Alguna vez pidió que se escribiera en su lápida: Vivió entre amigos, creyó en el futuro
Brasil perdió a uno de sus genios, es un día para llorar
, expresa la presidenta Dilma Roussef
En 10 días, el 15 de diciembre, el creador de Brasilia cumpliría 105 años de edad
Jueves 6 de diciembre de 2012, p. 3
El arquitecto Oscar Niemeyer, quien el 15 de diciembre cumpliría 105 años, murió anoche en el hospital Samaritano de Río de Janeiro, donde estaba internado desde el pasado 2 de noviembre.
La vocera del nosocomio informó del deceso debido al empeoramiento de su estado de salud por una insuficiencia renal.
Hace poco más de dos décadas, cuando se le preguntó cómo le gustaría ser recordado, dijo que desearía ver en su lápida una frase sencilla: Oscar Niemeyer, brasileño, arquitecto. Vivió entre amigos, creyó en el futuro
.
Brasil perdió hoy a uno de sus genios, es un día para llorar
, expresó la presidenta Dilma Roussef.
Niemeyer es uno de los fundadores de la arquitectura moderna en Brasil, conocido ante todo como el creador de Brasilia, capital de su país, seguidor y promotor de las ideas de Le Corbusier, hombre de izquierda, poeta.
Ganador en 1988 del Premio Pritzker, considerado como el Nobel de arquitectura, y el Príncipe de Asturias de las Artes en 1989, para quien esta disciplina tiene que ver con la sorpresa, Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho, su nombre completo, había estado internado, aunque siguió en activo hasta fechas recientes.
Los últimos empeños del artista fueron su revista Nuevos Caminos, dedicada a la arquitectura, y nuevos proyectos como el de la biblioteca de los países árabes y sudamericanos, que le había sido encargado por el gobierno de Argelia.
Exilio en Europa
Nacido en Río de Janeiro, en el barrio de Laranjeiras, en una calle que después recibió el nombre de su abuelo, Antonio Augusto Ribeiro de Almeida, otrora ministro del Tribunal Supremo Federal, Niemeyer vivió su juventud de manera despreocupada, incluso terminó la educación secundaria a los 21 años.
Su matrimonio con Annita Baldo, hija de inmigrantes italianos, sin embargo, le dio un sentido de responsabilidad, de allí que empezó a trabajar en el taller de tipografía de su padre y entró en la Escuela de Bellas Artes de Río de Janeiro, que en 1931 dirigía el arquitecto y urbanista Lúcio Costa (1902-1998). Al año siguiente comenzó su carrera profesional en el estudio arquitectónico de Costa y Carlos Leálo. A los 26 años obtuvo su título de ingeniero arquitecto.
En 1936 recibió el encargo, junto con otros arquitectos, de diseñar el edificio del Ministerio de Educación y Sanidad de Río de Janeiro. A la influencia de Le Corbusier, asesor del proyecto, sumó una búsqueda de la adaptación del edificio al medio ambiente y una fértil imaginación. Desde ese momento profesó el funcionalismo arquitectónico, profundizando de manera paulatina en las relaciones entre la arquitectura y el entorno.
Niemeyer se lanzó a la fama al viajar con Costa a Nueva York en 1939 para erigir el Pabellón de Brasil en la Feria Mundial de la urbe de hierro. Al año, el entonces alcalde de Belo Horizonte, Juscelino Kubitschek, le encargó el diseño de un conjunto de edificios alrededor del lago artificial de la Pampulha. Este complejo, que incluyó una iglesia, un club de yates, un casino y un salón de baile, fue el primer proyecto de grandes dimensiones que utilizaría el hormigón armado a la manera de curvas libres y sin soporte, una característica de muchos de sus edificios.
Se unió al Partido Comunista de Brasil en 1945. También participó con Le Corbusier en la elaboración del proyecto del edificio principal de las Naciones Unidas en Nueva York, en 1952.
Al asumir la presidencia de Brasil, en 1956, Kubitschek visualizó una nueva capital hacia el interior del país –Brasilia– y pidió a Costa planearla y a Niemeyer construirla. Brasilia fue diseñada, construida e inaugurada –el 21 de abril de 1960– durante el plazo de cuatro años de un mandato presidencial. En 1963, Niemeyer fue nombrado miembro honorario del Instituto Americano de Arquitectos de Estados Unidos, a la vez que ganó el Premio Lenin de la Paz.
De regreso de un viaje de trabajo a Israel, en 1964, Brasil había cambiado, ya que el presidente electo, Janio Quadros, fue derrocado por un golpe militar. Durante la dictadura castrense de Brasil la oficina de Niemeyer fue allanada, sus proyectos comenzaron a ser misteriosamente rechazados y perdió su clientela. En 1965, 200 profesores, entre ellos el arquitecto, renunciaron a la Universidad de Brasilia, en protesta contra la política universitaria. El ministro de Aeronáutica de la época dijo que el lugar para un arquitecto comunista es Moscú
. Niemeyer se vio obligado a exiliarse en Europa, en 1966, y escogió vivir en París.
En el viejo continente abrió una oficina en los Campos Elíseos y consiguió clientes en varios países. En Argelia diseñó la Universidad de Constantina y, en 1970, la mezquita de Argel; en Francia realizó la sede del Partido Comunista Francés.
Retorno a la patria
Al concluir la dictadura militar en los años 80 del siglo pasado, Niemeyer volvió a Brasil, época que definió como el inicio de la última fase de su vida. Entre su producción destaca el Memorial JK, en Brasilia (1980) y los sambódromos de Río de Janeiro (1984) y Sao Paulo (1991). Entre este último año y 1996 realizó lo que muchos consideran su mejor obra, el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói, descrita como una escultura que se proyecta sobre la piedra, con vista a la bahía de Guanabara y la ciudad de Río. La fundación que lleva su nombre se creó en 1988.
En el año de su centenario, en su ciudad natal se inauguró el Teatro Popular Oscar Niemeyer de Niterói, obra dedicada a Brasil.