a reforma educativa, desde el nivel prescolar hasta el posgrado no puede tener otro propósito que aprender a pensar progresivamente cada vez más amplia y profundamente. Sólo se puede pensar si se sabe y se sabe hacer. En tanto esto va adquiriéndose al andar por un sendero que carece de estación de llegada, el pensamiento y sus habilidades toma la forma de una planta densamente arborescente, según lo vivido
por cada individuo: me refiero al concepto de Sartre.
La reforma de la educación básica exige la transformación de las escuelas normales: ahí se forma a los profesores. Pero los profesores de las escuelas normales, de idéntico modo que los profesores de la educación básica requieren –y lo requiere el país con urgencia extraordinaria–, de una transformación cultural de fondo y una recapacitación de sus métodos pedagógicos.
No menos puede decirse de los profesores del bachillerato y de los profesores universitarios. En el caso de los primeros, fueron formados para ejercer como profesores. No es el caso de los profesores del bachillerato y de los profesores del nivel terciario (posbachilerato: universidades, tecnológicos, escuelas profesionales –como las de artes, por ejemplo–, militares, etcétera). La reforma educativa es altamente compleja. Se trata de innovar, y la innovación es, por naturaleza, permanente.
Necesitamos innovar para reformar la escuela básica, pero ello exige conocimiento de lo que en el mundo existe en esta materia, además de la amplia literatura disponible. Por supuesto no existe sólo un modo de organizar el entendimiento de los saberes por los niños. Pero requerimos conocer muchos, compararlos y decir, con argumentos, porque preferimos tal o cual, adaptado a nuestra historia y circunstancia. En Finlandia, por ejemplo, la escuela primaria tiene una duración de siete años, después de los dos o tres del nivel prescolar. Un extenso consenso sostiene que el mejor sistema educativo del mundo corresponde a ese país. Su escuela primaria es buen ejemplo para estudiarlo y ver cómo podría ser adaptable a un país que invierte grandes cantidades de recursos materiales y humanos en la educación de los niños.
El pilar central del método educativo de ese país, que empieza a extenderse por el mundo desarrollado, principalmente en la educación superior y en algunas universidades fuera de ese mundo, pero que en Finlandia lo han llevado al conjunto del sistema educativo, es la relación profesor-alumno. Si usted visita un aula del nivel básico, no hallará en ninguna parte una clase magistral. Siempre verá alumnos en actividad, solos o en grupo. Ésa es la norma. El profesor no está ahí para dictar lecciones; está allí como un recurso entre otros. En una clase de finés las paredes están cubiertas con estantes de libros; no hay una sala que no tenga retroproyector, computadora, video proyector, televisor y lector de devedés, y cada profesor puede contar con dos o tres auxiliares docentes. Los niños son evaluados por primera vez cuando llegan a los nueve años de edad y el propósito de las evaluaciones es continuar mejorando la calidad educativa de los programas mediante las innovaciones por los profesores. ¿Podemos imitar su mejores prácticas, aún sin la posibilidad de tener tal cantidad de recursos materiales y humanos en cada aula?
O podemos explorar en detalle un método del todo distinto, como el de la Decatur Classical School de Chicago, altamente exitosa. Suele ser referida como la mejor escuela primaria de esa ciudad. La escuela se siente orgullosa de haber innovado y mejorado el método clásico
, al que denominan trivium. Los primeros dos años de escolaridad se llama la etapa de la gramática
En esos dos primeros años, la mente está preparada para absorber información. Los niños encuentran divertida la memorización, mostrando esa escuela que memorización no tiene que ser igual a tedio. Aprenden bases del latín, reglas de la fonética y la ortografía, de la gramática, poemas, el vocabulario de las lenguas extranjeras y del lenguaje técnico, las historias de la historia y la literatura, las descripciones de plantas y animales y el cuerpo humano, los hechos de las matemáticas. Esta es la etapa que llaman de la gramática
. Los estudiantes intermedios están menos interesados en conocer los hechos que preguntar ¿por qué?
. Esta segunda fase es la etapa de lógica
es un momento en que el niño comienza a prestar atención a la relación causa-efecto, a las relaciones entre los diferentes campos del conocimiento, a la manera en que los hechos encajan en un marco lógico. Durante estos años, el niño comienza el álgebra y el estudio de la lógica, y comienza a aplicar la lógica a todas las materias académicas. La fase final de esa educación clásica, es la etapa de la retórica
, y se basa en las dos primeras. En este punto, el niño debe aprender a escribir y hablar con fuerza y originalidad. El estudiante de retórica aplica las reglas de la lógica aprendidas en la escuela media a la información fundamental aprendida en los primeros grados y expresa sus conclusiones en un lenguaje claro, contundente y elegante.
La educación clásica
de la Decatur Classical School no es el último grito de la moda. Se debe a un renacimiento, obra principalmente de Dorothy Sayers escrito en 1947 titulado Las herramientas perdidas del aprendizaje. Este fue el comienzo. Hoy se dedican a mejorar en línea continua su método trivium.