Sin titubeos, Saúl Canelo Álvarez hace alarde de su juventud y presume su título mundial superwélter, con cinco defensas cuando apenas tiene 22 años. ¿Cuántos han conseguido eso? A mi edad nadie había hecho lo mismo que yo, sostiene como evidencia de su precocidad en los cuadriláteros y cada vez parece más desafiante en sus declaraciones.

Ayer no sólo se comparo con uno de los mejores boxeadores en la historia, Julio César Chávez: fue más arriesgado y afirmó tener más conocimiento y mejor boxeo que el tres veces campeón en distintas categorías.

Yo empecé más joven, por eso tengo más conocimiento de pugilismo. Era muy bonito ver como Chávez machacaba a sus rivales, pero yo conozco más, dijo con absoluta seguridad durante una visita al Consejo Mundial de Boxeo en la Ciudad de México.

El Canelo sabe que está en la antesala de las peleas importantes y que está a punto de enfrentar a los rivales de élite, un vacío en su carrera y la principal razón de las críticas que recibe. No me siento presionado, ataja ante los reparos hacia su trayectoria, porque para él todo ha sido un proceso en crecimiento.

Parece emocionado cuando habla de su próximo rival, que puede ser el puertorriqueño Miguel Ángel Cotto o el estadunidense Floyd Mayweather, considerado el mejor libra por libra.

El pelirrojo apuesta por el que tiene mayor cartel: Mayweather. Sabe que eso lo catapultaría al parnaso del boxeo mundial.

Floyd sería la pelea de mi vida, suspira el Canelo, quien dice que hace tres años le ofrecieron ese combate pero que su equipo no le permitió aceptarlo porque consideraron que no estaba listo, pero hoy se siente con facultades para enfrentar al mejor.

No sólo para pelear con él, sino para ganarle, advierte. En sus estimaciones, perder ante el pugilista más difícil del momento ni siquiera aparece como riesgo latente.

Me gusta visualizarme como ganador, así es que no pienso en la derrota. Todos quieren arrancarle la cabeza, pero no es por ahí, hay que pelearle de otra forma, refiere sin miedo ante un peleador cuyo estilo parece indescifrable.

Sin embargo, al final el propio Canelo trata de recomponer sus palabras y se asume como un peleador al que le gusta aprender, y admite que todavía le hace falta demostrar sobre el cuadrilátero que es un campeón serio.