El violinista viene a México a ofrecer una serie de conciertos
Domingo 18 de noviembre de 2012, p. 6
Es mentira que haya poco interés o gusto por la música de concierto en México, sostiene el violinista Adrián Justus. El intérprete es quien hace al público. Si uno tiene algo que decir, siempre habrá alguien interesado en escucharlo, no importa si se trata de un músico, un comediante o un delantero de futbol. Lo que debe procurar es tener bases sólidas en eso que se dice o se hace, que sea interesante, sorprendente, conmovedor
.
Avecindado en Tel Aviv, el también compositor y director de orquesta mexicano se encuentra en el país para ofrecer una serie de conciertos, el primero de ellos será hoy en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México. También actuará como solista con las Orquestas de Aguascalientes y Querétaro.
Sin embargo, la presentación que considera más importante es la que efectuará el 25 de noviembre en Cuernavaca, en La Hacienda de Cortés (a las 12 horas), para conmemorar el 70 aniversario del natalicio del director de orquesta Eduarda Mata, a quien conoció poco antes de su fallecimiento, ocurrido en 1995.
En dicho recital, actuarán también la también violinista Yuriko Kuronuma, quien fue su maestra, así como el pianista Jozef Olechowski. El programa incluye, entre otras, piezas de Olivier Messiaen, Maurice Ravel, Camille Saint-Saëns, Pablo de Sarasate y Dimitri Shostakovich.
De acuerdo con Adrian Justus, hacer carrera en el extranjero no es todavía algo muy común para un músico mexicano, a excepción del reciente boom que han tenido los cantantes, en particular los tenores, en los principales teatros y salas internacionales.
Al respecto, asume el suyo como un caso afortunado, debido a que tiene la oportunidad de trabajar en Israel como solista y director de una orquesta de cámara, además de ofrecer presentaciones de forma regular en diversos puntos del orbe.
Construir una carrera internacional no debería ser una situación excepcional para los instrumentistas nacionales, de acuerdo con el intérprete, pues si de algo tiene certeza es de que el nuestro es un país con gran sensibilidad y en el que sobra el talento artístico.
Aquí están dadas todas las condiciones para tener grandes violinistas. Lo más importante es prepararlos para que más adelante no se encuentren frente a un laberinto sin salida, subraya Justus.
En la música ocurre lo mismo que en la construcción de un edificio: antes de preocuparse por los terminados es necesario contar con una estructura firme
, concluyó.