Pese al recorte de 80% de las galas, el glamur fue la constante en la jornada festiva
Martes 22 de enero de 2013, p. 27
Washington, 21 de enero. Barack Obama se aseguró el lunes de que el que será su último mandato como presidente de Estados Unidos se inicie por todo lo alto y con innumerables toques de glamur –no todos los días Beyoncé le canta a uno el himno nacional– que alcanzaron el clímax con los bailes inaugurales
que cerraron la larga jornada festiva.
Acompañado de su esposa Michelle, Obama sólo tuvo en esta ocasión que comparecer en dos bailes, el del comandante en jefe y el de toma de posesión, que además se celebraron en salas distintas del mismo Centro de Convenciones de Washington.
Cuatro años atrás, el flamante mandatario se había visto obligado a arrastrar a su esposa hasta por diez bailes, una cifra recortada como muestra de los esfuerzos por ahorrar en momentos en que continúa la batalla por el techo de la deuda y la necesidad de limitar los costos del Estado.
Pero la cantidad no limitó la calidad, como demuestra la impresionante lista de artistas invitados a los dos actos oficiales: Alicia Keys, Brad Paisley, Chris Cornell, Jamie Foxx, Jennifer Hudson –a cuyo ritmo la pareja presidencial dio sus primeros pasos de baile de la noche– y Marc Anthony, en el baile del comandante en jefe.
Alicia Keys repitió también en el baile de toma de posesión, para el que se reclutó asimismo un misceláneo elenco que incluyó a Katy Perry, Stevie Wonder, Usher, Black Violin, Brad Paisley, Far East Movement, Fun, miembros de la serie musical Glee, John Legend y el grupo mexicano Maná, que ya colaboró en la campaña electoral del demócrata el año pasado.
Mientras Alicia Keys improvisó su último éxito, Girl on fire, para cantar “Obama is on fire” (algo así como energético o inspirado), Maná abrió su turno con Lluvia al corazón, que destaca en su letra una palabra muy ligada a la campaña de Obama, esperanza
.
El glamur, sin embargo, no vino solo de los artistas invitados a la gala.
Uno de los momentos culminantes de la jornada –en materia social– era conocer el secreto mejor guardado en Washington los días recientes: el vestido de baile de Michelle Obama.
La vestimenta de la esposa del presidente siempre es examinada con lupa, en especial durante la jornada de investidura de su marido.
Está por verse qué pasará el día en que Estados Unidos elija presidenta a una mujer, algo que podría no estar tan lejos, según han dicho algunos analistas.
Mientras tanto, los modelos y complementos de la esposa del presidente son escrutados en detalle, y los diseñadores escogidos para esta jornada suelen ver impulsada de inmediato su fama y, por lo tanto, sus ventas.