Al Consejo Mundial de Boxeo (CMB) no le importan los reglamentos contra el dopaje que rigen al Comité Olímpico Internacional (COI) ni a la FIFA, sino la salud de los peleadores, afirmó el presidente del organismo pugilista, José Sulaimán, para quien hay una distancia insalvable que distingue el deporte amateur del profesional.

El CMB lo único que vigila con recelo es que los boxeadores no suban al cuadrilátero bajo los efectos de alguna droga y en eso es enfático: sólo prohíbe el uso de sustancias estimulantes.

Al CMB le importa una pura y dos con sal el reglamento del COI, del COM, y de FIFA, no nos importa el futbol, reclamó Sulaimán en conferencia de prensa. Argumentó que en el deporte amateur se trata de romper marcas mientras en el boxeo opera otra lógica: la del profesionalismo.

Para los Juegos Olímpicos es importante prohibir cualquier sustancia que pueda influir en el rendimiento de un atleta, pero en el pugilismo es diferente; es profesional y por lo tanto hay otra mentalidad y otra política, explicó.

En el boxeo un peleador –comentó– no consume esteroides porque lo hacen subir de peso y piensa que daría ventaja al rival, pues desarrolla masa muscular: A mí no me importa que un pugilista consuma esteroides si quiere cambiar de división, sólo sí afecta la salud se prohíbe en este deporte.

Por eso Sulaimán ha insistido en que el diurético (Furosemida) que consumió Julio César Chávez Jr. en noviembre de 2009 –por lo que fue suspendido siete meses– no está prohibido por el organismo a su cargo, aunque sí lo está por la Agencia Mundial Antidopaje por su potencial para ocultar la presencia de otras sustancias.

Lo que prohíbe el COI no es lo mismo para el CMB, como esas medicinas que tapan otros resultados que a nosotros qué nos importan, sostuvo.

Sin embargo, el reglamento del CMB (artículo 4.39, inciso a) incluye ese diurético entre las sustancias prohibidas en el apartado sobre antidopaje.