Crisis hará cambiar patrones de producción y administración, dice el politólogo Monedero
La elección de Enrique Peña Nieto como presidente significa el regreso al pasado
Martes 13 de noviembre de 2012, p. 14
En América Latina hay dos grandes perspectivas actualmente. Una la fija Venezuela, con su apuesta generosa por construir un continente soberano e independiente, y la otra México, que a pesar de tener la posibilidad de buscar un camino distinto insiste en mantener la inserción de pequeñas élites en la globalización internacional a costa del bienestar general del pueblo, afirmó Juan Carlos Monedero, politólogo de la Universidad Complutense de Madrid.
Estamos en un momento de crisis sistémica que implica un cambio de modelo. No hablamos de una crisis en el capitalismo, sino del capitalismo; medioambiental; de la irrupción de China, que genera transformaciones en la agenda mundial; de la profunda crisis en que está sumida la Unión Europea, con un potencial de desestabilización social muy fuerte que recuerda los años 30. En ese contexto tenemos que por vez primera en la historia reciente América Latina aparece como referente y con rasgos propios que llaman a la esperanza
, agregó.
En entrevista con La Jornada, luego de su participación en la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, Monedero destacó la coincidencia de dos comicios presidenciales, que pueden darnos mucha luz si se leen bien, pues aparentemente son contradictorios. Se ha planteado que la elección de Enrique Peña Nieto supone un cambio para México y la de Hugo Chávez la continuidad de un modelo, pero lo cierto es exactamente lo contrario
.
Lo que hubiera supuesto la perpetuación de un modelo en Venezuela habría sido la victoria de Henrique Capriles, mientras la victoria de Chávez implica sentar las bases para la transición al socialismo, explicó. Se trata, pues, de unas elecciones en las que, a diferencia de las que tienen lugar en Europa, se discuten modelos radicalmente diferentes.
En Europa, apuntó, no puede haber elección de dos modelos ajenos a la lógica del sistema, porque éste lo impide. Como se vio en Grecia, cuando parecía tener la posibilidad de ganar la formación de izquierda radical Syriza, todos los poderes europeos se ocuparon de impedirlo.
En el caso de Venezuela, subrayó, había dos modelos confrontados. Uno era el que quería continuar la relación del capitalismo. En el caso de Hugo Chávez, con rostro humano, mientras Enrique Capriles, de haber ganado, habría instaurado una economía más cercana a las élites económicas.
Chávez se ha presentado con un programa claro, modesto y posible. Ha dejado de lado la retórica de que ya existe el socialismo. Se ha propuesto sentar las bases para la transición al socialismo, lo que supone la posibilidad de enfrentar, con herramientas poderosas, un modelo que está llevando al mundo a un escenario otra vez bélico.
Respecto de México, al contrario. Ha habido una construcción mediática de Peña Nieto como el cambio, pero lo que significa es evidentemente el regreso al pasado. No es gratuito que los jóvenes de #YoSoy132 hayan identificado a los medios de comunicación como los responsables de la usurpación de la democracia en México, pues han sido éstos los que han construido la imagen idealizada de una persona que no responde sino al poder, a los intereses y a la lógica de siempre en México
.
Llamó la atención sobre el doble discurso de la derecha en América Latina. Cuando en Europa se está reclamando a Alemania que colabore a poner fin a las políticas de austeridad que permitan a la ciudadanía griega, española y portuguesa salir de la crisis, la derecha latinoamericana insulta a Hugo Chávez por ayudar en momentos de dificultades a países como Argentina, Bolivia, Ecuador o Brasil.