Nombre de perro es el título de su novela más reciente, publicada por Tusquets
Con la guerra al narcotráfico nada se ha resuelto, sólo creció el número de muertos, asevera
Lunes 31 de diciembre de 2012, p. 7
A propósito de su novela más reciente, Élmer Mendoza manifiesta a La Jornada: Soy un escritor realista; siempre termino ocupándome de algo vinculado con los problemas de mi país. La verdad, ya quisiera escribir cosas rosas, pero la realidad es muy fuerte
.
En su libro Nombre de perro (Tusquets), el protagonista Édgar, el Zurdo Mendieta, investiga la ola de asesinatos de dentistas y termina sumergido en las redes del narcotráfico.
Autor de La prueba del ácido y Balas de plata, Mendoza explica que desde hace 50 años mantiene una relación emocional con el tema del narcotráfico y sus obras reflejan lo que ha visto. Sin embargo, su percepción sobre los narcos y la violencia ha cambiado.
“La violencia actual, pienso que no tiene que ver con mi escritura. Es un fenómeno con el que he convivido muchísimos años, dije 50, a lo mejor son más. Esto me da una perspectiva de una relación con el tema probablemente distinta a la de los que escriben impresionismo de lo que sucede; así, debo soportar los calificativos de narcoescritor, narconovela, aunque piense que mis novelas tienen más cosas que el tema.”
Élmer Mendoza considera que el narcotráfico se ha afinado; comenzó como un negocio de cierto riesgo, luego requirió una dosis de violencia, de toma de posesión y defensa de territorios hasta lo que hoy es: un gran negocio con un saldo mortal demasiado alto.
“He visto en la prensa –señala– que se han cometido más delitos, pero siempre se han cometido muchos que no se han juzgado, mucho menos castigado. El cambio puede ser eso, que hay una focalización del delito, el más cierto, el más puntual, y también creo que hay un incremento en la crueldad en el tráfico de personas y la prostitución infantil, que son también fuertes. Parece que el narco sigue funcionando, no tranquilamente, pero sí abasteciendo el mercado con puntualidad.”
Respecto del auge de la literatura sobre el narcotráfico y la violencia que genera, el escritor asegura que dentro de la novela negra existe un grupo de autores mexicanos y latinoamericanos que han creado obras actuales.
“Hacemos –indica Mendoza– una novela de nuestro tiempo, con más intenciones que contar una historia, desarrollar una estética, una forma que marque y atestigüe la evolución de un género, y lo estamos consiguiendo.
“Nuestras novelas ya no son descalificadas a priori; son policiacas, llegan a los lectores y despiertan el interés de la crítica.”
A Élmer Mendoza le gusta utilizar el lenguaje de la calle en sus novelas, es parte de su personalidad, y los lectores saben que pueden encontrar en sus historias expresiones conocidas. El lenguaje, sostiene, informa sobre la evolución de un pueblo, cómo es su cultura, cómo nombran las cosas.
El lenguaje tiene mucho que ver con mi yo escritor. El manejo del lenguaje de la calle es la parte auténtica que tengo y con el trabajo requerido puedo crear buenas líneas. Es un ejercicio que me encanta
, añade.
En Nombre de perro relaciona a los jefes del narco con el poder político y policiaco; critica la guerra contra el narcotráfico, pues cree que nada
se ha resuelto.
El ex presidente apostó demasiado a la guerra; es espectacular la gente relacionada con la violencia. Todavía antes de dejar el poder, pensaba que lo hizo bien, que ejerció una política adecuada. Mi percepción es que no resolvió nada; lo único que hicieron fue aumentar el número de muertos.
A través del detective el Zurdo Mendieta describe los pactos, las traiciones y las venganzas en el mundo del narcotráfico.
La nueva novela sobre el Zurdo Mendieta tiene como eje la venganza, porque al autor le interesó adentrarse en los motivos de las personas para vengarse; qué deudas vale la pena cobrar y cuánto tiempo tiene que pasar para que prescriban, y si no prescriben, por qué.