Ayer se abrió la posibilidad de instalar una mesa de diálogo entre los senadores que dictaminan la reforma laboral y las organizaciones inconformes con la minuta enviada por la Cámara de Diputados, luego que legisladores de todas las fuerzas políticas se reunieron con representantes de los sindicatos de telefonistas y de electricistas, de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores y de la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM), entre otros, que participaron en el bloqueo de la sede senatorial de Reforma e Insurgentes para exigir que se modifique ese documento, ya que significa un virtual golpe de Estado a los trabajadores.

Planteamos no tener que patear la puerta para hablar con ustedes, dijo Francisco Hernández Juárez, dirigente de los telefonistas, mientras Martín Esparza, líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, reconoció que los hayan escuchado en el Senado.

En la reunión en el Senado, encabezada por el presidente de la Comisión del Trabajo y Previsión Social, el priísta Ernesto Gándara Camou, la senadora perredista Alejandra Barrales propuso instalar una mesa de diálogo con los sindicatos.

Consecuencias negativas

Los sindicalistas, la mayoría de la Unión Nacional de Trabajadores, presentaron un escrito en el que detallaron las consecuencias negativas de la reforma, como la regresión salarial, pues el pago por hora significará que quien labore cuatro horas, como se propone, recibirá 29.30 pesos diarios, la mitad del raquítico salario mínimo; además de que afecta la seguridad social y dará carta libre a los patrones para los despidos.

El diputado Gándara Camou pidió a los sindicalistas que presenten por escrito sus propuestas de cambio a la minuta y señaló que planteará la posibilidad de instalar una mesa permanente de trabajo.

Durante la reunión, Agustín Rodríguez, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó que la reforma es un retroceso de 40 años. Nosotros no queremos violentar el país con las movilizaciones, pero no nos han escuchado, y confío en que el diálogo con el Senado rinda frutos, no como ocurrió en la Cámara de Diputados, que se negaron a escucharnos.

Rodolfo González, secretario general de la CROM, manifestó que es necesario que rectifiquen los cambios a la ley laboral que aprobaron los diputados, porque son lesivos para los derechos de los trabajadores.

Martín Esparza leyó un documento ante los senadores. Aseveró que la reforma laboral que envió el presidente Felipe Calderón al Congreso encierra un auténtico golpe de Estado contra millones de trabajadores, a los que se pretende anular derechos consagrados en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo, como estabilidad en el empleo, salario remunerador, condiciones dignas de trabajo, seguridad social, derecho de huelga y libertad sindical, entre otros.

Aseguró que el proyecto Calderón-Lozano otorga a los patrones la facultad del despido libre, ya que por medio del correo se podrá comunicar el cese, y legaliza el contratismo de tercerizadores. Uno de los peores atropellos es la intención de cancelar el derecho a huelga.

Los senadores perredistas que asistieron a la reunión, Alejandra Barrales, Mario Delgado, Armando Ríos Piter y Alejandro Encinas, insistieron en la necesidad de un debate nacional que involucre a trabajadores, empresarios, gobierno federal, académicos y sociedad civil”, y demandaron que se garantice un diálogo abierto y amplio.

El senador priísta Isaías González, líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, insistió en que deben revisarse, entre otros temas, el pago por horas, el trabajo a prueba y el outsourcing. Resaltó que se pueden hacer modificaciones a la minuta que envió la Cámara de Diputados. El artículo 123 constitucional y los convenios internacionales deben estar alineados, de otro modo no pasan.

El senador Gándara dijo a los líderes sindicales: Estamos dispuestos a dialogar permanentemente. Vamos a escuchar a todos los sectores.