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Mejorar las normales, reto en educación

Existen problemas pedagógicos y políticos en el sector, afirma el experto Carlos Muñoz Izquierdo

 
Periódico La Jornada
Lunes 31 de diciembre de 2012, p. 36

Carlos Muñoz Izquierdo, experto en el modelo educativo nacional e investigador emérito de la Universidad Iberoamericana (Uia), advierte que la gran transformación en la materia se inicia con la formación del maestro, el cual se ha convertido en repetidor de instrucciones, sujeto a una práctica pedagógica sumamente rutinaria.

Galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012 en la categoría de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, en entrevista con La Jornada subraya que el gran problema es básicamente pedagógico, pues prevalece como reto alcanzar la calidad y equidad educativa, que ésta deje de ser poco relevante y pertinente.

Conocedor desde hace más de tres décadas de los múltiples esfuerzos por impulsar una verdadera revolución en la materia, asegura que mejorar la formación de millones de mexicanos es un esfuerzo que demanda soluciones pedagógicas, técnicas y políticas.

–A unos días de que se inicio una nueva administración federal, ¿cómo valora la reforma educativa?

–Mucho de lo que propone la reforma se intentó en sexenios pasados. Plazas por concurso, evaluación de docentes y alumnos, pero es muy obvio que se atravesó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En el caso de la evaluación de los maestros, la empezaron a diferir argumentando problemas técnicos, y no todas las plazas se concursan. Lo que intentó el presidente Enrique Peña Nieto con la reforma fue quitar un tapón que obstaculizaba que esto se llevara a la práctica. Esperemos que el nuevo secretario de Educación Pública (Emilio Chuayffet), que es un político, sí tenga la capacidad de llevarlo a cabo.

Sin embargo, no es nada nuevo. Está bien que hagan el intento, pero en realidad el problema de la educación es básicamente pedagógico. Tiene que ver con la calidad y la equidad. Y este problema tiene, evidentemente, una pata política, una pedagógica y una más técnica.

–¿Qué efecto ha tenido este sistema educativo en los niños?

–En una sociedad desigual como la que tenemos, hemos podido tener cierto crecimiento económico porque el mercado demanda muy poca mano de obra de alta calidad. No se ha entendido que la educación es condición para el desarrollo de un país. Nos compra el billete de la lotería, pero hay que trabajar para sacártela.

“Y hasta hoy el sistema económico opera porque no requiere de mucha gente capacitada, lo cual implica que no podamos abatir la pobreza, lo que demanda educación y empleo. Podemos constatar que sólo uno o dos de cada cinco egresados de educación superior tiene empleo; en contraste, hay mucha gente sin los conocimientos adecuados para salir adelante, incluso en el mercado informal.

Creo que si más personas con mejores niveles educativos buscaran una alternativa de empleo en la instalación de un pequeño negocio o en el comercio, podrían generar empleos y tener más éxito que como ocurre actualmente, que planifican y toman decisiones más por corazonadas que por conocimiento real. Ese es el valor de la educación: puede mejorar la vida y el desarrollo de una nación.

–¿Cuál es, entonces, el papel de los maestros en la búsqueda de la calidad educativa?

–El problema es que su formación pedagógica se ha convertido en algo libresco. Muy teórica, enlatada, y la prática docente se ha vuelto algo sumamente rutinario. Un verdadero profesor debe ver cada caso de acuerdo con el alumno que tiene enfrente. Los debe estudiar, investigar y conocer las causas de sus problemas formativos. No puede ser lo mismo para todos.

–¿Pero esto no demanda que dejemos de ver en el profesor al responsable de todos los problemas de la escuela?

–Apoyo que la docencia sea aplicada por equipos. Actualmente se paga un dineral a comisionados del SNTE por no hacer nada, y muchos podrían ser maestros auxiliares o tutores y hacer un acompañamiento del alumno; pero tenemos que reconocer que en el aspecto de la inversión de los recursos el gobierno federal ha sido muy descuidado.

Recursos mal distribuidos

–¿Se invierte mal en educación?

–Tan sólo los programas de apoyo como Enciclomedia se distribuyeron de forma desequilibrada. Los recursos se destinan en mayor proporción a las zonas ricas que a las pobres, cuando debería ser al revés. Hace algunos años hicimos un par de estudios que revelaron que las administraciones federales no saben aprovechar las sinergias; por ejemplo, en la carrera magisterial. Las acciones de inversión son aisladas, no van a un nivel micro, se aplican como pueden, lo que genera que los recursos se gasten mal y favorezcan a quien está mejor en términos económicos.

Se necesita una planeación educativa muy detallada para que se aseguren los recursos adecuados y sean capaces de compensar las diferencias. Un ejemplo es el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que desde su fundación, hace 50 años, aplica una política similar a la de ir tapando hoyos en una carretera, cuando debería convertirse en el motor de la innovación educativa.

–¿Pero cuál es la clave para mejorar de forma consistente la calidad educativa?

–Mejorar las normales.

–¿No lo dejó satisfecho la reciente reforma de la educación normal?

–No, porque no está enfocada a una pedagogía de la equidad con visión moderna, y mientras no se trabaje en ese campo y se descubran las necesidades de los alumnos, tendremos un maestro que dicta su clase, y los niños que tengan una familia y todos los apoyos van a salir bien; el resto no lo va a lograr.

–Entonces, ¿se quedó corta la reforma curricular para las escuelas normales?

–Es un principio, pero el método de cómo la aplico me debe obligar a ser capaz de adaptar cada cosa a distintas circunstancias. Sin duda se deben tener objetivos comunes en la formación docente, pero esos estándares que queremos alcanzar se pueden conquistar por muchos caminos, no sólo por uno.

Además, no se puso énfasis en lo didáctico, que es clave. Requerimos de una escuela donde se enseñe de otra manera, con maestros enfocados a sus alumnos. Hoy tienen mejor formación académica, pero en el aula aplican la misma medicina a todos los estudiantes, aunque no tengan las mismas necesidades.