Ingresaron 94 mil mdd con este propósito, reporta el BdeM
Jueves 20 de septiembre de 2012, p. 28
El ingreso de 94 mil millones de dólares para la compra de bonos emitidos por el gobierno federal para el mercado interno de dinero, convirtió la inversión extranjera en la principal fuente neta de divisas de la economía mexicana durante este sexenio.
Informes del Banco de México (BdeM) indican que el dinero que ingresó por esta vía superó la aportación neta de divisas del comercio exterior de la industria petrolera mexicana, la cual fue de 76 mil 136 millones de dólares entre diciembre de 2006 y julio de 2012, una vez que 70 por ciento de los ingresos obtenidos por la exportación de productos petroleros se utilizó en pagar las importaciones de los mismos.
Los recursos de los inversionistas extranjeros dirigidos a la compra de Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) y Bonos de Desarrollo (Bondes D), principalmente, ingresaron en dólares que fueron enviados a la reserva internacional de divisas del país e intercambiados por pesos.
La reserva de divisas era de 69 mil 542 millones de dólares al comenzar el gobierno de Felipe Calderón y alcanzó 161 mil 101 millones al 10 de septiembre de 2012, un incremento de 131.6 por ciento en el periodo, equivalente a 91 mil 559 millones de dólares.
Mientras tanto, el saldo de la inversión extranjera en bonos de la deuda interna del gobierno federal se elevó de 11 mil 307 millones de dólares en diciembre de hace seis años a 105 mil 102 millones al 14 de septiembre de 2012. El aumento fue de casi 94 mil millones de dólares durante el segundo y último gobierno del PAN. Ese monto representó una elevación de 829.5 por ciento en la deuda interna del gobierno federal con inversionistas extranjeros, convertidos ahora en sus principales acreedores y también en la mayor fuente de divisas de México, fenómeno novedoso en el acontecer económico nacional.
La modalidad de permitir la participación del capital extranjero en la compra de bonos emitidos en pesos por el gobierno federal, para complementar con deuda interna la insuficiencia de sus ingresos, arrancó a principios de los noventa, pero tuvo un crecimiento vertiginoso en el sexenio de Felipe Calderón.