Barcelona, 26 de noviembre. Los nacionalistas catalanes continuarán con la hoja de ruta para consultar a la ciudadanía sobre el proceso para independizarse del Estado español. Así lo confirmó el candidato de Convergencia i Unió (CiU), Artur Mas, quien a pesar de obtener 50 escaños y ser la lista electoral más votada sufrió un duro revés al perder poder 12 diputados y 120 mil votantes.

La crisis abierta en CiU se empieza a despejar tras dos anuncios hechos el día después de los comicios autonómicos y aceptados en el órgano de dirección del influyente partido: que el proyecto de independencia continúa y que para ello será necesario un gobierno estable, ya que la geometría variable no es posible.

Los comicios catalanes celebrados el domingo dejaron un panorama político complejo y de difícil lectura para la mayoría de los contendientes, sobre todo para CiU, que tomó la decisión de adelantar las elecciones para pedir a la ciudadanía una mayoría excepcional que le permitiera hacer frente a las reiteradas negativas del Estado español a dotar de más autonomía fiscal y competencial a la región. Una condición que consideran vital para salir de la difícil situación económica en la que se encuentra Cataluña, al igual que el resto de España.

CiU, con 50 diputados, tiene opciones sobre la mesa para formar un gobierno estable. La más probable es firmar una alianza con la segunda fuerza parlamentaria, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), que con sus 21 escaños tendría la llave de la mayoría absoluta (que requiere de 68 votos). El principal escollo a esta alianza es que, si bien ambos partidos coinciden en la urgencia de acelerar el proceso de secesión de España, tienen políticas económicas diametralmente opuestas para luchar contra la crisis: CiU pertenece a la tradición más conservadora y liberal, que promueve los recortes públicos y el control del déficit como únicas herramientas, mientras ERC contempla una reactivación de la inversión pública, así como una reforma fiscal que afecte las rentas más altas y poner fin a los recortes en los servicios públicos básicos, como educación y sanidad.

Mas, quien ha recibido duras críticas y descalificaciones, sobre todo desde Madrid, compareció ante el órgano de dirección de su partido para reconocer que a pesar de que el resultado no fue el esperado, no nos arrepentimos de haber convocado a elecciones, una vez que tenemos que aceptar la voluntad del pueblo y clarificar el mapa político catalán.

Con base en este mapa político, Mas justificó su intención que seguir adelante con el proceso soberanista, una vez que hay una mayoría clara y rotunda a favor de la consulta. Se nos habló de tener como mínimo dos tercios y lo rozamos. Así que es un mandato muy claro de la mayoría del pueblo de Cataluña.

Mas aseguró que trabajará por un gobierno estable, para lo que hablará primero con ERC y después con el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que con sus 20 diputados también permitiría la formación de un gobierno estable. Una hipótesis que se antoja más remota, una vez que los socialistas catalanes no están a favor de la consulta popular de autodeterminación y sí por la configuración de un Estado federal en el que Cataluña se sienta cómoda.

El dirigente de ERC y máximo triunfador de los comicios, Oriol Junqueras, se mostró conciliador, pero al mismo tiempo exigente de cara las negociaciones con CiU: Nosotros ponemos nuestros resultados al servicio del país. Aquí lo importante no es conseguir un cargo, sino contribuir a la creación de la república catalana. Por lo tanto, no vamos a perder el mundo de vista, ya que sería interesante y muy beneficioso para Cataluña que tanto el president de la Generalitat como el jefe de la oposición se pongan de acuerdo.

Rajoy se burla

Desde Madrid, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, rompió el silencio que había mantenido hasta ahora para mofarse de los resultados de CiU, al asegurar en tono sarcástico que los que llevamos tiempo en política nunca habíamos visto nada así. La estrategia política de Mas ha sido un fiasco... un sinsentido. Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, aseguró que el mal resultado para CiU es un buen resultado para Cataluña, para España y para Europa.