Praga, 18 de noviembre. Radek Stepanek se vistió de héroe nacional al derrotar al español Nicolás Almagro en el último punto de la final para dar a República Checa la segunda Copa Davis de tenis de su historia.

Los locales se impusieron 3-2 en Praga, en una vibrante serie gracias a la victoria de 6-4, 7-6 (7-0), 3-6 y 6-3 del veterano jugador checo. De nada sirvió el arrollador triunfo 6-2, 6-3 y 7-5 de David Ferrer ante el número uno checo, Tomas Berdych. España no pudo revertir la diferencia de 2-1 con la que empezó el día.

Stepanek, quien a los 33 años se convierte en el jugador más viejo en ganar el quinto punto en una final de la Copa Davis, devolvió a los checos un título que esperaban desde hace 32 años, cuando, aún bajo bandera de Checoslovaquia, lo conquistó un equipo liderado por el ex número uno Ivan Lendl, hoy presente entre el rugiente público de la O2 Arena.

España, que jugaba su cuarta final en cinco años, tendrá que esperar por su sexta Ensaladera. Después del triunfo de Ferrer ante Berdych, dos jugadores acostumbrados siempre al segundo plano jugaron el partido de su vida, un encuentro por la gloria o la miseria, que podía cambiar para siempre el lugar que ocuparían sus nombres en la historia del tenis.

La final número 100 de la competición se la jugarían dos tenistas hambrientos que esperaban desde hace tiempo una oportunidad así. A sus casi 34 años, Stepanek se encontraba ante un ahora o nunca. A la sombra de gigantes como Ferrer o Rafael Nadal pese a ser número 11 del mundo, Almagro estaba al fin en el centro de la atención.

El español fue duda en el equipo hasta el último momento. La figura de Feliciano López, cuyas características eran más afines a la rapidísima pista montada por los checos en la O2 Arena de Praga, amenazó hasta la noche antes del sorteo el puesto de Almagro.

Sin embargo, el capitán español, Alex Corretja, se la jugó por el hombre que lo había acompañado desde la primera ronda.

No pudo ganar en su primer partido ante Berdych, pero exigió al número seis del mundo hasta el quinto set.

Esta final podría poner un punto de inflexión en mi carrera, había advertido a Dpa el jugador de 27 años.

Sin embargo, fue el checo el que mejor supo canalizar la presión del escenario. Ex ocho del orbe, Stepanek hace tiempo que estaba lejos de su mejor versión. Jugador agresivo y desafiante, el hoy número 37 del ranking se considera un hombre de otra generación por su amor por el estilo de saque y volea.

Cuando salió a la pista, sus piernas llevaban ya más de seis horas de esfuerzo entre el single del viernes y el dobles del sábado. Quizá por eso presionó desde el principio en busca de un partido sin ritmo, que se decidiera por la vía rápida.

No desaprovechó su primer set point, y aunque erró cuatro en el segundo parcial, se apuntó el 2-0 con un brutal 7-0 en el tie-break.

Stepanek parecía lanzado, pero Almagro se agarró a la cancha y acortó distancias.

Ceder el servicio y dejar que un hombre como Stepanek se ponga 3-0 arriba es casi firmar la sentencia de muerte al comienzo del cuarto set.

La O2 Arena, repleta con 14 mil espectadores, empezó a jugar en los minutos finales. Stepanek masticó cada punto mientras la tensión subía al máximo.

Almagro salvó un primer match point con su servicio, pero no pudo hacerlo al resto. Su revés a la red definió su errático partido.