Tras 44 años de la matanza de estudiantes y trabajadores en Tlatelolco, la Cámara de Diputados guardó luto oficial al ondear a media asta la bandera nacional, y con un minuto de silencio recordó a las víctimas de la represión del gobierno.

Desde las 9 de la mañana, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Alberto Villarreal (PAN), encabezó el acto de izamiento de la bandera a media asta en la explanada principal del Palacio Legislativo de San Lázaro. Dos horas más tarde, en el salón de plenos los grupos parlamentarios externaron comentarios –como consideró el presidente de la mesa directiva, Jesús Murillo Karam– en torno a aquel ominoso acontecimiento.

Correspondió a René Fujiwara, nieto de Elba Esther Gordillo, iniciar la ronda de posturas entorno al hecho. El 68 es –dijo– una herida que partió en dos la historia de nuestro país. “Los viejos esquemas se cayeron y rasgaron el velo de la omnipotencia presidencial…”

Tras esa exposición, Alfonso Durazo (Movimiento Ciudadano), quien se desempeñó como secretario de Luis Donaldo Colosio, utilizó su iPad para leer con retórica. Recordamos hoy 44 años de aquella tarde amarga que se convertiría en un parteaguas histórico. Recordamos hoy aquella lucha de miles de jóvenes mexicanos, cuya demanda de libertad y democracia fue ahogada en sangre por la irresponsabilidad histórica de un gobierno represor.

El petista Ricardo Cantú Garza contextualizó de mejor forma el suceso trágico. “Lo único que se demandaba en esa época era la libertad de los presos políticos y ampliación de los cauces democráticos; sin embargo, la cerrazón gubernamental del régimen de Gustavo Díaz Ordaz se negó a cualquier intento de negociación.

A 44 años de esos sucesos, debemos reflexionar qué tanto ha cambiado nuestro país en materia democrática, aunque finalmente, al entonces llamado principio de autoridad hoy se le denomina aplicación de una mayoría, pero donde a final de cuentas no se escucha, no se dialoga, no se negocia y hacen lo que se les viene en gana.

Quien sí perdió la brújula, al atribuir a una riña popular el inicio del fenómeno social que se vivía entonces, fue José González, del Partido Verde. Nadie pudo imaginar que lo que inició como un pleito callejero frente a la preparatoria Isaac Ochoterena habría de desembocar en uno de los movimientos sociales más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

El recuerdo de los muertos hace 44 años representó la oportunidad para recurrir a la demagogia por Amalia García, quien parafraseó a la poeta Rosario Castellanos: La oscuridad engendra la violencia/ y la violencia pide oscuridad para cuajar el crimen/ por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche/ para que nadie viera la mano que empuñaba el arma, sino sólo su efecto de relámpago…”

El panista José Alfredo Botello afirmó que desde el origen del movimiento estudiantil en 1968 “fue el PAN, quien planteó que como única herramienta de la política para resolver el conflicto estudiantil era el camino del diálogo…”

Así, una vez agotado el listado de participaciones, que de nueva cuenta fueron desoídas por la mayoría de los diputados presentes en el salón de plenos, Jesús Murillo solicitó que se guardara un minuto de silencio en recuerdo de aquella ignominia.