Desprovisto de un guión o de la grandilocuencia de algún político, el ex técnico del FC Barcelona, Josep Guardiola, echó mano de un poco conocido sentido del humor, con el que salió del atolladero de verse en un escenario en el que todavía flotaba la aureola de personajes como Luiz Inácio Lula da Silva y Tony Blair.

Pep confesó: “Lula y todos venían hasta como con 10 hojas… y yo sin nada preparado”. Dando vueltas en el escenario, como lo hacía en el área técnica, se rebeló al destino de ser una persona que va recordando sus éxitos y todo lo que hice hace dos o tres años, porque a fin de cuentas en el deporte lo que da sentido es la pasión del momento.

No obstante, Pep, quien con el equipo catalán logró 13 títulos entre junio de 2008 y abril de 2012, quiso anoche aportar su experiencia en el Auditorio Nacional, donde se verificó el encuentro anual de becarios del fideicomiso de la Fundación Telmex, encabezado por Arturo Elías Ayub, director de Alianzas Estratégicas y de Comunicación de América Móvil.

“Si me aceptáis un pequeñísimo consejo –dijo–, mi gran suerte es que desde bien pequeñito encontré la pasión. Fue un día en mi país llamado Cataluña, cuando vino un balón e hice esto (simula patear con la pierna diestra)… y en ese momento sentí algo que me ha marcado, que me hizo decir: yo quiero dedicarme esto. Esto es lo mío.

Yo he vivido con mi pasión. Hoy han visto al presidente Lula, quien estuvo muy enfermo, cómo gesticulaba, cómo se movía ¡desprendía pasión!; igual la he visto en Roger Federer en el Abierto de Tenis de Nueva York, he hizo un pedido a los jóvenes becarios:

“¡No escuchen a sus padres, no oigan a sus hermanos!, y cuando estén en la cama, con la cabeza en la almohada, ahí intenten descubrir lo que realmente les gusta, esa es la clave de todo. Yo tuve la suerte de que descubrí eso… muchas veces no es fácil, pero para eso sirve la cultura, la educación, el aprendizaje diario de decir encontré esto (de nuevo simula la patada al balón). Cuando lo encuentras todo es más sencillo.”

El artífice de las glorias del Barcelona, de 41 años y por ahora radicado en Nueva York, recordó su paso por México, con los Dorados de Culiacán –tras haber salido airoso de una acusación de dopaje, cuyo litigio duró 7 años– “Yo estaba liquidado cuando me invitó Manuel Lillo, y qué mejor, me dio la oportunidad, la pasé muy bien, aunque nos hicieron bajar (de categoría)… injusticias del futbol”.

Pero confesó que se prendió del futbol mexicano cuando vio al Tri de Ricardo LaVolpe. “Me enamoré de México en Alemania 2006, realmente jugaron muy bien… Tuve la suerte de entrenar a Rafael Márquez, me gustan las cosas de buen gusto y México tiene buen gusto para el juego”, apuntó.

Aseguró a los jóvenes que la oportunidad llegará inevitablemente, pero les sugirió no seguir estereotipos, que las chicas no quieran ser modelos o los chicos presentadores de futbol, pues deben buscar algo que los llene.

Enalteció al deporte porque enseña a respetar al compañero, al rival, da la posibilidad de aprender a ganar o perder, de admitir que hay superiores y de competir. “El dinero es tan necesario, pero muchas veces lo pervierte todo… y entonces, ¿cuál deporte? ¡el que les dé la gana!, pero en él aprenderán a relacionarse con los demás”, afirmó.

Agradeció elogios, pero negó ser el artífice de un estilo nuevo, pues apenas siguió el que aprendió en Barcelona e intentó superar a sus maestros. Además, recalcó que sólo fue un afortunado al que le tocó dirigir a los mejores futbolistas, aunque, definitivamente, disfrutó más siendo jugador que director técnico.

Sobre el mejor futbolista del mundo, Lionel Messi, describió: Le gusta mucho mucho jugar, y creo que más ganar. Nunca un elogio podrá superar lo que es este chico cuando lo ves jugar.

Elías Ayub aprovechó el cierre del acto para anunciar el torneo De la calle a la cancha, que iniciará el 6 de octubre, el cual enrolará a 21 mil jóvenes en proceso de rehabilitación, en un intento por rescatarlos de las adicciones.