stremece cuando en medio de un desplome del empleo, déficit alimentario de más de 20 años y un ominoso ingreso de capitales golondrinos (en 2012 entraron unos 140 mil millones de dólares –mmdd–), voceros oficiales y de la IP anuncien, como en riesgoso trance de euforia, que los fundamentales están sólidos
. Quizá es por la perspectiva de fabulosos negocios al abrigo del Programa de Ajuste Estructural (PAE) impuesto por Estados Unidos cuya macroeconomía incluye la austeridad y mantener la desregulación de los flujos especulativos, como la que agilizó la debacle de diciembre 1994 y el gran saqueo que siguió bajo un rescate
a favor de los especuladores, que puso la reserva petrolera de aval y bajo la jurisdicción de la Corte del distrito de Manhattan. Desde entonces las grandes firmas extranjeras y asociados locales, gracias a los PAE, cosechan enorme riqueza en sectores que van de la agricultura, el comercio, los ferrocarriles y la maquila, a la banca, la cerveza, las pinturas.
Como muestra un botón: el desastre humano y económico del PAE agrícola, el Agricultural Sector Structural Adjustment Loan –AGSAL I y II– dotado en 1988 con 400 mdd para: 1) eliminar los subsidios globales a los alimentos, 2)reducir la intervención del gobierno en los mercados agrícolas eliminando precios de garantía de los granos, exceptuando en una primera fase el maíz y frijol, ya que, según el BM-FMI-BID, 3) los precios debían ser determinados por el mercado
. Como resultado de la eliminación de los mecanismos de regulación –finiquito de Conasupo– se dio un cheque en blanco a la especulación con los granos, fundamento de la dieta popular. Empezó el festín agrario y a los 400 mdd se agregaron otros 700 mdd para que los agricultores prosperaran más, 4) eliminando los controles de exportación y las restricciones cuantitativas en productos clave, 5) reduciendo el papel de nuestras paraestatales agrícolas, 6) liberalizando el comercio agrícola, 7) retirando los subsidios a los insumos, 8) reduciendo la inversión pública en el campo, 9) aplicando la descentralización y recorte de personal en la Secretaría de Agricultura.
Según la presidencia del BM, el éxito mayor fue la modificación (1991) del artículo 27 Constitucional porque propició la subdivisión de los ejidos y su conversión a propiedad privada. Se abrieron las puertas a las grandes firmas transnacionales, que hoy devastan al país. Se alentó la desregulación y la eliminación de la producción nacional de granos, en favor de las importaciones, mientras que se orientó a la agroindustria mexicana a la producción de legumbres y frutas para exportar. Un estudio de Carlos Heredia y Mary Purcell (Development Gap, 1995) muestra cómo con la eliminación de Fertimex y Pronase, el Ajuste Estuctural Agrario
dejó a los campesinos sin la protección de los precios de garantía, sin fertilizantes y sin semillas mejoradas, reduciendo todo subsidio.
Lanzaron a 2 millones de campesinos –y sus familias– a la calle y a la frontera. Pero para el BM-FMI-BID los éxitos
fueron y siguen siendo considerables: las importaciones crecieron año con año a un ritmo de más de 20 mil mdd. Entre enero y septiembre, 2012, según el Banco de México, el país erogó 17 mil 926 millones 391 mil dólares para comprar alimentos a otros países
(La Jornada 6/1/13). Aunque el déficit puede ser mayor en alimentos vitales a la canasta básica, los cereales registran un déficit de 4 mil 306 mdd el mayor entre todos los alimentos, México compró 12 veces más cereales de los que vendió
y las semillas y frutas oleaginosas tuvieron un saldo negativo de 3 mil 92 mdd; el déficit de las carnes fue de mil 857 mdd, el de grasas animales o vegetales fue por mil 158 mdd y el correspondiente a la leche, lácteos, huevo y miel ascendió a mil 156 mdd” (id).
Para manejar
el estallido
se instituyó el Procampo (4 mil mdd iniciales) que, según los asesores del embajador de Estados Unidos James Jones, fue creado a la luz del TLC para opacar el dolor del campesinado
, ya que la privatización ha tenido consecuencias abruptas y catastróficas para la población rural mexicana que pocas posibilidades tiene de modernizarse para competir en el marco del TLC.
El gran beneficiario fue Estados Unidos porque, como lo dicen esos asesores, “el giro en los cultivos de las tierras mexicanas favorecerá una mayor importación de maíz y frijol en el corto plazo. El giro en los cultivos mexicanos hacia otros productos básicos –trigo, sorgo, soya, arroz y algodón– hará que para el mediano y largo plazos se dé una mayor demanda de estos bienes sobrepasando la capacidad productiva nacional e incrementando las importaciones de Estados Unidos”.
Los PAE, bajo facha de reformas estructurales
, impulsan la economía de Estados Unidos, sus grandes firmas y a un selecto grupo de cómplices locales. Con la agricultura en ruinas, ahora van tras el platillo mayor del festín privatizador: electricidad, petróleo y el gas ¡shale!
¿De ahí la euforia?