Guanajuato, Gto., 7 de octubre. ¡Nace en España un genio, el muy ilustre hidalgo don Miguel de Cervantes Saavedra! Campanas de la tierra, por su gloria, ¡tocad!, anunció el narrador desde algún rincón de la plazuela.

Comenzaron a tañer las campanas del templo de San Roque, se encendieron las antorchas alrededor de la cruz, en la plaza, y se iniciaron los tradicionales Entremeses cervantinos, representados por la compañía de teatro de la Universidad de Guanajuato.Rogad por los sueños de la España del siglo XVI.

Este año se cumplen seis décadas de las breves farsas de carácter jocoso escritas por el autor de Don Quijote, que se llevaron a escena por primera vez a cargo de Enrique Ruelas Espinosa, director y fundador del Teatro Universitario de esta ciudad, en 1952.

El montaje frente a la fachada del templo, construido en 1726, rodeado por casas con balcones y callejones que remiten a la España del siglo XVI, fue la semilla que dio origen al Festival Internacional Cervantino.

Hoy somos testigos de una historia tejida por coincidencias: se celebran 60 años del Teatro Universitario, cuatro décadas del Festival Internacional Cervantino y el 25 aniversario de la fundación de Museo Iconográfico del Quijote, enumeró Enrique Ruelas Barajas.

Mientras abrían las puertas del museo, recordó: A esta hora, hace 25 años exactamente, el 6 de octubre de 1987, velábamos a mi padre en la ciudad de México, y depositó una ofrenda floral ante la escultura del responsable del famoso encuentro cultural, la fiesta del espíritu, a un costado del Templo de San Roque.

Es enormemente satisfactorio que se siga cosechando el esfuerzo de ese grupo de jóvenes que empezó el Teatro Universitario de Guanajuato, que convencidos de emplear la cultura en favor de la sociedad, comenzaron un movimiento que sigue vivo, afirmó Ruelas Barajas en entrevista.

Médico de profesión, pero también dedicado a preservar la labor de su padre en las artes escénicas, deseó que los jóvenes participen en los espectáculos y no se queden solamente en las calles. Por eso, fue creada la Fundación Cervantista Enrique y Alicia Ruelas hace casi siete años.

Recordó que durante muchos años se publicó en La Jornada la columna Rueleando. “Para mi madre (Alicia Barajas), ya fallecido mi padre, era una especie de bálsamo. Ella vivía en la ciudad de México. No puedo dejar de agradecerlo; La Jornada siempre ha estado cerca de la familia y del festival”.

Cervantes en Guanajuato, 60, 40, 25 es el título de la exposición conmemorativa de los tres aniversarios: del Teatro Universitario en Guanajuato, del FIC y del Museo Iconográfico del Quijote, respectivamente. La muestra reúne la obra de más de 14 fotógrafos que han documentado años de actividades culturales.

La inauguración también fue la ocasión para presentar el libro Historia del teatro de Guanajuato, México y el mundo, de Enrique Ruelas Espinosa, coeditado por la fundación y la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde nunca se jubiló, pues la muerte lo encontró tras 45 años dedicados a la enseñanza, entre semana en la máxima casa de estudios, los fines de semana en Guanajuato. Los textos fueron rescatados de un baúl enmohecido en el garaje de su casa, en la colonia Roma, tras la muerte de Alicia Barajas.

Ya por la noche, los entremeses se representan frente a la sobria fachada de cantera, de estilo barroco, del templo de San Roque. Las mozuelas, los soldados, el gobernador, todos los que divierten tanto al rústico como al noble, al público, que está a punto de desbordar el graderío.

Sobre la oscuridad de las casitas se alza la luz de los reflectores del concierto masivo en la Alhóndiga de Granaditas, al mismo tiempo que la función de teatro clásico durante el primer fin de semana del FIC. Las siguientes serán los días 12 y 13 de octubre.

En la misma plaza, a la mitad del día, tras la ceremonia en memoria de Enrique Ruelas, continuó el trajín citadino, el ir y venir de la gente. Una señora se detiene un momento con su pequeña hija de la mano, a quien le explica brevemente quién es ese señor que está sentado con su pipa en la mano.

Las blancas flores resplandecen por el sol, ese que le gustaba a Enrique Ruelas, por eso se eligió la gaveta más alta del Panteón de la Luz. Y por las noches de festival, en su corporeidad de bronce, admirar los Entremeses de don Miguel de Cervantes Saavedra. ¡Lengua de las campanas! Por su gloria, ¡tocad!