Primer aniversario luctuoso de la artista
Presentan álbum con 18 de sus mejores piezas, en el centro universitario Tlatelolco de la UNAM
Jueves 20 de septiembre de 2012, p. 8
La experimentación, en el sentido de amaridar el arte con la ciencia y las nuevas tecnologías, fue siempre un motivo en el tránsito de Ruth Elizabeth Aguirre Velasco (1983-2011) por las diferentes disciplinas artísticas que desarrolló: primero, la escritura; luego, la pintura y, finalmente, la música, esta última como intérprete y creadora.
De ello da cuenta el álbum Sada Roots, integrado por dos discos compactos en el que se registra una selección de 18 de las mejores piezas que la artista realizó en los terrenos del arte sonoro y la música electrónica.
La aparición póstuma de este material, realizado por Radiozapote.org y saltoscuanticos.org, forma parte del homenaje que se le rinde a la compositora y fagotista a un año de su fallecimiento, ocurrido el 15 de septiembre de 2011, a los 28 años.
Su presentación tendrá lugar este jueves, a las 19 horas, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la Universidad Nacional Autónoma de México, en Ricardo Flores Magón 1, colonia Nonoalco-Tlatelolco.
Desenfadado sentido lúdico
La versatilidad y un conocimiento en el manejo de diferentes instrumentos y registros sonoros, pero sobre todo un desenfadado sentido lúdico, es el factor común en cada una de las obras del álbum, entre las que se encuentran piezas para soprano, violonchelo, ensamble y medios electrónicos.
Dos de esas piezas merecieron sendos reconocimientos en Italia y Japón: Toy guitar e Inter0010ke10dia0011.
De acuerdo con la periodista Elizabeth Velasco, madre de Ruth Aguirre, la artista llegó a la música por una suerte de revelación que tuvo poco después de la adolescencia, luego de haber incursionado en las letras y la pintura, expresiones que mantuvo siempre consigo, pero no con la constancia e intensidad que dedicó al arte sonoro a partir de esa época.
“De niña, ya había incursionado en el canto y la música, pero fue en la adolescencia que se atrevió a experimentar en las orquestas juveniles de la Ollin Yoliztli, en las que ejecutó el fagot, instrumento musical de viento con el que le gustaba situarse en esa región grave del sonido que Ruth describía como ‘nostálgicos pasteles sonoros fusionados con narrativas dulzoides’”, cuenta la periodista
En su paso por diferentes orquestas, la joven intérprete conoció y disfrutó a los músicos barrocos, clásicos y modernos, desde Bach y Vivaldi hasta Stravinsky, quienes eran sus preferidos.
Camino de introspección
La inclinación musical de Ruth Elizabeth Aguirre Velasco quedó marcada, sin embargo, durante sus estudios en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y los centros Mexicano de la Música y Artes Sonoras y Nacional de las Artes, al descubrir a los pioneros de la música electrónica y concreta de los siglos XX y XXI, Feldman, Cage, Varese y Russolo, entre otros.
Fue en ese permanente camino de instrospección que Ruth se apropió también de las tecnologías y el uso de softwares de audio, con los que decidió hacer del conocimiento su elemento de transformación
, comenta la madre de la compositora.
Con esa base ontológica, como dice ella del porqué la música, pasó de las frases a lo textual; se permeó de las imágenes y el color, para finalmente dar nacimiento al arte sonoro-musical.