El hecho de que rebasar topes de campaña –centro de la polémica en los pasados comicios presidenciales– no sea una causal de nulidad en una elección, no necesariamente debiera corregirse, señala Benito Nacif, consejero del Instituto Federal Electoral (IFE).

“En las actuales condiciones –agrega–, el sistema está diseñado para castigar los excesos de los partidos políticos, y no implica trasladarle ese castigo a los votantes”, según dijo.

Ante esta disyuntiva, Nacif dice no estar convencido de que reformas al modelo de fiscalización sean una alternativa. Por qué hacer recaer en el ciudadano estos excesos, anulándole su voto, siendo que son los partidos los responsables de rendir cuentas sobre sus ingresos y la forma como gastan sus recursos. No estoy tan seguro de que debamos movernos en esa dirección; habría que revisarlo con cuidado. Hay países donde ni siquiera hay topes de gastos de campaña.

–El rebase de topes de campaña causa impacto en la equidad de la elección...

–El principio de equidad en las elecciones es una de las cosas definidas con muy poca claridad en la legislación. Se trata de una equidad relativa, porque los partidos políticos no reciben igual monto de prerrogativas ni la misma cantidad de espacios en radio y televisión, e incluso en este caos no pueden conseguir más. Es un término relativo que se define en función de los votos de las elecciones pasadas.

Cuando se revisa qué significa la equidad, hablamos de hacer la elección de acuerdo con la ley, no es un criterio externo a la norma. En todo caso, argumenta, habrá que revisar qué tipo de fiscalización de gastos se quiere, porque en democracias europeas o en Estados Unidos no tienen ese límite al gasto y aquí ya pretendemos colocarlo como causal de nulidad.

Nacif se muestra en favor de cuestionar los topes de campaña: particularmente pienso que hay una correlación entre el dinero que puedes gastar y la cantidad de discurso político que puedes esperar. No sé por qué restringir el discurso político poniéndole topes a los gastos. Restringes actos de campaña y propaganda, y cuando se limita eso lo que estás reduciendo es la cantidad de información que le llega al votante, cuando en realidad deberíamos pugnar porque el ciudadano tenga mayor información.

Benito Nacif Hernández, consejero del IFEFoto Crédito

Si se pretende anular una elección, debe ser por causas realmente graves en donde no exista certeza de cuáles fueron las motivaciones del elector para votar en determinado sentido o cuando no se instala un gran número de casillas, “pero cuando sabemos eso, nuestras leyes no contemplan causas de invalidez para anular la decisiones de millones de mexicanos.

“Siempre lo he dicho, hay que respetar el voto. Me cuesta trabajo pensar en casos en los que deba decírsele al ciudadano ‘te equivocaste, tienes que volver a votar’, y además dejar esa decisión en siete magistrados.”

El consejero considera que la evolución electoral en México ha permitido reducir los desencuentros entre el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. De hecho, asegura, en este proceso esos desencuentros fueron realmente marginales y la calificación de los magistrados avaló la actuación del instituto.

Las diferencias se centraron en criterios sobre denigración y calumnia, lo cual generó una creciente estabilidad en el proceso. Incluso en algunas resoluciones los magistrados determinaron darle iniciativa al IFE para que definiera alternativas ante determinados casos.

Si se revisan los indicadores con respecto a la organización de los comicios, son bastante buenos en términos de capacitación de funcionarios de casilla, integración de las mesas directivas y la instalación misma de las casillas en todo el país. En ese rubro hay buenos resultados que ofrecer.