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La cantautora y tallerista ha grabado cuatro discos; busca foros donde presentarse

Las personas mayores también pueden blusear: Luz Urbana

He hecho música por necesidad económica y espiritual; pide que los promotores no tengan prejuicios con los artistas viejos

Sus maestros fueron unos chavos banda de la Ciudadela

 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de diciembre de 2012, p. 8

Las adultas mayores tienen muchos miedos, pero no saben que pueden amar, ser amadas, tener anhelos, sentirse vivas, y por qué no, blusear; es decir, componer y cantar canciones al ritmo de blues y de otros géneros, considera Luz Urbana, cantautora, tallerista de teatro, artista plástica aficionada y profesora de inglés, con más de más de siete décadas de edad y el dinamismo y la enjundia de una veinteañera.

Como Luz Alcázar Rodríguez fue inscrita en el Registro Civil. Promueve uno de los cuatro discos que ha editado bajo su propia gestión, así como con el apoyo de sus amigos e hijos. Tiene la intención de que le manufacturen como se debe el álbum de 16 rolas –en el que la acompañan Gibrán, Perrito, Alejandro García, Alejandro Rosas y Jorge García, entre otros– que tiene por título su nombre artístico y en el que destaca el ritmo nostálgico de los 12 compases, pero con composiciones inspiradas en el amor, el desamor, la ciudad y sus habitantes.

Pide que los promotores no tengan prejuicios con los artistas viejos que no son menos talentosos que un joven.

Su guitarra, que es su marido, porque le da de comer, fue su salvación hace unas dos décadas, cuando decidió dedicarse a cantar, por así decirlo, profesionalmente. Se inició haciéndolo en microbuses, componiendo piezas de lo que veía, lo que olía y sentía. Ahora se ha presentado en varios medios y foros, donde ha regalado muestras de su ingenio, y no dice su verdadera edad para que no se le espanten los galanes.

Una guitarra/marido

La artista cuenta: “La música la he hecho por necesidad y por gusto, siempre por esas dos cosas. Y es necesidad económica y espiritual, así como la de comunicar algo a la gente. Me tardé 30 años en decidirme. La primera vez que canté lo hice a capella porque nadie me quiso acompañar con la guitarra, pero con eso pude de llevar de comer a mis hijos David Moisés, Abraham y Emmanuel. Estaba separada, viviendo sólo con ellos, quienes después me ayudaron a aprender a tocar la lira”, confiesa en entrevista con La Jornada. En cada pausa canta un fragmento de sus rolas para explicar mejor al reportero, a quien presume las más de 18 mil visitas en Youtube a una de sus rolas emblemáticas: Tranquis, oda popular a la esperanza, video que grabó con el conductor Facundo.

Dice Luz que antes de decidirse a tomar a su marido pertenecía a grupos de teatro. De hecho, creó algunos monólogos como el que hizo con apoyo de la delegación Venustiano Carranza para desalentar el uso de las drogas; otro más: Una loca en la ciudad, que presentó en algunos foros. Su activismo la ha llevado a participar en protestas pacíficas y culturales en las que sin más, y al bote pronto, crea piezas de blues, claro, en las que refleja el sentir de las demás personas.

Es una creadora innata que al saber de algún tema ya quiere componerle una canción.

Dice: Las rolas salen. Hay veces que las ideas están dentro del cerebro y no son concretas. A veces tienen relación con las fantasías; también surgen cuando a uno le impresiona o le gusta algo, o cuando se sufre. Hay de igual forma las de tu propia vivencia o de lo que anhelas.

A ella la ha inspirado el amor. Se ha enamorado como un millón 800 mil veces, dice.

A mí lo que me gusta en un hombre es la sensibilidad y la sinceridad, la inteligencia; que demuestren que tienen algo dentro. También hay cosas que no tienen que ver con la pareja que llaman la atención; por ejemplo, una injusticia, como ver a niños pequeños que trabajan en la calle. Hablamos de esos temas.

