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Los hallaron en fosas comunes o predios de centros de detención clandestina de la dictadura

En 2012, antropólogos forenses argentinos identificaron 63 cuerpos de desaparecidos

Es un gran dolor, pero al menos ahora sabemos donde están, dicen familiares, que ahora esperan justicia

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de enero de 2013, p. 29

Buenos Aires, 22 de enero. Durante el año 2012 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), identificó 63 cuerpos de personas desaparecidas, que fueron descubiertos en distintos tiempos y lugares en fosas comunes o en terrenos de los casi 500 centros clandestinos de detención que funcionaron durante la pasada dictadura militar (1976-1983). Otros restos aparecieron enterrados en cementerios como NN (desconocidos).

Es muy arduo el trabajo de los antropólogos forenses, que incluye excavaciones, investigación documental y de campo y análisis genéticos. Aún falta la presentación de miles de familias de desaparecidos para dejar sus muestras de sangre, en algunos casos porque son de lugares lejanos o porque sigue sembrado el terror en localidades más pequeñas o debido a que ya no hay familiares cercanos.

Ayer, desde Vietnam, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo un reconocimiento especial al equipo de antropología forenese. Algunos del equipo están trabajando en ese país, tratando de identificar a las víctimas de la guerra con Estados Unidos.

La mandataria destacó que el presidente de Vietnam, Truong Tan Sang, reconoció la importancia de la colaboración del EAAF en el trabajo para identificar, mediante pruebas de ADN, a unas 500 mil víctimas de la guerra, que aún están sin reconocer.

En entrevista con Página 12 Carlos Somigliana, integrante del EAAF, analizó el importante salto que implicaron las técnicas de reconocimiento por comparación de ADN y los límites que fija el tener muestras sólo de familiares de la mitad de las personas desaparecidas.

Esta es una trágica tarea para mucho tiempo y estas últimas identificaciones corresponden a centros clandestinos de un radio determinado que no utilizaban los traslados en aviones para arrojar al mar, previamente adormecidas por una droga, a las víctimas.

Antes de 2008, las cifras de los identificados eran de 10 a 20. Ahora, con las nueva tecnologías, se espera identificar entre 80 y cien cada año.

El hallazgo de los restos en distintas circunstancias, por ejemplo en tambores con cadáveres cubiertos por cemento, como los encontrados en los años 70 en el canal de San Fernando, cercano a esta capital, dan cuenta de las formas utilizadas para deshacerse de las víctimas, las cuales hasta ahora han mostrado las terribles huellas de las torturas de que fueron víctimas.

Una de las trágicas novedades es para Somigliana la aparición de nuevos barriles que aparecieron en junio del año pasado en San Fernando, casos que nos recordaron los que aparecieron tantos años atrás de personas colocadas en tambores de 200 litros y cementada. Eran víctimas del centro clandestino de Automotores Orletti, una de las sedes de la Operación Cóndor encontrados por Prefectura e inhumados a finales de los años 80 y principios de los 90. Entre ellos estaba Marcelo Gelman, hijo del poeta Juan Gelman. Eran ocho personas, y el año pasado debido a la muestra de sangre que dejó la hija del uruguayo, Alberto Mechoso Méndez, secuestrado y llevado a Orletti, se pudo identificar recientemente su cadáver como la séptima víctima de los ocho encontrados.

En junio del año pasado también en San Fernando fueron encontrados los restos del diplomático Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, desaparecido el 9 de agosto de 1976 e identificado por el EAAF a principios de agosto.

El descubrimiento de estos restos es considerado como una de las identificaciones de víctimas de la última dictadura cívico-militar argentina más resonantes del año pasado.

Galañena Hernández fue secuestrado junto con Jesús Cejas Arias en el barrio de Belgrano, cuando salían de la embajada cubana, donde trabajaban. En septiembre del año pasado fueron identificados también los restos de María Rosa Clementi, una empleada de la misma embajada, secuestrada por los dictadores.

En Avellaneda, provincia de Buenos Aires se encontró una de las mayores fosas clandestinas, pero más de la mitad de las personas no han podido ser identificadas por falta de la muestra del ADN. En estos momentos en Santiago del Estero provincia del noroeste, el EAAF está analizando un cuerpo NN encontrado en la zona de Copo, que los vecinos denuncian que fue arrojado desde un avión durante la pasada dictadura. La lista es muy extensa y dolorosa.

En el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, uno de los centros clandestinos de detención más grandes de Tucumán se encontraron varios restos, algunos ya identificados como los del ex senador tucumano Damián Márquez, quien presidió la Cámara de Senadores, secuestrado en enero de 1977. La interminable lista sigue. Ya no son fantasmas que nos despiertan en la noche. Es un gran dolor saber lo que pasaron, pero al menos sabemos donde están ahora, cuando para nosotros han dejado de andar en la noche y la niebla de las desapariciones, dicen los familiares, que ahora esperan la justicia.