17 de noviembre de 2012     Número 62

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Puebla

Pensándonos desde nuestra historia
y andando entre flores y espinas

Consejo Directivo del CESIK

El Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom (CESIK) es un centro de educación media superior ubicado en la comunidad de Huehuetla, en la región tutu nakú de la Sierra Norte de Puebla. Incorporado a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el CESIK imparte educación preparatoria desde las asignaturas propias que recogen conocimientos de la cultura totonaca y las asignaturas del tronco común de ese nivel educativo.

En el ciclo escolar 1985 iniciaron las actividades del primer bachillerato denominado Bachillerato Huehuetla. A él asistían jóvenes tanto mestizos como tutu nakús, sin embargo en abril de 1994 se desencadenó un conflicto con los padres de familia mestizos por el apoyo con becas que se daba a los jóvenes tutu nakú, lo que propició el cierre de esta escuela.

Ante el cierre del bachillerato, la demanda de este nivel educativo entre los jóvenes tutu nakú aumentó. Buscando respuesta a esta necesidad, algunos miembros y socios de la Organización Independiente Totonaca (OIT), sacerdotes y religiosas de la comunidad, así como profesionistas solidarios asumieron el proyecto educativo con enfoque comunitario, y en septiembre de 1994, con el apoyo del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder), se inició el ciclo escolar, dando apertura al Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom.

Dieciocho años andando. Hace tiempo soñamos fortalecer lo que somos y vivimos, sin temor o vergüenza. Nuestros abuelos se juntaron, unieron sus pensamientos las palabras, los trabajos y las oraciones. Se hablaron varias veces con la verdad, aquella que sus vidas han conocido; sabían que estaban pasando muchas cosas que causaban tristezas: el hambre, la sed, la injusticia, las carencias, la historia... Nos soñamos haciendo cambios en lo que lastimaba al totonaco, y se hizo realidad parte de nuestros sueños: organizarnos, recuperar nuestra cultura, entender nuestra historia y en 1989 nació la OIT.

En nuestras reuniones de formación y trabajo también soñamos con tener un espacio sencillo donde nuestros hijos y nietos aprendieran con verdad, se le diera dignidad a nuestras palabras, cuidado y respeto a nuestra madre tierra, donde compartiéramos nuestros pensamientos y que las generaciones que nos siguen tuvieran la fuerza para continuar apoyando a sus comunidades, a sus hermanos y hermanas totonacos.

El sueño de recuperar lo que históricamente se nos ha arrebatado; cultura, palabra, dignidad, mano vuelta, espiritualidad, danzas, tanto que embellece nuestra vidas. Que el pueblo recobre su rostro totonaco, que nuestras jóvenes generaciones no se pierdan y no abandonen sus hogares, sus familias.

Así se inició el sueño llamado CESIK. Entre espinas y flores tomamos nuestro camino, dialogamos para saber cómo se debería dar la educación preparatoria a las y los jóvenes. Se concluyó que esta educación debe fortalecer la identidad de la cultura totonaca, que el pueblo sienta y acompañe esta educación, que fortalezca su vida, que los valores comunitarios nutran las raíces del pueblo. Que la educación debe dar una preparación que fortalezca la palabra de los jóvenes y los tenga conscientes de la situación que se vive y les siembre en el corazón la esperanza de volver a su comunidad para compartir sus conocimientos.

No ha sido fácil el caminar, nos hemos dado cuenta de que en este sistema formal se tienen bastantes cosas en contra, limitantes, contradicciones, pero esto nos ha enseñado que sólo juntos y en común, reunidos, dialogando, asumiendo nuestro vivir, es posible avanzar con el rostro claro. Se ha buscado caminar por un proceso educativo más congruente con la realidad de nuestras comunidades, generador del sujeto comunitario.

La fortaleza del espíritu es importante. Nos vestimos como lo hacen nuestros abuelos y en compañía de ellos caminamos; damos servicio porque esto es lo que nos mantiene fuertes como pueblo; estudiamos de distintas maneras, ya que nos preparamos como sujetos colectivos que aprenden en común; humanizamos nuestra formación no sólo en los pensamientos, también en las acciones para constituirnos como comunidad, y visitamos a nuestra madre tierra, le oramos en los cuatro rumbos y le ofrecemos lo que tenemos. Procuramos cuidarnos porque nos toca vivir una realidad distinta a la que vivieron nuestros padres, los abuelos. Sabemos que debemos entender lo que está pasando, no solo en el salón, también en la vida afuera.

Este sueño no sería posible sin los que han compartido su sangre, su sudor y lágrimas, porque gracias a ellos ahora estamos nosotros y continuaremos estando. Como dicen nuestros abuelos, las personas que no dan servicio a su comunidad no logran entender lo que duele ni lo que alegra al pueblo. Los jóvenes que participan en este espacio también nos aportan; nos cuestionan; nos comparten que la educación va más allá de la transmisión de conocimientos en el aula; también nos muestran que es posible confiar, creer, defender, apoyar. Nos han enseñado que la juventud está lista y dispuesta a avanzar.


