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El último secuestro y asesinato de una agrupación agravó la situación

Esperan caída en contrataciones de músicos en Nuevo León; la seguridad, en crisis

Hay lugares fronterizos a los que de plano ya no vamos, aunque nos busquen, dicen

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 3 de febrero de 2013, p. 33

Monterrey, NL, 2 de febrero. El secuestro y asesinato de 17 integrantes y auxiliares del grupo Kombo Kolombia, y otros hechos atribuibles a la delincuencia organizada, incrementará la crisis que sufre el renglón de la música, que ya de por sí era castigada con una disminución en las contrataciones de 50 a 80 por ciento respecto de la actividad que el sector registraba hace tres años, coincidieron representantes, líderes de grupos musicales del estado y la Unión de Filarmónicos, que aglutina a 700 socios.

Por el miedo que estos hechos infunden a la sociedad y entre los artistas, la gente ya casi no va a los pocos bailes que se organizan, y a las fiestas privadas, sobre todo las que se hacen en fincas campestres o quintas; sólo acude la mitad de los invitados, para no exponerse a una balacera o secuestro.

Luis Antonio Garza Torres, representante de Los Rancheritos del Topo Chico, un grupo que el 11 de abril cumplirá 57 años, dijo que cuando tienen que salir a cumplir algún compromiso, nos vamos rezando y regresamos rezando, para que no les ocurra nada malo. Aunque tratamos de no dejar ir nada, ya que del trabajo de la agrupación dependen aproximadamente 50 familias, dice.

Por la baja en las contrataciones, de aproximadamente 80 por ciento de 2009 a la fecha, hay lugares a los que de plano ya no van aunque los busquen, como Matamoros, Río Bravo, Camargo, Reynosa, Piedras Negras y Nuevo Laredo, Tamaulipas, o a plazas como Benito Juárez, y Cadereyta, en Nuevo León.

Por la misma causa, dijo, un 20 por ciento de sus presentaciones se hacen en Estados Unidos, pero también allá hay problemas con los actos masivos, pues ha disminuido la asistencia de los paisanos, por la crisis económica.

Si el grupo se ha mantenido en pie es porque tiene ya una larga trayectoria. Ahora promueve su disco número cien, sólo con temas compuestos por su líder, Catarino Leos, autor de 70 por ciento de las canciones que han grabado Los Rancheritos, dijo.

Nepthalí López González, presidente de la cetemista Unión Filarmónica, con 700 socios, consideró que la masacre del grupo vallenato agravará la situación de los músicos en general, pues prácticamente ya no hay vida nocturna por el cierre de decenas de negocios donde se presentaban en el barrio Antiguo y bares por el rumbo de Colón, Villagrán y Madero. Pero aparte de los filarmóncos la crisis afecta a meseros, taxistas, cantineros, dueños de taquerías y restaurantes.

Además, por la política de austeridad del gobierno de Nuevo León, en diciembre pasado, en que comúnmente era su mejor temporada, las dependencias estatales no hicieron posadas, y los músicos se quedaron sin trabajo, mientras las empresas privadas prefirieron entregar regalos que hacer fiestas a sus empleados.

Debido a la falta de trabajo, algunos grupos se han desintegrado, para buscar otras opciones de ingresos, comentó López.

Nohé Portes, director de la agencia musical Evolución, comentó que desde hace dos años ha caído 50 por ciento la contratación de los artistas que representa debido al cierre de bares y centros nocturnos, y porque algunas personas prefieren actos más íntimos, cancelando las fiestas por bodas o 15 años.

Otros artistas han decidido ya no trabajar, porque en sus viajes los han parado para quitarles el equipo de iluminación, sonido e instrumentos, dejándolos en bancarrota, como Oki Doqui, mientras a los de Fiebre Loca los golpearon en un bar de Monterrey.