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Impactos de la actividad minera
Carlos A. Rodríguez Wallenius La región Huasteca, que abarca parte de los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo, Tamaulipas, Puebla y Querétaro, es una zona rica en distintos recursos naturales como agua, bosques, petróleo, etcétera. Son relativamente escasos los yacimientos de minerales metálicos (como el oro, la plata o el cobre), aunque existen minerales no ferrosos como el manganeso o no metálicos como el caolín o la fosforita, que tienen concentraciones importantes. El repunte a nivel mundial en los precios de los minerales después del bache del 2008 al 2010 (producto de la crisis financiera) ha incentivado la exploración y explotación de dichos recursos y la región de la Huasteca no ha sido la excepción. Por poner algunos ejemplos de los minerales de la zona, el precio del manganeso se incrementó 55 por ciento desde 2010, y la fosforita 110 por ciento en el mismo periodo. El aumento en la exploración y explotación de los minerales está provocando una serie de tensiones y conflictos en las comunidades campesinas de la región, pues cerca de 60 por ciento del territorio huasteco corresponde a ejidos y comunidades agrarias, aunque debajo de su terrenos se ubican concesiones mineras. Veamos los impactos que se presentan en la región Huasteca, especialmente en los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo y Tamaulipas, donde hay una actividad minera relevante. En la Huasteca Potosina, la actividad minera se concentra básicamente en la región de Tamazunchale-Xilitla, en la que se extrae fosforita, la cual es un insumo para la elaboración de fertilizantes. Ahí en los municipios de Xilitla y Aquismón operan minas de la empresa Fosforitas de México. Por su parte, en la Huasteca Veracruzana, se encuentran yacimientos con alto contenido de caolín, el cual se utiliza para la fabricación de porcelanas, insumos para la elaboración de medicamentos y como agente adsorbente. De hecho, los municipios de Huayacocotla y Zacualpan cuentan con 80 por ciento de las reservas nacionales de caolín. En estos municipios se ha desarrollado una experiencia de explotación campesina del mineral, mediante la Unión de Ejidos Caolineros “Rafael Hernández Ochoa” (Unicaolín), que integra a cinco ejidos. Además, se han ubicado yacimientos de estaño en la zona de La Lagunilla del municipio Huayacocotla. En la Huasteca Hidalguense hay importantes yacimientos de manganeso, de hecho la Unidad minera de Molango está ubicada en uno de los diez yacimientos más grandes del mundo, que es propiedad de Compañía Minera Autlán. En esta zona ya han ocurrido movilizaciones campesinas en protesta por la contaminación que genera la minera en 26 ejidos y comunidades de los municipios de Molango, Lolotla y Tlanchinol. En la Huasteca Tamaulipeca es donde hay más presencia de minerales metálicos, por ejemplo, en el municipio de Llera de Canales se tiene plomo y zinc, los cuales están en explotación en la mina Las Fortunas, enclavada en la reserva de la Biosfera El Cielo. Por otra parte, ante los incrementos del precio de la plata, el cobre y el plomo, se han intensificado los proyectos de exploración, como en el municipio de Aldama, donde la empresa canadiense Formation Capital Corp impulsa el proyecto El Milagro. Cerca de ahí está el proyecto El Hijo, de la Minera General Rodolfo Fierro. Por su parte, en el municipio de Llera de Canales se investiga la existencia de minerales de plata y plomo en el proyecto El Cabrito de la empresa Cascabel. Como se puede observar, en las distintas zonas de la Huasteca hay un creciente interés por sus recursos mineros, sobre todo los vinculados a grandes yacimientos de manganeso, caolín o fosforita. Además, las empresas están teniendo cada vez más interés en los relativamente escasos minerales metálicos como la plata, el plomo y el cobre. Así, las empresas mineras se están convirtiendo en esta región en la punta de lanza de formas de acumulación que despoja de sus recursos a las comunidades campesinas, que destruye su territorio y lo contamina, un proceso que ya ha mostrado su crudeza en otras regiones del país.
Veracruz El latir del corazón ante la extracción María del Carmen Romero Ramos y Victor Manuel Romero Ramos
Coatzintla, “lugar de la pequeña viborita”, es un municipio totonaca. Ubicado al norte de Veracruz, tiene alta relevancia por su concentración biológica y cultural. Desde el siglo pasado, su corazón late con gran intensidad debido a la riqueza que posee en el subsuelo, capaz de mover economías de países enteros, y que ha atraído a agentes externos. Pemex es uno de los que extraen esta riqueza, con efectos de daño ecológico y pérdida del conocimiento local, lo cual pareciera no importar; finalmente es la paraestatal la que viola la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección del Ambiente (LGEEPA). Los años 40’s marcaron el auge productivo de la extracción de hidrocarburos en la zona, siendo una década más tarde cuando la producción tendió a decaer, dejando desempleo, migración, deforestación y pérdida del saber local. Esta zona era un lugar propicio para el cultivo de la vainilla (especie endémica de la región), la cual es polinizada por el campesino junto con la abeja melipona. La contaminación generada por los quemadores ha interrumpido los procesos de polinización y de maduración de la vainilla. La actividad petrolera afecta en todas sus fases operatorias: el ruido producido en la instalación de baterías ahuyenta la fauna nativa; la contaminación en lagos, ríos y arroyos ha logrado la constante extinción de especies locales; la introducción de las carreteras, que inicialmente habrían significado un ideal de progreso, sólo ha beneficiado a las empresas que logran agilizar su transporte (los pobladores se quejan del aumento en el número de accidentes). Además, la mayoría de los derrames que los habitantes describen se deben a fallas en el manejo de residuos. Cambio en las actividades productivas. Gran parte de los jóvenes se han visto en la necesidad de alternar el trabajo campesino con el de empleo en las empresas subcontratadas por Pemex, por ser la respuesta inmediata al desempleo y a los efectos causados por la contaminación en la zona. Los pobladores consideran a Pemex como principal agente contaminante de sus terrenos, debido a los constantes “micro derrames” causados por fallas humanas, ordeña clandestina de ductos o por desastres naturales como las inundaciones. A partir de esto, ocurre una disminución en la producción de sus cultivos: “la tierra ya no da como antes”, dicen ellos. Por esto, se ha incrementado el uso de agroquímicos.
Don Juan comenta: “Lo que pasa es que la tierra está enferma, está cansada, es como cuando tú te enfermas, necesitas medicina, así nosotros también le echamos medicina, la andamos viendo, así yo la cuido, y así uno anda buscando a ver cómo, qué se le va a hacer, cómo hacerle pa’ que se dé mi maicito y todo lo que yo siembre”. De esta manera, considerando que las afectaciones han sido mayores que los supuestos beneficios de la paraestatal en la comunidad, resulta necesario poner límites a las actividades de la industria petrolera. Dar a conocer a la población los derechos que poseen es importante, ya que la ausencia de conocimiento hace factible que las afectaciones causadas por Pemex queden impunes, y que los campesinos carezcan de medios para defender sus tierras. Resulta indispensable implementar nuevas técnicas que apoyen al campesino a contrarrestar los efectos causados por la contaminación de los hidrocarburos, evitando el extremo del uso de agroquímicos, pues de otra forma en un futuro éstos no sólo causarán la pérdida de conocimiento, sino que los despojará de los elementos indispensables para su sobrevivencia.
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