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Rechaza que otra falleciera por mordeduras; cayó de una pirámide en el Cerro de la Estrella

Exculpa la PGJDF a 25 perros de causar la muerte a cinco personas

En el caso de la joven Gabriela Nataret, se presentaron a declarar el novio y un primo, quien al parecer intentó vender alguna de sus pertenencias, señala

Especialista duda de versiones

 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de enero de 2013, p. 36

Por su comportamiento y fisonomía, los primeros 25 perros capturados por la Briada de Vigilancia Animal, de la Secretaría de Seguridad Pública, en el Cerro de la Estrella, fueron descartados por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) como los agresores de las cinco personas que murieron a consecuencia de las mordeduras de los animales.

Mientras, continúa la aplicación de exámenes de ADN y comparativos de los pelos que se encontraron en la ropa de los fallecidos, para certificar si participaron en alguno de los ataques. También informó que no se encontró materia orgánica humana en el organismo de los cánidos.

Asimismo, señaló que la muerte de Mario Rafael Hernández Rojas, quien fue encontrado sin vida el pasado 6 de septiembre en la zona de reserva ecológica del Cerro de la Estrella, fue a causa del traumatismo que sufrió al caer de una pirámide. Según la necropsia, la víctima falleció por las alteraciones viscerales y tisulares por el traumatismo craneoencefálico y traumatismo profundo de tórax.

El dictamen pericial en materia de mecánica de hechos determinó que la víctima se encontraba presumiblemente en la parte alta de la pirámide y cayó, causándole los traumatismos a nivel de cráneo y tórax.

Las lesiones, como escoriaciones y equimosis en múltiples regiones del cuerpo, fueron producidas por el contacto con las rocas; las heridas expuestas atrajeron la diversa fauna del lugar, que le desgarró la ropa y lo devoraron parcialmente; es decir, los perros llegaron cuando el joven, de 25 años, ya había fallecido, informaron las autoridades.

En tanto, por la muerte de Ana Gabriela Nataret, de 15 años, ocurrida el 16 de diciembre anterior, ya fueron presentadas dos personas a declarar: el novio de la víctima, Enrique Pérez Jiménez, de 15 años, y un primo, identificado por la madre de la joven, pues al parecer intentó vender alguna de sus pertenencias.

La mujer se niega a aceptar que la muerte de su hija fue a consecuencia del ataque de una manada de perros.

Por su parte, la etóloga Josefina Martín señaló que la existencia de pelos en los cuerpos de las personas halladas en el Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, no es prueba contundente para asegurar que las mató una jauría.

Apoyada en una experiencia de más de 32 años de trabajo con animales, la protectora independiente reconoció que puede haber agresión, pero de eso a matar a alguien hay una gran diferencia. Los perros sacuden a su víctima, la desgarran, acotó.

Recordó que las jaurías son hechas por los hombres con el objetivo de cazar, por lo que advierte que, en este caso, no se puede hablar de una jauría, porque los perros rara vez andan en grupos tan grandes. En estado feral no van en manada, porque no necesitan cazar, ellos son más de basura.

La especialista remarcó que es de dudarse la explicación que dan las autoridades.

Comentó que falta educación entre la población, porque la mascota es pequeña, se quiere tener en casa, pero conforme va creciendo la sacan a la calle o la abandonan en un parque.