Puebla

El Cesder, opción para jóvenes indígenas
y campesinos de la Sierra Norte

Ma. Isabel Maldonado Hernández Socióloga, adscrita al Programa de Doctorado en Sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP [email protected]

El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder), bajo la denominación de Promoción y Desarrollo Social, AC (Prodes) se encuentra en el municipio de Zautla, en la Sierra Norte de Puebla, y ofrece opciones de educación de nivel superior a jóvenes indígenas y campesinos de la zona.

Por medio de su programa de licenciatura en planeación del desarrollo rural, el Cesder articula diferentes modalidades que tienen como sustento la educación popular. Con esta licenciatura los jóvenes de la Sierra Norte de Puebla, y también de otras regiones de los estados vecinos, tienen la oportunidad de ser “profesionistas campesinos en planeación del desarrollo rural”, o bien, formarse en alguna especialidad como producción agropecuaria, salud comunitaria o educación rural al cursar dos años y medio de su programa.

El Cesder nació a principios de los años 80’s impulsado por diversos actores, entre ellos estudiantes provenientes de la ciudad México, educadores y promotores de educación rural que confluyeron en un contexto de enorme crisis y abandono del campo mexicano en la Sierra Norte de Puebla. Irma Estela, una de las fundadoras, nos comentó que cuando algunos de los miembros del grupo comenzaron a llegar a la región de Ixtacamaxtitlán en 1982, una parte de las comunidades tenía ya una significativa migración, la cual, explicó, “se daba sobre todo por parte de los hombres, pero al correr de los años algunas mujeres comenzaron también a irse de sus comunidades para trabajar como empleadas domésticas en la Ciudad de México y en la de Puebla, mientras que los muchachos se iban hacia al norte del país en busca de fuentes de trabajo”.

A la migración se sumaba un creciente agotamiento de los recursos naturales y la consecuente disminución del potencial productivo de las familias campesinas. En lo educativo la situación no era diferente: las reformas de ajuste estructural condujeron no sólo a la privatización de la mayor parte de las empresas estatales sino a la reforma de muchas de las que aún quedaban en manos del Estado. Tal fue el caso de la institución educativa.

Para el grupo de educadores que llegó a esta región, el punto de partida fue entonces el reconocimiento de una profunda crisis de la educación rural. Se encontraron con modelos educativos que tenían poco que ver con las realidades de las comunidades. Los sistemas educativos tradicionales de aquellos años presentaban una obsolescencia curricular y una inadecuación de los modelos agronómicos en relación con las necesidades de los productores y de las condiciones de los ecosistemas.

Existían también grandes contradicciones, como el impulso por parte del Estado de una propuesta educativa que apuntaba a una mayor tecnificación, demandante de grandes inversiones en maquinaria y tecnología, pero el gobierno era incapaz de financiarla y la mayoría de los maestros carecía de la preparación adecuada para ello.

Ante esto, el grupo de educadores mencionado decidió impulsar una propuesta de educación media superior con la creación de una preparatoria abierta en 1982, y en 1989 abrió la licenciatura en planeación del desarrollo rural, que hoy sigue funcionando. La preparatoria fue el primer proyecto educativo impulsado por Cesder, sin embargo cerró en 1995 entre otras causas por la creación de bachilleratos que en la zona comenzaron a impulsar los gobiernos estatal y federal.

Uno de los educadores comentó que la prepa cerró porque “en ese momento, en el grupo pesó el enfoque de que no nos tocaba hacer lo que le toca al Estado, y lo que habíamos estado haciendo era generar una opción de educación para una región que se encontraba en aquellos años en una situación de abandono total, pero el contexto ahora nos ponía frente a otra realidad”.

En cuanto a la licenciatura, Ulises Márquez, uno de los fundadores, comentó que el plan de estudios se formuló desde el inicio respondiendo a la demanda y necesidades de los jóvenes de la región que egresaban de las telesecundarias y bachilleres. La orientación curricular de la licenciatura se construyó a partir del conocimiento del contexto y de la demanda de los sujetos a quienes se dirigía, pero también a partir de la definición y explicitación de un modelo educativo que buscaba tener “una perspectiva liberadora y una dimensión ética y política” como lo mencionan sus fundadores en varios de sus documentos.

En esta perspectiva, para quienes conformaban el Cesder en aquel momento, la educación rural debía ser ante todo parte de un “proyecto cultural de defensa del grupo social”, que tuviese un sentido de utilidad inmediata para los individuos, sus familias y las comunidades.

Agenda Rural

Evento: Feria del Pulque y Sexto Torneo de Rayuela Lugar y Fecha: Auditorio de Ocampo, Atotonilco de Tula, Hidalgo. 25 de noviembre, a partir de las 10:30 am.


