Leesburg, 7 de febrero. El presidente estadunidense, Barack Obama, afirmó este jueves que si bien los derechos de los propietarios de armas de fuego deben respetarse, es necesario tomar medidas para impedir la muerte de más niños estadunidenses a causa de la violencia por el uso de ellas.

Debemos ser conscientes de las medidas que podemos tomar para poner fin al ciclo de violencia por armas en el país, y deberíamos hacerlo aun sabiendo que existen diferencias regionales, explicó a los congresistas demócratas en una conferencia en Leesburg, estado de Virginia.

Obama reconoció la dificultad política del debate sobre las armas, que a menudo enfrenta a las áreas rurales –en favor de la caza– con las áreas urbanas, pero que aunque esas diferencias deben respetarse, es necesario hacer algo. Las armas significan cosas distintas para una persona que se crió en una granja de una comunidad rural, y para otra que creció en la ciudad.

Agregó que la mayoría de los propietarios responsables de armas reconocen que no podemos permitirnos una situación en la que 20, cien o mil de nuestros niños sufran por tiroteos y sean asesinados de manera insensata.

El mandatario convirtió su compromiso de tomar medidas para combatir la violencia armada en un punto central de su agenda para el segundo mandato, luego de la masacre de 20 escolares y seis adultos ocurrida en diciembre en Newtown, Connecticut, episodio que indignó al país y revivió con fuerza el debate sobre normas para regular el uso y venta de armas de fuego.

El 16 de enero Obama firmó una serie de decretos que establecen la obligación de que los vendedores de armas verifiquen los antecedentes de los compradores, y ordenan a los organismos públicos estudiar nuevas formas de impedir que personas peligrosas tengan acceso a armas.

Además, desafió al Congreso a aprobar reformas duraderas de la ley, incluida la renovación y el fortalecimiento de la prohibición de los rifles de asalto, y normas para tapar huecos legales que permiten que 40 por ciento de las ventas de armas se hagan sin verificación de antecedentes.

Sin embargo, muchos legisladores de la oposición republicana y algunos demócratas moderados enfrentarán en ambos casos, en 2014, su batalla por la relección en estados que apoyan la tenencia de armas, por lo cual respaldar una legislación que las prohíba podría perjudicarlos electoralmente.

En tanto, un sondeo mostró el jueves que 92 por ciento de los estadunidenses apoya la verificación de antecedentes para todos los compradores de armas, frente a 7 por ciento que se opone a esa medida. Además, 56 por ciento respalda la proscripción de la venta de armas de asalto y cargadores de alta capacidad, definidos como aquellos que tienen más de 10 municiones.

Este día las autoridades del estado de California emprendieron una cacería a gran escala de un ex policía de Los Ángeles que asesinó a tres personas e hirió a otras dos al parecer en venganza por su despido. El sospechoso, identificado como Christopher Jordan Dorner, afroamericano de 33 años, se encontraba en una zona residencial junto al Pacífico en San Diego, donde la policía lo rodeaba.

El fugitivo mató inicialmente a una pareja el pasado fin de semana en la ciudad de Irvine, California, y esta madrugada tuvo dos enfrentamientos con agentes de la policía. En el primero ocurrió en el poblado de Corona, donde mató a un agente y luego hirió de bala a otros dos oficiales en Riverside, para después huir hacia la frontera con México.

La policía amplió la alerta a Nevada, al tiempo que las autoridades de México y Estados Unidos permanecían también en alerta luego de detectarse objetos personales del ex policía fugitivo en San Diego y de que se denunció que intentó robar un bote para huir a suelo mexicano.

El jefe de la policía de Los Ángeles, Charlie Beck, dijo que el caso del ex agente era una situación extremadamente preocupante y aterradora e instó a Dorner a entregarse.

En otro caso se informó que al menos siete policías de Los Ángeles fueron notificados de que serán despedidos debido a que presuntamente pertenecían a un clan que realizaba tiroteos sin razón y se identificaba por llevar tatuajes.