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La prótesis tiene la agilidad más cercana a la de una extremidad humana lograda hasta ahora

Implantan con éxito en EU brazo robótico controlado por la mente

Es fantástico; sólo es cuestión de pensar quiero mover eso, dice la beneficiada, quien sufre parálisis del cuello para abajo

El traductor de las señales cerebrales, el principal avance, afirma uno de los autores

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Jan Schüermann se ayuda con el brazo robótico para comer una barra de chocolateFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 18 de diciembre de 2012, p. 2

Londres, 17 de diciembre. Investigadores de Estados Unidos desarrollaron un brazo robótico controlado directamente por la mente que tiene el grado de agilidad más próximo a la de un miembro humano normal logrado hasta ahora.

Jan Schüermann, una mujer de 53 años que fue diagnosticada con una enfermedad cerebral degenerativa hace 13 años y está paralizada del cuello para abajo, es capaz de operar el brazo robótico con un nivel de control y fluidez nunca visto en este tipo de prótesis avanzadas.

“Es fantástico. Estoy moviendo cosas. No lo había hecho durante alrededor de 10 años (...) Es sólo cuestión de pensar ‘quiero hacer eso’”, dijo Scheuermann durante una conferencia de prensa.

Expertos califican el suceso como un notable avance para las prótesis controladas directamente con el cerebro. Otros sistemas ya han permitido a pacientes paralíticos mecanografiar o escribir a mano con sólo pensar en las letras que quieren plasmar. Y el mes pasado, investigadores en Suiza usaron electrodos implantados directamente en la retina para permitir leer a un paciente no vidente.

El desarrollo de interfaces cerebro-máquina se desarrolla rápidamente y los científicos predicen que la tecnología podría utilizarse finalmente para esquivar los nervios dañados y despertar los propios músculos paralizados de la persona.

Comparado con el exoesqueleto

Mientras, dicen, sistemas como este podrían compararse con el exoesqueleto robótico, que permite caminar a parapléjicos y tetrapléjicos.

En el estudio más reciente, publicado en la revista The Lancet, un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh implantó dos dispositivos de microelectrodos en la parte izquierda de la corteza cerebral de la mujer, región que inicia el movimiento.

Los médicos usaron la técnica llamada resonancia magnética funcional para encontrar la parte exacta del cerebro que se activaba al pedir a la paciente que pensara en mover uno de los brazos paralizados.

Los electrodos se conectaron a la mano robótica mediante un equipo que ejecuta un complejo algoritmo, el cual traduce las señales imitando la forma en que el cerebro controla las extremidades sanas.

Esos electrodos son dispositivos especiales, ya que son muy pequeños, dijo Michael Boninger, quien participó en el estudio.

Sin embargo, Boninger afirmó que la forma en que opera el algoritmo es el principal avance. Traducir con precisión las señales cerebrales ha sido uno de los mayores retos en las prótesis controladas por la mente.

Ahora no hay límite para decodificar el movimiento humano. Se vuelve más complejo cuando se trabaja en partes como la mano, pero creo que una vez que se puede lograr el movimiento deseado en el cerebro, entonces el que se ejecuta tiene una amplia gama de posibilidades, agregó.

Llevó semanas a los expertos entrenar a Schüermann para que controlara la mano, pero fue capaz de moverla después de dos días, y con el tiempo logró completar tareas, como coger objetos, orientarlos y llevarlos a la posición deseada, con una tasa de éxito del 91.6 por ciento. Su velocidad se incrementa con la práctica.

Los investigadores planean incorporar tecnología inalámbrica para eliminar la necesidad de conectar con un cable la cabeza del paciente y la prótesis.

Creen que podría añadirse un bucle sensorial que devuelva información al cerebro, lo que permitiría al usuario ver la diferencia entre caliente y frío o las superficies suaves y rugosas.

Esta interfaz cerebro-máquina bioinspirado es un notable avance tecnológico y biomédico, señaló Grégoire Courtine, del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausana, quien no participó en el estudio.

Aunque hay muchos retos por delante, estos sistemas se acercan rápidamente al punto de avance clínico, dijo Courtine en un artículo de opinión vinculado con la investigación.

A pesar de que el uso de la tecnología para recuperar el movimiento, la vista o la audición parece indiscutible para muchos, pero algunos grupos éticos y de derechos de los discapacitados son cautos.

Defienden que la recuperación de la audición, por ejemplo, podría alimentar el prejuicio de que la vida de un sordo es menos rica, o peor vivida.

Andy Miah, profesor de la Universidad del Oeste de Escocia con una extensa bibliografía sobre la mejora humana en el contexto de los Juegos Paralímpicos, dice que está muy lejos de ser sencillo.

“Por ejemplo, hace unos años, hubo un caso de una pareja de lesbianas sordas que trató de utilizar la fertilización in vitro para seleccionar la sordera”, indicó. Argumentaron que la ausencia de audición no es exactamente una deficiencia, pero permite el acceso a una comunidad rica, agregó.

Sin embargo, la ética se vuelve más compleja con la posibilidad de usar estas tecnologías para mejorar las condiciones de pacientes sanos.

Es muy probable que este tratamiento sea la puerta de atrás para mejorar estas intervenciones tecnológicas, dijo Miah. La gente cuestionará si es deseable, pero ya vivimos en una sociedad que tolera estas modificaciones, añadió.

Las intervenciones oftalmológicas con láser han crecido astronómicamente la década pasada y nadie se queja de que se está haciendo gente sobrehumana, explicó.

Para Jan Schüermann, la experiencia ha sido transformadora.

Esto le da voluntad renovada. El primer día que tuvimos que mover el brazo, tenía una increíble sonrisa. Podía pensar en mover su muñeca y esperar que sucediera algo, señaló Michael Boninger.