Cuenta que primero quería ser poeta y no cantante. “Me hice cantante ya de madura y tuve la oportunidad de participar en programas como Sabadeando, del Instituto Mexicano de la Radio, así como en Radio Educación. He grabado discos con Gibrán, Daniel Acosta Galindo y Perrito (del grupo León Vago), un señor que me enseñó mucho. Tengo otros ritmos además de blues, como las rancheras, los boleros y hasta el rocanrol, pero casi todo me sale en blues, porque me gusta mucho, por eso del sentimiento. Además ese género tiene la ventaja de que es muy libre y puedes expresar de todo. Todas las letras y la música son mías.”

Foto
Luz Urbana muestra su autorretrato, en el Parque de los VenadosFoto Elizabeth Pérez Islas

Los maestros de Luz Urbana eran unos chicos banda de La Ciudadela, en el Centro Histórico. “Ellos tocaban y me motivaron a hacer rolas. Se autonombraban Radio Palmera, porque cuando llovía todos nos cubríamos del agua en una palmera gigante de ese jardín. Cuando comencé me decían que era blues, pero yo tocaba como podía. Me hice amiga de músicos y ellos también me comentaron que todo lo que componían era blues. Yo no lo sabía. Recuerdo que desde jovencita hacía mis rolas y con la grabadora de mi mamá las registraba y cantaba a capella. Cuando me junté con esos chicos ya tomé la guitarra”.

A los 19 años, Luz se enamoró de un muchacho de la escuela que nunca le correspondió. Le hice muchos versos y hasta una rola. Fue el inicio.

Afirma: “Creía que en el mundo tener una pareja es la felicidad y, si no la tienes, ¿no eres nadie?, o ¿todos desconfían de ti? Tranquis... es una oda para decir no hay problema. En la vida hay cosas bellas por contemplar, como las plantas o tener amistades hermosas. Uno no debe despreciar a nadie. Aprendes hasta de los que están en la cárcel”.

Cuando era niña nunca se imaginó que podría vivir de la música. Me imaginaba tener una pareja y no tener hijos, y fue al revés: tengo hijos pero no pareja.

Sabe que eso de blusear no es normal para las personas mayores. Relata: “Estuve en un grupo de yoga con puras de esa edad. Creo que les caía mal porque preguntaba mucho y ellas sólo odiando a sus esposos y se la pasaban viendo taranovelas; todas se peinan igual, con el pelo cortito, y la ropa floja y casi no se pintan, y yo, con mi melena, pues les parecía diferente. Tengo amigas que están igual de locas que yo y hacen cosas, como Enriqueta Rodríguez, ex funcionaria de la SEP. Ellas sí me comprenden.”

Nunca me he reprimido para hacer algo

Aparte de blusera, teatrera y loca, a Luz le gusta “descubrir y hacer cosas, así soy feliz. También salir con mi perra a caminar a su lugar favorito: el parque (de los periodistas, en las avenidas Fray Servando y Congreso de la Unión). Esa canina es una rebelde, como yo. Siempre he trabajado en cosas que me gustan. Nunca me he reprimido en nada. Me gustaría tener una pareja estable y no la tengo, y eso me pone triste. Tengo etapas en las que estoy deprimida, pero lo que hago cuando estoy así es ver películas de Cantinflas, Tin Tán, Mauricio Garcés o Eddie Murphy. Son mis medicinas para la depresión”.

Ahora, espera que alguien le ayude a producir su disco de blues de manera adecuada, no tan artesanal, como hizo ella, “y tocar en vivo en un restaurante o en un café, o dar canciones a un grupo para que me reconozcan; que mis discos se puedan vender de forma profesional. Creo que debes dejar escrito algo para cuando te mueras, algo que quede para la gente. Si compones es un deber no ser egoísta, dejar algo y demostrar que la gente de la tercera edad no somos estúpidos o incapacitados. No tenemos la misma energía, pero es normal; sin embargo, tenemos algo que es la experiencia.

Antes, la sociedades inteligente como la de los griegos o los mexicas tenían un consejo de viejos, quienes eran los que decidían, concluye.

El correo de Luz Urbana para contrataciones es [email protected] o se puede llamar al teléfono: (55) 19 98 47 24