19 de enero de 2013     Número 64

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Veracruz

El curandero no te va a curar,
te va a curar Dios


Trabajo de campo en Zapotal, congregación de Tecomate, municipio de Tantoyuca Veracruz. 2007 FOTOS: Gustavo Omar Meneses Camacho

Gustavo Omar Meneses Camacho

A unos 440 kilómetros de la capital de Veracruz, al norte del estado, y como parte de la región cultural de la Huasteca, se localiza el municipio de Tantoyuca, el cual en 2007 estaba constituido por 29 congregaciones, integradas por cuatro o cinco localidades cada una. Con una población de 97 mil 949 habitantes, 47 por ciento eran hablantes de huasteco.

El embate modernizador coloca a estas comunidades de la Huasteca Veracruzana en una lógica opuesta totalmente a su historia, pero a pesar de ello persiste la reinvención de sí mismas. Pueblos y comunidades indígenas son protagonistas de su propia historia, son ellos los que crean, transmiten y garantizan la continuidad de los procesos culturales que dan vigencia, significado y función a cada práctica de su vida cotidiana, reforzando así su identidad y diferencia respecto de los otros.

Uno de los puntos relevantes de la riqueza cultural de los pueblos y las comunidades indígenas es su cosmovisión, la cual se puede identificar en los conocimientos acerca de la naturaleza, el uso de los recursos naturales (calendario agrícola, plantas, animales, usos y aprovechamiento); el cuerpo (salud, enfermedad, muerte, gestación y crecimiento), y la salud, como en el caso de la medicina tradicional (síndromes de filiación cultural, parteras y curanderos).

La medicina tradicional entre los huastecos puede ser entendida como un sistema de conocimientos, creencias y prácticas terapéuticas que se han heredado de generación en generación. Es resultado de un proceso histórico-cultural en el que persisten y predominan los conocimientos indígenas de la región.

La eficacia del sistema de salud practicado por los huastecos se puede observar en el diagnóstico que realizan los curanderos, quienes a partir de tres elementos son capaces de identificar la causa de los síndromes de filiación cultural, a saber: el maíz, el agua bendita y la oración. Con siete granos de maíz se barre a la persona que presenta algún padecimiento haciendo una oración, posteriormente se echan los granos de maíz en un vaso con agua bendita.

¿Por qué son siete granos? En 2007, Don Juan era uno de los curanderos al que recurrían los huastecos para atenderse de la envidia, y explicaba que: “Nosotros tenemos cinco sentidos: ver, escuchar, sentir, oler y el gusto, los otros dos granos van a decir que es lo que tiene usted. Hay que ver cómo está, tengo que ver cómo estás, qué es lo que piensas, es una consulta, el maíz es una consulta”. Cada grano es un sentido, “cuando uno tiene todos sus sentidos no te pasa nada, no te enojas, tienes paciencia, estas completo… calmadito…; cuando te falta un sentido o dos, te enojas y uno está enfermo”.

Los otros dos maíces son la consulta, son los que van a decir al curandero qué tiene el cuerpo del paciente. Cuando una persona está enferma de envidia no se siente bien, no puede dormir, no tiene ganas de comer. “La envidia es una enfermedad caliente, entonces ahí es cuando necesita bajarse la temperatura, necesita limpiarse o bañarse”.

Un elemento importante es la oración: “(…) al comenzar hay que pedirle a Dios que te proteja, que te dé luz y ya después se nos da la curación pero espiritualmente. Luego dicen que el curandero es el que te va a curar. No, el curandero no te va a curar, te va a curar Dios. Porque el curandero va a pedirle a Dios que te ayude, te proteja. Así lo hacemos… Dios mismo te da el entendimiento”.

Otro de los malestares identificados por los huastecos es el susto o espanto, en este, las personas que lo padecen, hablan en la noche o se mueven mucho cuando duermen. Los granos de maíz rojo y el agua bendita nuevamente son el instrumento para diagnosticar al paciente: “Si los granos quedan parados al echarlos al vaso con agua, la persona está bien pero si quedan acostados en el fondo no tiene sombra, si flotan o hacen remolino tampoco.” En los dos últimos casos el curandero puede ver dónde dejo el paciente su sombra.

Estos ejemplos permiten conocer el tipo de enfermedades de filiación cultural que abruman a los huastecos, las creencias como imperativo de su salud, el método diagnóstico, la oración a cargo de los curanderos y la fe de las personas han hecho de su medicina tradicional, un sistema eficaz vigente que se ha venido amalgamado desde hace más de 500 años.


