Michoacán-Atenco
Ensayos de mano dura
Reprimir oposiciones
Cassez, EPN, Rivera
o que se está viviendo hoy en Michoacán es parte de la confrontación mayor que con el nuevo sexenio se agudizará: el choque entre las protestas públicas (con mayor o menor grado de violencia y por causas sociales, políticas e ideológicas) y el aparato gubernamental de negociación, contención y represión (en sus tres ámbitos de jurisdicción: federal, estatal y municipal).
Cada vez más distantes los intereses de las masas y los de las élites que gobiernan, pierde eficacia la política tradicional (que durante décadas fue parte fundamental de la paz priísta que sostenía desigualdad e injusticia con alfileres selectivos de concesiones, corrupción y mediatización) y el uso de la fuerza del Estado asume el papel preponderante.
Desde Morelia, el nuevo
PRI ensaya la aplicación del recurso del garrote diazordacista a un peculiar segmento de jóvenes estudiantes de normales rurales que se revuelven con violencia propia, más la que les es inducida o sembrada, contra el sistema educativo y de futuro laboral que les es impuesto. La disonancia juvenil provoca genuino enojo de sectores sociales que se declaran cansados del activismo desbordado de los normalistas y el empresariado estatal se convierte en la punta de lanza en demanda de freno a los desmanes
que cotidianamente dicen sufrir. Ante ello, el gobierno priísta encabezado por Fausto Vallejo pretende hacer una demostración aplastante de respeto a la ley
y, apoyado por policías federales, ordena detenciones y desalojos que acaban enmarcados en el uso excesivo de la fuerza, en un evidente ánimo represivo en busca de advertir y de frenar a quienes por esas u otras causas tuvieran intenciones contestatarias.
No se necesita un esfuerzo de imaginación para encontrar en la mano dura
de Fausto Vallejo en Michoacán una invocación oportuna de la doctrina Atenco reivindicada orgullosamente por Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México en mayo del presente año. Y tampoco es difícil encontrar que ese tipo de ensayos represivos van creando condiciones propicias para que el próximo gobierno federal despliegue, conforme a sus necesidades, esa misma política oficial contraria al ejercicio político y proclive a la resolución
de las controversias mediante la fuerza pública.
Los golpes del michoacano Vallejo se producen en el contexto de un movimiento juvenil polarizado, que frente a otras administraciones estatales pudo llegar a arreglos políticos luego de tensar el ambiente público. Pero ahora el PRI pretende exhibir su nueva postura frente a las protestas públicas llegadas al extremo, en una entidad dominada por el narcotráfico (factor éste que habría decidido la elección de gobernador en favor del PRI, según denuncias de Luisa María Calderón, alias Cocoa, aceptadas y difundidas por su hermano Felipe) y frente al fracaso de la opción perredista-cardenista que ejerció dos administraciones estatales y del intento calderonista de convertir a la entidad en un refugio familiar con la hermana Cocoa como gobernadora.
A seis semanas de formalizar su adquisición del poder, Enrique Peña Nieto sabe que en los jóvenes tiene y tendrá el principal frente opositor. A pesar de las contradicciones, zigzagueos y abandonos de los partidos y los candidatos que estuvieron en las boletas en contra del priísta, sobrevive un marcado rechazo contra él de parte de jóvenes provenientes de diversos estratos socioeconómicos y de distintas banderías políticas e ideológicas. López Obrador está concentrado en la construcción de un nuevo partido político y Josefina Vázquez Mota se fue de largas vacaciones en cuanto cumplió con el rol que se le había asignado, pero jóvenes agrupados o no en esa etiqueta genérica del movimiento 132 han manifestado públicamente su total oposición a los resultados electorales recientes y específicamente a las formas y propuestas políticas de quien será el nuevo ocupante de Los Pinos.
Ellos, que rechazan activamente al priísmo y el peñanietismo, que han estado presentes en las giras internacionales y que probablemente participarán en las venideras movilizaciones contra reformas y otras maniobras del nuevo poder, son los destinatarios reales de las exploraciones represivas del sombrío Fausto Vallejo. Los jóvenes, los estudiantes, los opositores en general, son el objetivo expreso de los aires reivindicados de Atenco que el nuevo sexenio cree indispensables para imponer sus proyectos nocivos.
Astillas
Genaro García Luna y sus andanzas se han aparecido en la agenda de Peña Nieto y François Hollande, quienes hoy se reunirán en París. La farsa policiaca y judicial montada por el poderoso jefe policiaco mexicano contra una ciudadana francesa llevó las relaciones de México y Francia a un nivel cercano a la ruptura. Aún hoy es imposible saber con certeza el grado de culpabilidad e involucramiento de Florence Cassez en el expediente de secuestros que presentó el mencionado García Luna. Pero está plenamente demostrada la manipulación de datos y hechos, en un montaje especialmente hecho para televisoras. Ya se verá si EPN se sostiene en la testarudez de Calderón, defensor de GGL como de sí mismo, o el priísta comienza el natural ciclo de deslinde e incluso castigo de personajes como el falso cineasta policiaco. Atención especial habrá respecto al desenvolvimiento de Angélica Rivera, la esposa de Peña Nieto, en la sesión aparte que tendrá con la compañera de Hollande, la aguda periodista especializada en asuntos políticos Valerie Trierweiler, quien desea poner sobre esa mesa paralela el tema de Cassez, para análisis y discusión…
Y, mientras la secretaria de promoción política de la mujer del comité panista, Guadalupe Suárez, dice que Margarita Zavala podría ser presidenta, tanto del citado comité nacional de blanco y azul como, dentro de seis años, de la República, ¡hasta mañana, con los diputados creando comisiones suficientes para dar salida a sus arreglos grupales!
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