Las Vegas, perfecta para el eterno conflicto entre depravación e inocencia
: Michael Mayer
Comienza esta versión actualizada de la obra de Giuseppe Verdi en el Lincoln Center, en Manhattan
El 16 de febrero se realizará una transmisión simultánea en vivo en varias ciudades del mundo
En México se proyectará al mediodía en el Auditorio Nacional
Lunes 28 de enero de 2013, p. 7
La Metropolitan Opera (Met) de Nueva York estrenará una nueva producción de Rigoletto, de Giuseppe Verdi, con una historia que se ha trasladado desde la Mantua del siglo XVI hasta Las Vegas de los años 60 del siglo pasado. Rigoletto debe rescatar a Gilda, su hija, de los excesos, las drogas y el sexo, demonios que acechan en la capital del pecado, escenario perfecto para el eterno conflicto entre la depravación y la inocencia
, tema central de la obra del compositor italiano.
La historia comienza en medio de un casino donde el conquistador Duque no sólo es el dueño de la casa de apuestas, sino un cantante al estilo Frank Sinatra, enfundado en un elegante esmoquin. Rigoletto es el comediante del lujoso establecimiento que será recreado en la sala de conciertos del Lincoln Center, en pleno Manhattan, a partir de hoy.
La harto coreada “donna è mobile” ahora es interpretada entre máquinas tragamonedas, fastuosas y deslumbrantes luces, bailarinas enfundadas en brillantes lentejuelas con abanicos gigantes de plumas. La voz resuena con un Duque que mueve incitadoramente las caderas, interpretado por el tenor polaco Piotr Beczala. Mientras en el foso los músicos tocarán al compás de la batuta del director italiano Michele Mariotti.
En la visión del siglo XX, el Duque es una celebridad, rodeado de su propio Rat Pack. Rigoletto es un paria que vive en el desierto con su hija Gilda. El ofendido y cornudo Monterone es presentado como jeque árabe, como los que comenzaron a frecuentar Nevada en esos años, y Sparafucile es un matón a lo gángster.
El 16 de febrero se hará una transmisión simultánea, en vivo y en alta definición, en salas de varias ciudades del mundo. En la ciudad de México, al mediodía, el Auditorio Nacional será sede de la proyección. El público se asombrará ante la confesión llorosa de la ingenua Gilda, interpretada por la soprano alemana Diana Damrau. El padre que se desmorona y quien sufre por el enamoramiento de su preciada joya, es encarnado por el barítono serbio Zeljko Lucic, quien tiene una amplia experiencia verdiana.
El director Michael Mayer afirmó que lo primero que se cuestionó fue qué podría aportar a esta obra maestra que se ha visto en todo el mundo, a lo largo de tantas décadas y con diferentes encarnaciones.
Hacer sentir al público más cerca de la historia
, fue parte de la respuesta. Presentarla en un contexto en el pasado, pero no tan lejano para que se sienta como pieza de museo. Así se percibe más real, con resonancia inmediata, pero también con una especie de pureza y universalidad
, declaró el productor estadunidense, quien se arriesgó a hacer un acercamiento poco convencional a la historia de Verdi sobre un bufón jorobado de la Corte.
Y entonces el imaginario volteó la vista hacia una versión contemporánea del mundo decadente del Duque, en un palacio donde la fiesta se vive todo el tiempo en un ambiente rebosante de fascinación por el poder, el dinero, y la belleza.
“Pensé en Las Vegas como la personificación del destino para los hechos que ocurren en Rigoletto.” Aunado a la década de los 60, el momento histórico reciente que permite potenciar la historia dramática, detalló Mayer.
Un poco de historia
El rey Francisco I de Francia fue dibujado como un seductor lujurioso en el drama teatral Le roi s’amuse (El rey se divierte), escrito por Víctor Hugo, historia que fue retomada por Giussepe Verdi para el libreto de una de sus óperas más famosas. Tras vencer la censura, finalmente se estrenó en 1851, en el teatro La Fenice, en Venecia. Con el tiempo se convirtió en una de las obras más reconocidas del compositor italiano, al lado de sus otras dos óperas La Traviata y El trovador.
Rigoletto tiene a su bella y amada hija. Trata de mantenerla bajo protección de todas las tentaciones: sexo, drogas, ebriedad, dinero, crimen organizado y la decadencia cultural de estos días. Y la historia realmente se ajustó cuando lo vi de esa manera
, describió Meyer sobre el proceso de producción.
Inundada de luz neón y brillos deslumbrantes, la atmósfera de la urbe de Nevada surge cuando lentamente suben los candiles de cristal desde el techo y abre el telón del Met. Una serie de figuras de luz bañan el esenario con sombras de rojo, verde, amarillo y azul el escenario. La silueta de Palms y senos desnudos que se dibujan en fosforescencia, gracias al trabajo creativo de la escenógrafa Christine Jones y de Kevin Adamsto, encargado de la iluminación.
Sentimos fascinación hacia Las Vegas, un lugar para escapar de las responsabilidad de nuestra vida diaria
, argumenta Mayer. Pero hay consecuencias que salen de las manos. Esta ópera habla del peligro y la tragedia potencial dentro de esta irresponsabilidad.
La Met apuesta por Rigoletto en Las Vegas. Pagó y dobló la apuesta, pero en este caso, lo que pasa en Las Vegas... se queda en Nueva York.