Entre la emotividad radiante de su música y el cariñoso recuerdo de familiares y amigos fue despedido el compositor Mario Kuri Aldana, quien falleció la noche del martes, a los 81 años, y cuyos restos fueron cremados este jueves.

Las exequias de ese hombre de dos mundos, como lo definió su amigo y colega Arturo Márquez, tuvieron lugar desde la noche del miércoles y hasta ayer al mediodía en una conocida agencia funeraria del sur de la ciudad.

En principio se hablaba de un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes la tarde-noche del mismo miércoles, pero, debido a la premura, la familia determinó que fuera más adelante.

La titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, acudió a la ceremonia fúnebre y allí expresó la disposición de la instancia para rendir dicho tributo en la fecha que se acuerde con los familiares del autor, así como con la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), del que mencionado creador era miembro distinguido, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

Luego de montar la primera guardia de honor ante el féretro, la funcionaria se mostró receptiva asimismo a la petición hecha por Lia Kuri Hernández, sobrina del compositor, para que el instituto resguarde y conserve el acervo de éste, tanto de partituras como de grabaciones.

Sobre ese tema, Armando Kuri, otro de los sobrinos, comentó a La Jornada que en tiempos recientes Mario Kuri Aldana, con ayuda de su hermano Armando, se había dedicado a recopilar un vasto archivo de música que tenía olvidada, entre partituras y grabaciones de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.

Todo eso fue rescatado y comenzó a digitalizarse, indicó, y a la fecha existen entre 15 y 20 discos compactos con ese material, integrado en su mayoría por música desconocida. Parte de ese trabajo lo hizo la familia, pero también la Fonoteca Nacional, a la cual le pedirá que retome dicha tarea.

A decir de Armando Kuri, su tío fue siempre proclive a seguir la música nacionalista: Admiraba a Silvestre Revueltas, éste era su punto de referencia. Estaba en esa línea, con los maestro Blas Galindo y José Pablo Moncayo.

Pero también incursionó en otros tipos de lenguajes musicales, aclaró, y mencionó en ese sentido que hay obras con aires cercanos a Igor Stravinsky, a quien también admiraba.

Es un acervo a descubrir, muy interesante y numeroso; fundamentalmente está integrado por música de concierto, precisó el familiar, quien recordó que Kuri Aldana incursionó además en la vertiente popular, principalmente con boleros, entre ellos el famoso intitulado Página blanca.

Al velatorio acudieron varios músicos, entre compositores, intérpretes e investigadores. Incluso, en la capilla, el Trío Scherzando realizó un homenaje musical al autor mediante la interpretación de algunas de sus obras. En tanto, que el compositor Jorge Córdova, en su condición de representante de la SACM, ofreció un breve discurso de despedida.

Después de montar guardia ante los restos del músico, el compositor Arturo Márquez, cuyo nombre goza de fama mundial merced su Danzón 2, recordó la relación de amistad que sostuvo con aquél.

Lo evocó como alguien muy simpático y de un singular humor negro: Lo recordaremos quizás no con tristeza, porque era una persona que admiramos y quisimos mucho, tanto por su gran personalidad como ser humano, amigo, que como compositor.

Destacó, también, el importante legado que el autor deja tanto en el ámbito de la música de concierto como en el popular.

Es uno de los continuadores del nacionalismo, junto con Leonardo Velázquez, son de la misma generación. Sin embargo, Mario tiene la característica muy especial de formar también parte de la la música popular mexicana. Su música es tocada lo mismo en el teatro Blanquita que en el Palacio de Bellas Artes, agregó.

Él está en los dos mundos sin ningún prejuicio, supo transitar en ellos sin problema. Entendía los boleros, los sones de su tierra, y la música de concierto. Era un hombre de dos mundos, en una fusión que hacía, pero era una sóla cara. Era Mario Kuri Aldana de frente, siempre.