Es la única forma de mejorar resultados, señala entrenador cubano
Los atletas discapacitados logran convencerse de que pueden llegar lejos
Jueves 27 de septiembre de 2012, p. a15
El trabajo de un entrenador de deporte adaptado es duro, opina José Peláez (Cuba, 1959), pues no se limita a la preparación técnica y alcanza responsabilidades propias de un educador. Cuando un niño o joven con alguna discapacidad llega por primera vez a practicar un deporte, el entrenador debe estar atento a los matices del aspirante, notar hasta las miradas nerviosas de cada novato.
He observado angustia en muchos jóvenes con discapacidad porque dudan en poder hacer deporte a ese nivel, desconfían de su potencial
, refiere el entrenador de natación, en cuyas manos se ha forjado el talento de medallistas paralímpicos como Gustavo Sánchez (dos oros, una plata y un bronce en Londres 2012) y Vianney Trejo.
Pero cuando ven a sus compañeros que ganan medallas ellos se sienten confiados en que cualquiera puede lograrlo. El trabajo con nuestro niños y jóvenes con discapacidad empieza por convencerlos de que tienen fuerza como cualquiera para desarrollarse en el mundo del deporte y que pueden llegar lejos
, plantea.
El deporte adaptado en México cuenta con talento suficiente en los competidores y los entrenadores, considera Peláez, pues en cada edición de Juegos Paralímpicos lo demuestra con podios.
“Lo que hace falta, y de eso me di cuenta en Londres, es que hay un gran desarrollo en la ciencia aplicada al deporte. Es asombroso el que tienen algunos países, eso era algo que no se veía en el deporte adaptado.
Creo que tenemos un buen trabajo en el ramo, hace falta especializar la ciencia y la tecnología del deporte adaptado, cuidar el comportamiento bioquímico del deportista, su nutrición, su estado psicológico, sus programas de trabajo para equilibrar las cargas y la recuperación para mejorar tiempos. Y siempre es vital que un deportista adaptado piense como un gigante
, señala.
Uno de los deportistas más destacados a su cargo es Gustavo Sánchez, a quien conoció en 2010, pero al verlo descubrió que era un prodigio en muchos sentidos.
Es un atleta con una gran fortaleza física, desarrollo intelectual y equilibrio emocional. A pesar de poseer sólo un brazo desde el principio demostró disposición para enfrentar pruebas difíciles
, dice Peláez.
El entrenador está convencido de que su equipo cumplió con las expectativas en Londres, pero está más seguro de que apenas empiezan y tienen mucho por demostrar.