Iba al Centro a comprar piezas electrónicas, asegura su madre
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 5
Tiene 21 años y desde el pasado primero de diciembre se encuentra privado de su libertad acusado de ataques a la paz pública en pandilla, delito que alcanza hasta 30 años de prisión. Eduardo Daniel Columna Muñiz es uno de los 13 jóvenes que permanecen en el Reclusorio Norte, y de quien aún no se logra localizar un video que muestre el momento de su aprehensión, lo que ha entorpecido su defensa jurídica.
Su madre, Andrea Columna Muñiz, enfermera de profesión y único sostén económico de su familia, narró que su hijo fue detenido cuando se dirigía a comprar piezas electrónicas en la Plaza de la Computación, ya que estudia ingeniería en la Universidad Politécnica del Valle de México.
Destacó que la única fotografía del momento de su detención fue publicada el pasado 5 de diciembre por este diario (de la autoría de Jesús Villaseca), donde se ve a un joven que es sostenido por dos elementos policiacos, quienes lo llevan hacia una fila de granaderos.
Habitantes de Coacalco afirman que Dany –como le llaman familiares y amigos– siempre ha sido muy tranquilo, y su único gusto era salir a pasear en moto, pero hace dos meses se la robaron frente a elementos de la policía estatal, quienes le recomendaron mejor darla por perdida
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En entrevista, aseguró que amigos y abogados han buscado en decenas de videos alguna imagen que muestre su salida de la estación Bellas Artes del Metro, que fue el punto por donde llegó al centro de la ciudad, y que se identifique que iba caminando cuando vio que los policías estaban agrediendo a varios personas
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Para ese momento –explica– ya habían sucedido los desmanes, pero le da coraje ver cómo están maltratando a las personas y grita a los uniformados que los dejen en paz. Se queda tratando de ayudar a un muchacho y es cuando le tiran una piedra. Es cuando le toman la única imagen que hemos podido localizar, cuando está herido
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Luego de ser lesionado, afirma su madre, “Dany me contó que se sintió mareado y se sentó en la banqueta, que fue cuando lo detuvieron. Nos enteramos porque llamó a casa y avisó. En cuanto supe me fui a la agencia 50 del Ministerio Público, pero sólo lo pude ver unos minutos, a las 4 de la madrugada del domingo. Lo encontré muy triste –recuerda–, sorprendido por lo que estaba ocurriendo. En la Agencia 50 le dieron unos analgésicos, pero no se los tomó por temor a que fueran a decir que estaba ingiriendo alguna sustancia ilegal. Todavía estaba mareado y le dolía la cabeza”.
Preocupada, señala que su hijo se deprime fácilmente. Sé que está haciendo un esfuerzo muy grande cada vez que puedo verlo, para que yo no sepa que estar ahí adentro es lo más duro que le ha pasado en la vida
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