Un asombroso y cautivante viaje por diferentes confines del orbe, culturas y épocas ofrecieron la noche del viernes los alumnos de la Casa de Danza y Arte Tere, durante la función de gala con la que ese espacio cultural celebró su 15 aniversario.

Poco más de dos horas y media de gozosa y alegre velada en la que el público asistente al auditorio Fra Angélico, del Centro Universitario Cultural (CUC), tuvo ocasión de apreciar un multicolor y polifónico collage de 32 breves piezas coreográficas.

El hilo conductor del programa estuvo determinado por la variedad de ritmos y géneros musicales, la fastuosidad visual de los vestuarios y la entrega que derrocharon los poco más de 50 bailarines participantes en la función.

Organizados en grupos amplios de una decena o más, o bien en formatos menos numerosos de cuatro o cinco, a lo largo de la función se hizo evidente la predominancia de los artistas de sexo femenino y en edad adolescente, si bien participaron asimismo hombres y bailarinas de todas las edades.

De la algarabía a la sensualidad

Fue un espectáculo vistoso de principio a fin, intenso y dinámico, sin pie para el descanso, tanto para los ejecutantes como para la audiencia, pues en cuanto terminaba uno de los cuadros coreográficos en seguida comenzaba el otro.

De tal manera, merced a lo acontecido sobre el escenario, los espectadores tuvieron oportunidad de trasladarse de la algarabía desparpajada del son jarocho, con la frondosa blancura de sus trajes y los rítmicos acordes de su música, al exotismo exuberante del Medio Oriente, con sus sensuales danzas y vaporosas vestimentas, como sacadas de Las mil y una noches.

El periplo propició, asimismo, verse involucrado con la pasión del folclor argentino y el dramatismo pasional del tango, así como con los energéticos bailes urbanos estadunidenses representados por el hip hop.

Hubo asimismo un homenaje a Michael Jackson, a cargo de una oncena de pequeñitas y una que otra adolescente que evocaron algunos de los pasos y las vestimentas que hicieron mítico al Rey del Pop.

El hilo conductor del programa estuvo determinado por la variedad de ritmos y géneros musicalesFoto José Antonio López

Un programa completo, diverso, en el que tuvo cabida todo para todos los gustos: jazz, folclor nacional y latinoamericano, rock, tango, danzón, música electrónica, la pasión desafiante del flamenco, los hipnóticos contoneos de cadera de las danzas polinesias y la guapachosa algarabía de la salsa.

Tradición y vanguardia fusionadas no sólo en términos musicales; también en las evoluciones dancísticas de ese grupo de bailarinas amateurs que, no obstante la corta edad de la mayoría, dio muestra de su dominio de diferentes géneros y del escenario.

Al término de la función, Tere Robledo, fundadora y directora de Casa de Danza y Arte Tere, entregó una serie de reconocimientos a los alumnos y los maestros de mayor antigüedad en la institución.

Espacio de fraternidad

A decir de la también docente, estos 15 años de existencia de dicha academia han permitido que la misma se consolide, por encima de todo, como espacio de fraternidad, en el que el baile y otras disciplinas artísticas sirven como elemento de unión familiar y convivencia.

Lo que más nos interesa es la cordialidad y que exista una muy buena relación, que tras bambalinas haya gran cariño y apoyo entre las bailarinas, destacó en entrevista.

Tere Robledo se mostró satisfecha y orgullosa por los alcances que ha logrado esta casa de danza y arte, la cual comenzó como una reunión de un grupo de amigas que practicaba danza en un garage doméstico y que a la vuelta de unos años creció de forma significativa, no sólo en cuanto a tener un espacio adecuado, sino también en alumnos y actividades.

Ubicada en Melchor Ocampo 39, colonia Romero de Terreros, Coyoacán, la plantilla estudiantil de la academia rebasa las 200 personas y, además de diversos tipos y géneros de baile (de salón, jazz, urbanos, hawaiano, tango y folclor argentino, entre ellos), también se imparten clases de teatro y yoga.