El colombiano Teófilo Gutiérrez tiene una fama que le precede. El delantero del Cruz Azul y seleccionado de su país recibe elogios de todas partes y críticas también por su personalidad y algunos escándalos en los que se ha involucrado. Es un jugador al que no le escatiman sus cualidades.

Teo vistió las playeras del Racing Club y Lanús, en Argentina, y se dijo que estuvo cerca de fichar para el Nápoles de la serie A italiana. Hoy es parte de la presencia colombiana en el futbol mexicano, el cual, aseguró, resulta muy atractivo para los jugadores de su país.

Podemos tener mucha armonía y dejar las puertas abiertas para que venga otro hermano a jugar y saber que tiene que dejar el nombre de Colombia en alto, compartió.

La razón es que tiene un buen nivel competitivo, dijo, y citó el ejemplo del mexicano Javier Aquino, quien el pasado lunes se anunció que sería fichado por el Villarreal de la segunda división española.

El caso de Aquino lo demuestra. Hay muchos ojos atentos a lo que pasa en México. Mucha gente nos ve cada semana y está pendiente de lo que sucede aquí, señaló Gutiérrez.

Ese escaparate sirve de estímulo para el delantero que se estrenó como goleador el pasado fin de semana ante Puebla.

No se deja seducir por lo halagos y aseguró que tampoco se siente un jugador especial ni fuera de serie. Para eso hay que demostrarlo con el trabajo, dijo un poco apenado, sobre todo cuando el ex seleccionado albiceleste y compañero en el club cementero, Christian Giménez lo calificó de crack.

“No, la verdad que eso va poco a poco y se lo gana uno dentro de la cancha. Si me han dicho así (crack) me hace feliz... Es un placer para mí jugar con estos compañeros”, dijo con timidez ante el elogio.

Lo único que afronta con convicción es que vino al futbol mexicano a hacer lo que sabe: Muchos goles. Es una corazonada, lo admite.

Creo que las anotaciones llegan solas, pero si tienes compañeros que saben jugar con la pelota y saben cómo te mueves, creo que haré muchas, dijo con la confianza que le hace pensar que podrá contribuir a revertir la historia sin campeonatos del Cruz Azul, que ya amenaza con volverse una obsesión.

Creemos que podemos dar más. A algunos compañeros todavía les falta dar todo su potencial, comentó, y se amparó en la lógica de que nadie puede ganar siempre ni nadie puede perder siempre.