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Panorama sin certezas

El FMI dice que su asesoramiento es un maratón, no una carrera corta

Exhortan a atender el descontento social detonado por los planes de ajuste
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El gobernador del banco de Japón, Masaaki Shirakawa (sentado al centro), fue el encargado de brindar un paseo por las instalaciones de esa institución en Tokio a algunos de los participantes en la reunión del FMIFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 9 de octubre de 2012, p. 3

Tokio, 9 de octubre. Las políticas de reducción del gasto público y aumento en los impuestos, aplicadas por los gobiernos para hacer frente a la crisis financiera, están generando negativos efectos sociales que deben ser atendidos, consideró el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En un momento en que la protesta social contra los programas de ajuste económico recorre Europa y meses después de la primavera árabe, el FMI puso sobre la mesa la necesidad de que los programas de ajuste fiscal vayan acompañados de redes de protección social. La recomendación fue planteada cuando varios gobiernos de países europeos enfrentan dificultad para sacar adelante los programas de ayuda al sector financiero privado, el detonador de la actual crisis.

Existe la necesidad de crear redes de protección social, declaró Carlo Corattelli, director el departamento de asuntos fiscales del FMI, en la presentación del informe Monitor fiscal, realizada en el contexto de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se realiza aquí. La reducción del gasto público y las medidas tomadas por los países para elevar sus ingresos (generalmente a base de elevar impuestos) tienen importantes implicaciones para el empleo y la equidad social, abundó.

La crisis financiera internacional, que tuvo su origen en el crecimiento desbordado del crédito por parte del sector bancario –y que estalló primero en Estados Unidos y ahora golpea a Europa– ha provocado un sostenido incremento del gasto que los gobiernos de algunos países europeos, como España, Portugal, Irlanda, Italia y Grecia, deben destinar al pago de su deuda pública.

Los países avanzados registran, en promedio, una deuda pública que equivale a 110 por ciento su producto interno bruto, es decir, el valor de los bienes y servicios generados por su economía, expuso Corattelli en la presentación del informe. En Estados Unidos el porcentaje es de 107 por ciento, mientras que en España y Portugal se sitúa en 119 y 126 por ciento, respectivamente. El problema, expuso, es que las naciones con alto nivel de endeudamiento deben pagar más intereses que los ingresos de que disponen.

Allí es donde inicia el círculo vicioso: dado su alto nivel de deuda y bajos ingresos, los poseedores de los bonos de la deuda pública de esos países demandan más intereses para seguirlos financiando, pero ese aumento de los intereses tiene como consecuencia que los gobiernos deban dedicar más recursos a pagar la deuda. Como América Latina en las dos últimas décadas del siglo pasado.

En un discurso que contrasta con las posiciones inflexibles que ha mantenido en el pasado, y mientras la protesta social contra los programas de ajuste crece en Europa, el Fondo Monetario Internacional planteó en el inicio de su reunión anual emplear mecanismos de compensación contra los efectos más negativos de la crisis entre la población menos acomodada.

Los recortes en el gasto público y el aumento de los impuestos tienen importantes implicaciones para el empleo y la equidad social, que deben tomarse en cuenta para asegurar que los grandes esfuerzos de consolidación (reducción del déficit fiscal) que están en marcha sean sostenibles, sostuvo el FMI en su reporte.

Planteó dos mecanismos concretos: uno, que los impuestos sean progresivos, es decir, que se cobre más a quienes perciban mayores ingresos; y que se combata la evasión fiscal, explicó Philip Gerson, subdirector del departamento de asuntos fiscales del FMI. Y la otra vía es la de programas de asistencia gubernamental a la población más pobre, con subsidios dirigidos, porque los subsidios generalizados terminan por beneficiar a las personas de mayor ingreso, explicó. Este tipo de programas de subsidios dirigidos se aplican en México desde la década de los 90 del siglo pasado y se han extendido desde allí a otras naciones latinoamericanas, de Asia y África.

¿Hay forma de evitar el ajuste?, se interrogó a Corattelli. Existe la necesidad de una red de programas de protección social. Porque a falta de ajuste fiscal, la crisis sería más profunda y los problemas mayores, respondió.

Las mismas políticas que se han aplicado por ahora seguirán en el paquete de recomendaciones del FMI. El asesoramiento del fondo es un maratón, no una carrera corta, describió Olivier Blanchard, economista en jefe del organismo.