Desde 1994 buscan dignidad y el derecho a vivir en su propia cultura: obispo Raúl Vera
El gobierno actual, obligado a retomar los acuerdos de San Andrés, dice Gonzalo Ituarte
Miércoles 2 de enero de 2013, p. 6
Los tres comunicados dados a conocer por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) envían un mensaje a la sociedad mexicana y a la clase política: que sus ideales y sus miembros siguen presentes y vigentes y que son capaces de plantear su visión de la realidad nacional, que ha dejado más marginación y pobreza para los pueblos indígenas.
En ello coincidieron el obispo Raúl Vera López y fray Gonzalo Ituarte, dos de los actores que acompañaron al entonces obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, en sus gestiones pacifistas tras el alzamiento de los zapatistas el 1º de enero de 1994.
Entrevistados por separado acerca de los tres documentos emitidos por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), ambos prelados señalaron que quienes siguieron de cerca el proceso y los diálogos de San Andrés Larráinzar comprenden perfectamente las palabras y el objetivo del EZLN.
Vera López, hoy obispo de la diócesis de Saltillo, Coahuila, afirmó que lo que se expresa en los comunicados, es en parte lo que desde 1994 vienen buscando los indígenas zapatistas: su dignidad y el derecho que tienen a vivir dentro de su cultura.
El proyecto zapatista se inscribe dentro de uno más amplio. Ellos querían ofrecer desde su cultura un proyecto político a la nación y no han dejado de decirlo. Nos están diciendo que México necesita el modelo alternativo que han planteado desde siempre, que desde su cultura los indígenas saben que la vida humana tiene un valor único por encima de cualquier baratija que les quieran ofrecer. Es un proyecto de la construcción conjunta de su sociedad.
Fracaso del capitalismo liberal
El obispo de Saltillo aseguró que el proyecto indígena representa una alternativa ante el fracaso del capitalismo liberal, que ha conducido al país a mayores niveles de pobreza, miseria y desigualdad, particularmente en los pueblos originarios; a arrebatar a los trabajadores sus derechos más elementales, coronado con la reciente aprobación de la reforma laboral, y a un elevado grado de corrupción, con un crimen organizado metido en las entrañas de la estructura política nacional.
De la misma forma que el EZLN, Vera López se pronunció por que el Estado mexicano eleve a rango constitucional los acuerdos de San Andrés –firmados en 1996 por el gobierno priísta de Ernesto Zedillo–, pues estos lineamientos son un ejemplo
de cumplimiento del Convenio 169 de la Organización Internacional del trabajo.
“El gobierno federal está obligado a cumplir con ese pendiente, que no sólo beneficia a los zapatistas sino a todos los indígenas del país; por eso es que (en uno de sus comunicados) afirman su pertenencia al Congreso Nacional Indígena, volviéndole a hablar a los pueblos originarios de México.
Los que tenemos en la memoria el proceso que se vivió en los diálogos de San Andrés y la conclusiones a las que se iba llegando entendemos perfectamente lo que están diciendo, en el sentido de que el país se ha cerrado a recibir toda riqueza de la cultura indígena para ser una nación más humana.
Gonzalo Ituarte, quien era vicario de la diócesis de San Cristóbal cuando ocurrió el alzamiento del EZLN, afirmó que los textos firmados por el subcomandante Marcos son una buena noticia, pues así expresan su palabra y nos dice que están presentes. Y es una invitación a muchas otras personas a plantear su visión de la realidad y a dar una postura sobre la situación del país
.
El sacerdote apuntó que los comunicados presentan una postura crítica de la realidad nacional, pero a la vez son una autocrítica al propio zapatismo para abrir nuevas interlocuciones y retos.
Respuesta al desconocimiento
Además, son una respuesta al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong –quien la semana pasada dijo que el EZLN no conoce al gobierno actual–, y un recordatorio de que conocen, y bastante bien
, a los gobiernos emanados del PRI.
Es una forma muy lúcida de enfrentarse al Estado. El problema no es de personas, sino del Estado mexicano, aunque se refieren a personas específicas que tienen cuentas pendientes con la historia de México. Pero corresponde al Estado en su conjunto resolverlo, pues ha permitido y legitimado una deformación del país, particularmente del gobierno de Carlos Salinas de Gortari para acá, donde se desenraizó el proceso de México y se ha intentado transferir a otra realidad que no nos correspondía y que acabó condenando a mayor empobrecimiento, marginación y aislamiento a los pueblos indígenas.
Por ello, los funcionarios públicos están obligados a retomar los compromisos de San Andrés Larráinzar, que se construyeron a partir del levantamiento zapatista y la presión social que impusieron, pero en los que participaron otros sectores: el resto de los pueblos indígenas, académicos, líderes sociales, universidades, extranjeros, organizaciones civiles, un sector de la Iglesia católica y protestantes.
Todos aportamos en ese momento con la esperanza de que no hubiera engaño, pero todos fuimos traicionados, no sólo los zapatistas.
Sobre el señalamiento de que el EZLN tenderá puentes con otros movimientos sociales, Ituarte sostuvo: Reconocen que han tenido errores y dificultades; esto es importante para sanear su propia historia. Efectivamente, han tenido etapas en las que no supieron valorar y calibrar lo que significaba el apoyo, respaldo, interés y organización de otras organizaciones, instancias y personajes que supieron valorar y reconocer el aporte de los zapatistas y, en contrapartida, no hubo en esa etapa manera de que esta alianza diera mejores frutos. Por ello es saludable la expresión de buscar construir nuevos puentes para relacionarse con otras personas que desde México también buscan con otras formulaciones y desde otras plataformas una transformación de este sistema
.