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Presentan Tío Vania, de Chéjov, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz

A escena, cómo se malgastan los años y desfilan las frustraciones

En la obra del dramaturgo ruso, el ímpetu de vivir sucumbe frente a la amargura

La temporada concluirá el próximo domingo

 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de diciembre de 2012, p. 4

Pensar que podía haber vivido la vida y que, ahora, ya es demasiado tarde, se lamenta Tío Vania, personaje que da título a esa obra dramática de Anton Chéjov (1860-1904), la cual terminará temporada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, el domingo 16 de diciembre.

Las hojas del otoño han caído, igual como el tiempo se ha ido. Permanece el sentimiento de haber malgastado los años, sólo quedan las frustraciones y las ansias de amor fructífero como salvación.

Una finca en la Rusia de finales del siglo XIX es el punto de reunión de los ocho personajes que participan en el libreto teatral creado por el escritor y dramaturgo ruso.

La rutina alrededor del samovar –caldera que mantiene caliente el té–, ha cambiado desde la llegada del profesor Alexander y su notoriamente más joven segunda esposa, Elena. Ahora todos viven en el ocio, beben mucho vodka, se han dado cuenta de la cercanía de la vejez y lo banal de sus días. Además, por si hiciera falta, afloran los sentimientos amorosos entrecruzados, en teoría, encubiertos.

Tras los años de ausencia, el profesor, intelectual olvidado, viejo, enfermo y amargado es recibido en la casa de su primera esposa. Su hija Sonia y su cuñado Iván Petrovich, el tío Vania, han dejado la vida trabajando en la hacienda venida a menos. Hasta la rutina del doctor Astrov, amigo de la familia, se ha alterado. He cambiado mucho estos pasados 10 años; antes era joven, le ha dicho a la nana y luego se refugia en la ebriedad.

Hastío y desolación

Con la dirección de David Olguín, en el montaje desfilan las frustraciones y los anhelos de los personajes, encarnados en su mayoría por actores de edad madura y notoria experiencia.

El temblor de unos labios dolorosos en un monólogo del doctor Astrov, representado por David Hevia; el desgarbado modo de ir por la vida del tío Vania, gracias a Arturo Ríos; la vejez lenta y resignada de la nana Marina, encarnada por Tina Frech.

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Arturo Ríos (Tío Vania) y Laura Almela (Elena Andreevna) en una escena del montaje que el domingo 16 de diciembre concluirá funciones en el foro del Centro Cultural UniversitarioFoto Guillermo Sologuren

La vida de por sí se ha vuelto absurda, sucia, tonta. Uno se vuelve absurdo, se dice en los diálogos, mientras el tío Vania duerme encima de una banca.

El resto del elenco lo integran Mauricio Davison, como el profesor Alexander Vladimirovich Serebriakov; Laura Almela, en el papel de Elena Andreevna, y como la joven Sonia Alexandrovna, Esmirna Barrios. También participan Rubén Cristiany y Raúl Espinosa Faessel.

El pequeño foro en el Centro Cultural Universitario se transforma por dos horas y 10 minutos en la sombría y decadente hacienda, con una escenografía elemental, pero que permite entrar hasta el jardín o el salón principal, gracias a unas cuantas sillas, mesas, sillones, un reloj y un gran mapa de África. El diseño de la escenografía y la iluminación son de Gabriel Pascal.

Escrita por Anton Chéjov en 1897, Tío Vania, una de sus cuatro obras dramatúrgicas, es impactada por esas almas rusas desdichadas que sufren casi por vocación nacional o maleficio climático. Aquí se difumina el sentimiento de que uno se hace viejo y la vida no es lo que se esperaba: la inalterabilidad del amor no correspondido, la atrofia sentimental, la amargura que ocupa el espacio que alguna vez llenó el ímpetu por vivir.

Hastío, desolación y vacío flotan en el aire sofocante, junto a las hojas secas.

Incluso, se asoma el mensaje de alerta ecológica, gracias a la defensa fervorosa del doctor Astrov por los bosques cada vez más en extinción por la codicia de los humanos, los demonios de la destrucción.

La temporada de la obra de Chéjov, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz (avenida Insurgentes Sur 3000), concuirá el próximo domingo. Las funciones de Tío Vania son jueves y viernes, a las 20 horas; sábados, a las 19, y domingos a las 18 horas.