El memorial en honor a los soldados caídos durante la guerra contra el crimen organizado, que inauguró el presidente Felipe Calderón el martes pasado, es un monumento grotesco y ofensivo que no reivindica con dignidad a los uniformados muertos en el cumplimiento del deber, y sí representa un nuevo símbolo de la corrupción y el despilfarro, señaló el artista plástico Jorge Ismael Rodríguez.

El mausoleo fue construido en una extensión de 6 mil 900 metros cuadrados en la llamada Plaza al Servicio de la Patria, en Campo Marte. Dentro están grabados en mármol los nombres de los 205 soldados y marinos que han perdido la vida en combate contra grupos de la delincuencia organizada desde 2001, de acuerdo con cifras oficiales.

Además del monumento –que semeja un cañón estilizado hecho en metal, con una llama en la boca y el nacimiento de una fuente–, en dicha plaza se encuentra un foro de honor con pantallas táctiles o de detección de movimiento; 32 monolitos de mármol en alusión a los estados de la República y el Distrito Federal; una escultura en bronce, y un centro cultural.

El mausoleo tiene un corte muy militar, con líneas duras y contundentes. Se ve que el arquitecto que lo hizo conoce el lenguaje de los materiales y las formas, y el carácter espectacular para dignificar una idea está realizado de forma correcta, apuntó el escultor.

Sin embargo, dijo, la escultura me resulta grotesca y ofensiva, que no representa con dignidad a los soldados que desgraciadamente perdieron la vida. Me recuerda al Valle de los Caídos, otro monumento faraónico que hizo Francisco Franco para conmemorar la matazón de compatriotas que ordenó. Para Rodríguez –quien ha expuesto su obra en México, Japón, Brasil y España–, el memorial ordenada por Calderón es una metáfora directa de su gestión, junto con el monumento a la transa de la Estela de luz, y seguramente tampoco salió barata. Es un acto demencial, junto con la propuesta de cambiarle de nombre al país, lamentó.