Alemania aprovechará 2013, dedicado a los autores, para recordar sus múltiples facetas
Son nuestro Antiguo Testamento
, define el escritor alemán Martin Walser
Desde 2005, sus populares relatos figuran en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco
Miércoles 19 de diciembre de 2012, p. 5
Berlín, 18 de diciembre. Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta... Pocas historias modelaron tanto la imaginación del género humano como los cuentos de los hermanos Grimm. Este jueves cumplen 200 años convertidos en un tesoro cultural que va más allá de religiones, modas, países y edades.
Son nuestro Antiguo Testamento
, resumió el escritor alemán Martin Walser sobre la colección de relatos populares publicada por Jacob y Wilhelm Grimm el 20 de diciembre de 1812.
Desde esa primera edición, Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm se tradujeron a más de 170 lenguas. Están considerados entre los libros más difundidos en el mundo y la obra más influyente de la literatura alemana en el exterior, junto con la Biblia de Lutero.
A partir de 2005 son parte del Programa Memoria del Mundo de la Unesco.
¿Cómo se explica ese éxito? “Sus cuentos tratan diversos conflictos de una forma ejemplar. Los problemas se resuelven desde una visión optimista del mundo, desde un ‘principio de esperanza”’, asevera Hans-Jörg Uther, experto en los Grimm.
Para el profesor Holger Ehrhardt, de la Universidad de Kassel, donde los Grimm vivieron y escribieron parte de su obra, el ser humano contó cuentos y mitos a sus niños desde siempre por razones pedagógicas
. La narración ofrecía a los pequeños lecciones de vida y a los adultos explicaciones sobre fenómenos naturales, como el rayo
.
Reconocidos filólogos
Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) comenzaron a recopilar y rescribir antiguos cuentos de hadas en 1806 después de conocer a los escritores románticos Clemens Brentano y Achim von Arnim, también dedicados por entonces a investigar textos populares.
La búsqueda no se limitó a fuentes escritas: los Grimm rastrearon bellas heroínas, brujas, hadas y pócimas en numerosos relatos orales de amigos y colaboradores en la región de Kassel, centro de Alemania.
La primera edición quedó lejos de ser un éxito: la descripción explícita de algunos pasajes escabrosos y los apuntes científicos de los autores no ayudaban precisamente a conquistar un público amplio
, se explica en la página electrónica del aniversario (www.grimm2013.de/en).
El mayor de los Grimm, Jacob, vio cumplido su objetivo de salvar del olvido cuentos de la tradición oral y dejó de lado la obra. Sin embargo, Wilhelm supo ver el potencial del libro para el público infantil y dedicó los años siguientes a revestir los textos del estilo romántico que los inmortalizó.
Buen ejemplo de esa transformación es el cuento Caperucita Roja. La versión de los Grimm elimina los pasajes más violentos y eróticos de la leyenda original, en la que el Lobo invita a la niña a acostarse con él y a comer carne de la abuela asesinada, y añade el final feliz más difundido hoy.
El aburguesamiento de la tradición popular y el hecho de que las versiones de los Grimm terminaran haciendo olvidar los relatos originales siguen siendo hasta hoy las principales críticas a la obra.
La edición de 1857 comenzó a perfilarse como bestseller. De los cerca de 200 cuentos, algunos tienen apenas una decena de líneas y otros varias páginas. La mayoría describe cómo un protagonista virtuoso –casi siempre femenino– se encuentra con el mal y termina venciéndolo. La mitad comienza con el famoso: Había una vez
.
Pero el legado de los Grimm no se limita a la recopilación de historias tradicionales. Ambos fueron reconocidos filólogos que dejaron aportes significativos en campos como la gramática comparada y la lingüística.
Considerados los fundadores de la filología alemana, redactaron el Deutsches Wörterbuch, un ambicioso diccionario alemán, y dejaron la llamada Ley de Grimm
sobre cambios fonéticos que sigue estudiándose hoy en las facultades de letras de las universidades.
Alemania aprovechará el aniversario para recordar esas facetas durante el año Grimm
2013. Los organizadores esperan más de 100 mil visitantes a una amplia oferta de exposiciones, festivales de teatro y seminarios en Kassel y otras ciudades del país.