Evento: XXI Curso Monográfico de Medicina Social. “Trayectorias en medicina social: De la teoría al conocimiento en los temas de salud”. Organiza: UAM-X. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. Departamento de Atención a la Salud. Maestría en Medicina Social. Doctorado en Ciencias en Salud Colectiva. Área Estado y Servicios de Salud ALAMES. Lugar y fecha: Edificio A, 2 do. Piso, Educación Continua, UAM-Xochimilco. Del 3 al 7 de diciembre de 2012. Informes: [email protected] o al 54837204, Sra. Indalia Cortés, de 9:30 a 14:00 hrs.


Evento: Tercer Congreso Nacional de la Red Temática del Agua del Conacyt. “Ciudadanos y sustentabilidad del agua en México”. Organizan: Varias Organizaciones. Lugar y fecha: Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana, México, DF. Informes: [email protected] / 01-597-975-5292.


Evento: Inauguración del Primer Banco Comunitario de Germoplasma en Puebla. Organiza: Instituto de Biología, UNAM. Lugar y fecha: Presidencia Auxiliar de Zoatecpan, municipio de Xochitlán de Vicente Suárez, Puebla, 4 de diciembre a las 09:00 horas. Informes: Martha Vázquez [email protected]


Libro: Zapata cabalga por el Tepozteco. De: Luciano Concheiro Bórquez. Editorial: UAM-X/ CLACSO.

La transformación de la educación que proponen actualmente los educadores del Cesder contiene tres cuestiones fundamentales:

1.- Una nueva concepción del desarrollo,que tenga como base una idea cercana y local de la colectividad. Y aquí cabe mencionar que desde hace algunos años los educadores de Cesder han venido cuestionándose esta noción, ya que, como menciona Rosy Govela, quien fuera hasta hace poco directora de la licenciatura:”(…) actualmente ya no hablamos de un desarrollo rural, y hemos comenzado desde hace tiempo a hablar de gestión de los proyectos de Vida Buena (…) de felicidad (…) de manera que ahorita aunque en la parte de la planeación lo estamos haciendo todavía de manera muy técnica, ya estamos planteando que debe hacerse de otra manera, no partir ya del diagnóstico sino más bien partir de los sueños de los sujetos, de lo que queremos construir”.

2.- La configuración de los sentidos de lo que llaman el acto educativo, el cual es entendido como un acto ético y una apuesta política que aporte a la dignidad, identidad y autonomía de los individuos y de los colectivos. Y 3.- Poner lo cultural en el centro del acto educativo.

Desde estos tres referentes es que la propuesta pedagógica de los educadores de Cesder es generar aprendizajes significativos que partan de reconocer y valorar lo propio. Que en el proceso de aprendizaje se incorporen los saberes, las prácticas y los sentidos de los sujetos que conforman esta experiencia.

La propuesta se sustenta así en un aprendizaje que no está descontextualizado de la realidad, que parte del cuestionamiento crítico de “los sentidos de lo educativo” y que busca desde una comprensión ética y política ser entrelazado con la realidad. Es decir, que no se teje en el vacío, sino que parte de las condiciones y necesidades específicas de las personas y de sus comunidades.

De esta manera, quienes ingresan a la licenciatura deben estar vinculados o buscar vincularse a alguna organización, grupo o colectivo social de su comunidad o de su región con el cual trabajarán a lo largo de su carrera en la elaboración de algún proyecto comunitario. Así, durante los cinco años de la licenciatura los estudiantes pasan tres semanas de cada mes trabajando con sus grupos en sus comunidades. La semana restante del mes se concentran en el albergue del Cesder; allí los jóvenes toman sus cursos pero también conviven y conforman una comunidad educativa, la cual –según los educadores del Cesder– tiene que ver con la dinámica de vida que se da al interior del albergue, con las formas de organización y relación interna de todos los que conviven en ese espacio.

En el período de concentración los jóvenes se organizan por equipos para realizar diferentes tareas, como la preparación de alimentos, el aseo y mantenimiento de las instalaciones y las faenas que se realizan diariamente.

Esta forma de organización tiene una intención muy freiriana, de combinar los grupos, ya que los equipos mezclan a jóvenes recién ingresados y los que van en ciclos avanzados de la licenciatura. Así el aprendizaje se da entre todos y hay elementos que los mayores aportan y comparten a los recién llegados, y éstos aprenden en condiciones de igualdad. Esta dinámica busca romper con las relaciones jerárquicas y propone una basada en la horizontalidad. Para ello también cuentan con el espacio de la plenaria, el cual es un espacio muy importante donde al final de la semana se discuten las problemáticas y los retos que surgieron durante su estancia. De esta manera, el espacio de la plenaria va construyendo la vida en comunidad educativa.

Hoy más que nunca, cuando la universidad pública se encuentra en crisis y cuando miles de jóvenes son rechazados de las universidades públicas, el Cesder continúa siendo una opción de educación adecuada a la realidad de los jóvenes campesinos.

El Cesder es sólo uno de los programas de Prodes pero está articulado con los otros programas del Prodes, y que son el Centro de Formación y Capacitación Alfarera (Ceforcal) y el Programa de Finanzas Rurales Solidarias (Profirso).