Wallmapu, el País Mapuche
HUELGA DE HAMBRE Mauricio Waikilao En mi niñez el hambre era una vocecita Del libro Bitácora guerrillera, con prólogo de |
LA CHICA MELINAO Salvador Mariman Del libro Extiendo mis alas a pesar del largo invierno, |
MAPURBE
poemas de David Aniñir
Somos mapuche de hormigón
Debajo del asfalto duerme nuestra madre
Explotada por un cabrón.
Nacimos en la mierdópolis por culpa del buitre cantor
Nacimos en panaderías para que nos coma la maldición
Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes
Somos de los que quedamos en pocas partes
El mercado de la mano de obra
Obra nuestras vidas
Y nos cobra
Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia
Hija de mi pueblo amable
Desde el sur llegaste a parirnos
Un circuito eléctrico rajó tu vientre
Y así nacimos gritándoles a los miserables
Marri chi weu!!!!
en lenguaje lactante.
Padre, escondiendo tu pena de tierra tras el licor
Caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor
Somos hijos de los hijos de los hijos
Somos los nietos de Lautaro tomando la micro
Para servirle a los ricos
Somos parientes del sol y del trueno
Lloviendo sobre la tierra apuñalada
La lágrima negra del Mapocho
Nos acompañó por siempre
En este santiagoniko wekufe maloliente.
epu lemu curra felleley mai somos bosques de piedras I.N.E. ( INDIO NO ESTANDARIZADO ) Según el Censo de población y vivienda
Exótico O |
David Aniñir Guilitraro, nacido en Santiago de Chile, hijo de migrantes indígenas, ha resultado un fenómeno cultural en su país, al encarnar y dar voz al mapuche urbano, de manera desafiante, contra el estado de cosas que padece su pueblo, lo mismo que contra los estereotipos bien o mal intencionados. “Me dicen poeta mapuche y me carga por todo lo que conlleva: la discriminación positiva, el palmoteo en la espalda, y el ‘venga por aquí y pase por acá’”, declaró hace poco a la revista literaria y teatral Intemperie.
Su libro Mapurbe venganza a raíz, publicado inicialmente de manera independiente (Odiokracia Autoediciones, 2005), ya había trascendido al nivel coloquial cuando salió su primera edición comercial (Pehuén Ediciones, Santiago, 2009), convertido en un potente símbolo del mapuche moderno, metalero, rebelde, contestatario y sarcástico. Asume su “condición” como tal pero, dice, “no quiero que mi poética sea clasificada sólo como mapuche”. Lo que sucedió con Mapurbe, “como concepto”, en un principio “me asustó y sorprendió porque se me iba de las manos; a estas alturas no me pertenece, es parte del patrimonio cultural mapuche urbano y el movimiento en general”, añadió. “Pero tampoco quiere ser un oportunista porque está la papa: tení los pómulos altos, un trarilonko y un apellido tal, y ¡listo! No, no me gusta eso. Quiero que la calidad de mi obra hable por mí, no por el hecho de tener tal o cual apellido”.