Chikomexochitl, “siete flores”: cosmovisiones nahuas sobre el maíz

Rafael Nava Vite  Coordinador regional de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) Sede Grandes Montañas


Elotes que representan a Chikomexóchitl en el ritual de elotlamanilistli, en Cacahuatengo, Ixhuatlán de Madero, Veracruz FOTO: Rafael Nava Vite

El maíz ha estado presente en la cultura nahua de la Huasteca desde hace miles de años. Su cultivo en la región lo ha convertido en el alimento fundamental de la dieta y la fuente principal de energía; con él se preparan una variedad de alimentos que casi siempre se hacen acompañar de otros productos tanto en el consumo como en el cultivo.

De los productos que generalmente se asocian con el maíz, destacan el frijol, chile, ajonjolí, tomate, camote, plátano y cacahuate. En las milpas es común observar otros productos que acompañan al maíz, tales como el epazote, la hierbabuena, el quelite, el xonacate o cebollina, la calabaza y el pipián, entre otros.

Chikomexochitl es el ritual dedicado al maíz como elemento sagrado, y es el maíz en sí mismo. Por medio de este ritual, se suplica a los elementos de la naturaleza –el agua, el viento, el fuego y la tierra– que favorezcan las siembras que se cultivan en las milpas. También se hacen ruegos para que la familia y la comunidad tengan suficiente alimento durante el año y vivan en paz y seguridad, pues se considera a Chikomexochitl como la hacedora, protectora y sustentadora de la vida.

Chikomexochitl significa “siete flores”, nombre que está compuesto por la voces chikome,“siete”, y “xochitl, ”flor”, ambas de gran carga simbólica en las comunidades nahuas de la Huasteca.

A continuación se realiza una descripción de las siete etapas de desarrollo del maíz, según información proporcionada por el profesor jubilado Atalo Cruz Reina, quien es hablante de la lengua náhuatl y originario de la comunidad de Ayotochco, que significa “Lugar de armadillos”, perteneciente al municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz.

Achtowi xochitl, “primera flor”.

Kema mowitzmalotia. Esta primera etapa se presenta después de que la semilla de maíz ha permanecido durante tres días bajo tierra y le brota el primer embrión en forma de aguja, lista para salir a la superficie de la tierra.

Ompaxochitl, “segunda flor”.

Kema koponi. La palabra koponi significa “brotar de la tierra” o “abrir en pétalos”. Se denomina así a la etapa en que al maíz le brotan las primeras hojitas sobre la superficie de la tierra. Es un periodo en que las milpas requieren de mayor cuidado, pues en la mayoría de ocasiones los tordos buscan la manera de alimentarse de las semillas.

Expaxochitl, “tercera flor”.

Kema mohyawalotia. Esta etapa está relacionada con el proceso de crecimiento de la planta; es el momento en que los milcahuales lucen por su verdor. En algunas comunidades, ciertas familias realizan un ritual denominado miltlakualtilistli, “ofrenda a la milpa”.

Nahpaxochitl, “cuarta flor”.

 Kema mimiliwi. La palabra mimiliwi se deriva de miltik, “enrollado o envuelto”, y es la etapa en que se está formando el jilote y que la planta está a punto de espigar.

Makuilxochitl, “quinta flor”.

Kema xiini o xitini. En esta etapa de desarrollo, la planta se abre en forma de flor para después dar pie a la formación del jilote o xilotl.

Chikuasenxochitl, “sexta flor”.

Kema xilotia. Es el momento en que a la mata le brota el xilotl, “jilote”, mismo que más tarde se convierte en elotl, “elote”.

Chikomexochitl, “séptima flor”.

Kema tzonkalkawani. La palabra tzonkali significa “cabello” y kawani “crecimiento”, en esta última etapa de la flor al jilote le crecen los cabellos dando forma al elote.

Los nahuas de la Huasteca consideran que el maíz tiene un cuerpo que se asemeja a la de una persona, pues tiene yolotl, “corazón o semilla”; mahtli, “brazos”; tlankochtli, “dientes”, y tzonkalli, “cabellos”. Además, don Teófilo Jiménez señala que si la mata de maíz únicamente da flores o pequeñas mazorcas, entonces es tlakatl, “hombre”, y si da más de un elote, significa que es siwatl, “mujer”.

Por otra parte, se considera que el cuerpo humano está hecho de maíz, tal y como don Teófilo Jiménez menciona: ni sintli eli tonakayo, pampa tlan ax onkaskia sintli amo tiitztoskiah, “el maíz es nuestra carne, porque si no hubiera maíz no existiríamos”. El maíz debe recibir buenos cuidados, así como el cuerpo los recibe, porque no hay personas que maltraten a su cuerpo, por tal razón, el maíz debe de recibir los cuidados necesarios para su buen crecimiento.

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