Jueves 17 de enero de 2013, p. a13
Noé Hernández fue el último marchista mexicano en subir a un podio olímpico, al ganar la medalla de plata en los 20 kilómetros de Sydney 2000, luego de la descalificación en la meta de su compatriota Bernardo Segura, quien marchaba delante del polaco Roberto Korzeniowski.
El Chivo compartió la gloria olímpica con Korzeniowski (oro) y el ruso Vladimir Andreyev, ganador del bronce.
Noé Hernández Valentín, nacido en Chimalhuacán el 15 de marzo de 1978, se acercó al deporte entusiasmado por el futbol, que practicó desde los 12 años en la liga infantil con el equipo Toros, pero a los 14 su maestro de educación física lo canalizó hacia la marcha, disciplina en la que lo inició el entrenador José Jeremías Pío Luna.
Era el penúltimo de cuatro hermanos en una familia de escasos recursos. Con alimentación limitada y equipo prestado combinó la disciplina con sus labores de albañilería.
Representó por primera vez al país en la Copa Mundial de Monterrey, en 1997, pero aún le faltaba para acercarse a la elite.
La preparación bajo la dirección de Pedro Aroche lo llevó a clasificarse al Campeonato Centroamericanos y del Caribe de Atletismo de 1999 en Barbados, donde ganó oro con marca del certamen (1:20:49 horas).
Noé consiguió su lugar para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y el 22 de septiembre de ese año hizo la competencia de su vida.
Después de ese éxito Hernández bajó su rendimiento. En el Campeonato Mundial de Atletismo de Edmonton 2001 los jueces lo vieron flotar y fue descalificado.
En 2002, en la Copa del Mundo de Torino, llegó en cuarto lugar con tiempo de 1:22:50 horas. Se ausentó de los Centroamericanos en El Salvador por lesión, pero en 2003, en el Campeonato Mundial de La Coruña, fue cuarto y estableció la mejor marca de su vida (1:18.14 horas).
En Atenas 2004 fue descalificado por flotar. Una lesión de rodilla lo mantuvo inactivo casi dos años y luego trató sin éxito de clasificar para Pekín 2008.