caso de los compas de Michoacán, es la deforestación y el robo de agua. En el Istmo de Tehuantepec hasta el viento se compra para que las grandes empresas eólicas generen recursos económicos a base de la devastación.

A un paso de hacer movimientos desesperados. La mayoría respondemos muy débilmente, salvo algunas regiones de Michoacán, Guerrero y Oaxaca, donde la gente se prepara para la autodefensa. Tal vez con la reaparición pública de la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) se reactive de nueva cuenta.

En algunas comunidades estamos a un paso de hacer movimientos desesperados. Si el gobierno sigue en su afán de marginarnos, el pueblo responderá de una forma agresiva porque toda la rabia contenida y la desesperanza no podrán brotar de otra manera. 

Ahora están los priístas al frente de la nación y no se ve una intención de cambiar la forma de atender a los pueblos. Al acueducto contra el que luchamos los yaquis durante todo el sexenio pasado, el nuevo gobierno ya le asignó recursos. La injerencia en nuestros usos y costumbres y la incursión en nuestro territorio han hecho que la tribu se sienta muy agraviada.


Manos. Foto: Francisco Mata Rosas

Sabemos que no se había ido el ezln. Con su reaparición en público, muchas estrategias implementadas y compartidas desde nuestras trincheras saldrán a la luz. Los movimientos de autodefensa no se hubieran dado a conocer si no fuera por el movimiento zapatista.

Los yaquis tenemos una estructura militar que nos ha permitido una defensa no pacífica, pero ahora nos enfocamos a la vía legal. También estamos reestructurando a la autoridad tradicional.  Impera la organización interna, la concientización y el identificar al verdadero enemigo, que es un sistema incrustado en todos los partidos políticos y en todos los niveles de gobierno.

Las leyes y convenios internacionales tienen que ejercerse; los pueblos tienen que tomar en sus manos esos derechos ganados a pulso. Esto se agrega a la autodefensa y a las formas de organización milenarias.

La reaparición pública de los zapatistas y la confirmación de su participación en el cni no nos toma de sorpresa. Sabemos que los compañeros no se habían ido; al contrario, hacen trabajo desde las comunidades, igual que en los demás pueblos. Nos ayuda mucho porque los reflectores de la prensa se enfocan hacia la problemática indígena.

El camino del cni. Hemos aprendido mucho del andar de los otros pueblos desde que nos juntamos en el cni, pero también hemos sentido más fuerte la represión porque el gobierno sabe que cuando la tribu da un paso, no hay marcha atrás. No le apuestan a que los indígenas nos juntemos y podamos dirigir nuestro destino. Eso los pone nerviosos y empiezan a operar con toda su maquinaria contra nosotros, pero estamos acostumbrados a esto.

Hemos concientizado a más pueblos de que solos lo único que lograríamos es resistir; no queremos para nuestros hijos una lucha que nunca se acaba. Necesitamos dar un paso más, ya son muchos agravios y no lo podemos seguir permitiendo.

El siguiente paso es tomar el destino de nuestro pueblo en nuestras manos. Gobernamos nuestro territorio y los gobiernos hacen como que respetan esta forma, pero cuando ejercemos nuestros derechos constitucionales nos damos cuenta de que en el fondo impera ese espíritu de rechazo a nuestro modo de ver las cosas. Tenemos que decir: “Las cosas son así y ustedes tienen que respetar lo que proponemos”. Tenemos que obligarlos porque ellos no lo van a hacer por sí solos. Ese paso es el que sigue.

Entrevista: Adazahira Chávez