Un hombre que adquirió dos rifles de la operación Rápido y furioso que fueron encontrados en la escena del crimen en que el agente federal estadunidense Brian Terry fue asesinado en la frontera entre México y Arizona fue sentenciado a casi cinco años de prisión, informó este jueves la cadena CBS.

Jaime Ávila Jr. recibió la noche del miércoles una sentencia máxima de 57 meses, a pesar de que sus abogados defensores solicitaron una pena menor por considerar que el remordimiento del acusado y sus problemas de adicción eran atenuantes en el caso.

Ávila, de 25 años, admitió haber comprado los dos rifles AK 47, y se declaró culpable de los delitos de compra ilegal de armas y conspiración, si bien no fue acusado de estar involucrado en el asesinato de Terry. Los cargos en su contra se desprenden de ser un comprador de armas del cártel de Sinaloa, y de reclutar a personas para colaborar con dicha organización criminal. Por estas razones, la fiscalía pedía condenar al acusado con la pena máxima de 10 años de prisión.

La operación Rápido y furioso, de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Estados Unidos, consistió en permitir que un cargamento de armas introducido ilegalmente a México circulara entre los cárteles del norte de nuestro país para después rastrear dichas armas y poder llegar a las organizaciones criminales.

Dicho plan se descubrió cuando el 14 de diciembre de 2010 miembros del cártel de Sinaloa usaron esos rifles para atacar a Terry y a otros agentes fronterizos.

La operación Rápido y furioso, llevada a cabo por la agencia estadunidense entre 2009 y 2011, estuvo en la mira del Congreso y de la opinión pública debido a que los agentes involucrados perdieron el rastro de cientos de armas.

Dos importantes funcionarios del Departamento de Justicia de EU fueron despedidos y otros 14 enfrentaron castigos disciplinarios por su responsabilidad en los errores cometidos.