La principal intérprete de las canciones de Lara, figura central de la época dorada del bolero
Miércoles 17 de octubre de 2012, p. a11
En la época dorada del bolero en México, Toña La negra se convirtió en figura central del romanticismo gracias a sus emotivas interpretaciones de los temas de Agustín Lara.
María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez nació en Veracruz, el 17 de octubre de 1912 y falleció el 16 de diciembre de 1982. Es considerada aún en nuestros días como uno de los pilares del bolero, por la dulzura de su voz y su amplia capacidad interpretativa.
En ocasión del centenario de su nacimiento, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) la recuerda y destaca su vida profesional, pues la personal la llevó siempre de manera muy reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos públicos. De ahí que se conozca poco de su familia, solo que tuvo tres hijos con su primer marido, de quien se divorció en 1950. Un segundo matrimonio fue con el músico Víctor Ruiz Pasos.
Los últimos años de su vida, a mediados de los años 80, con sobrepeso y algunos achaques de salud, la cantante decidió retirarse de los escenarios y las grabaciones. Pero su legado era ya innegable y su huella indeleble.
Para 1927, Peregrino tenía 15 años. Ya se había casado con Guillermo Cházaro Ahumada, con quien viajó a la ciudad de México con su primer hijo. Su debut como cantante ocurrió en 1929, cuando comenzó a presentarse en el cabaret El Retiro.
En ese momento, en sus presentaciones se anunciaba como La Peregrino; pero el encuentro con Emilio Azcárraga Vidaurreta, fundador de Televisa, cambió su trayectoria, pues la bautizó como Toña La negra.
A partir de entonces, su talento comenzó a ser reconocido en particular por las manera en que interpretaba la canción Enamorada de Agustín Lara, quien complacido con su trabajo tomó la iniciativa de producir temas para ella, entre los que se encuentran Lamento Jarocho, Veracruz, Noche criolla, Oración Caribe, Palmera, La clave azul y La cumbancha.
Las canciones fueron estrenadas en una revista musical que se presentó en el escenario del Teatro Esperanza, en diciembre de 1932, con un éxito tan enorme que obligó a los productores y a la intérprete a prolongar las presentaciones por varios meses.
Luego de esa primera incursión, sus shows se trasladaron a la estación de radio XEW, en la que se presentó en ocasiones al lado de Lara y otras lo hizo con la orquesta de Alfredo Girón.
Toña La negra tenía entonces 20 años, ya era cantante exclusiva de los temas de Agustín Lara. Fue muy exitosa en el Teatro de la Ciudad, donde se dieron fastuosas funciones, así como por sus grabaciones para la compañía RCA Victor, la disquera más importante de aquellos años.
En particular, esta serie de producciones, con el paso del tiempo y el desarrollo de la tecnología, se ha convertido en uno de los más preciados legados musicales en la historia del bolero en México, con piezas que alcanzan un valor incalculable para historiadores y coleccionistas.
Canciones como Este amor salvaje, Por qué negar, Obsesión, Mentiras tuyas, Y sin embargo te quiero, Noche criolla, Pesar, Vereda tropical, Cada noche un amor, Angelitos negros, Lágrimas de sangre, Estás equivocado,De mujer a mujer, Como golondrinas, Diez años y Cenizas, son algunos de sus títulos que grabó en más de 75 discos, originalmente en formato de vinyl, pero que ya se encuentran disponibles en formato digital.
Por la importancia de su trayectoria, en 1993 el director de cine alemán Christian Baudissin filmó el documental Toña La negra para la televisión de su país, el cual incluye entrevistas con el ex marido de la intérprete, el músico Vittillo (Víctor Ruiz Pazos), y otros que la conocieron en vida.