Madrid, 18 de septiembre. El premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, calificó de insensata la estrategia de la lucha contra el narcotráfico que se basa en la pura represión, y advirtió que México es el ejemplo de lo que puede ocurrir en el resto de América Latina si se va por ese camino.

El escritor presentó en esta capital un libro de antología de sus artículos periodísticos en el que, además de reflexionar sobre literatura y periodismo, también refleja su trayectoria política, en la que ha estado muy cerca de posturas conservadoras y tradicionales, desde la amistad y apoyo al ex presidente de Estados Unidos George W. Bush, hasta su vinculación con la derecha española y el sector más ultra de ésta encabezado por el ex presidente José María Aznar.

La dictadura perfecta...

En 1990, en un foro de intelectuales organizado por Octavio Paz, Vargas Llosa definió al México priísta como la dictadura perfecta, lo que desató la ira de los gobernantes de entonces, quienes ordenaron su salida inmediata del país.

Ahora, con el Partido Revolucionario Institucional a un paso de volver a la Presidencia, el Nobel advirtió que en 12 años de gobiernos panistas México ha avanzado tanto en la democratización, por lo que ya no creo que sea posible que el PRI de ahora sea el del pasado que convierta a México en la dictadura perfecta... Y espero que la sociedad mexicana no permita una involución semejante a que un partido vaya a tener un control monopólico de la vida política.

Vargas Llosa presentó en la sede madrileña de la editorial Círculo de Lectores la antología de tres tomos de su obra periodística, Piedras de toque, donde aprovechó para reflexionar sobre lo acontecido en México a raíz de las elecciones de julio pasado y vaticinar las claves de un futuro complejo.

Espero que el PRI de (Enrique) Peña Nieto sea democrático, que acepte jugar en la diversidad, en la democracia, dijo. Se refirió al gran reto del país, el crimen organizado, que definió como “el fenómeno atroz del terrorismo que resulta de la lucha contra el narcotráfico de las bandas de narcos para ganar territorio y expulsar a sus adversarios, lo que ha generado una violencia atroz”.

Y entonces lanzó su primera gran crítica a la estrategia desarrollada por Felipe Calderón en el sexenio que termina el primero de diciembre: “México es un ejemplo de lo que puede ocurrir en toda América Latina si se sigue con esa política insensata de combatir las drogas mediante la pura represión. No es el camino; México lo está demostrando clarisimamente. Hay que buscar medidas alternativas, como que se experimente la legalización (de las drogas), y que las gigantescas sumas que se invierten en combatir el narco se utilicen en prevenir, en curar, en rehabilitar. Creo que esa es la única salida posible que puede acabar con la criminalidad asociada al narcotráfico que, como esta demostrando México, es imparable”.

El escritor peruano fue incluso más directo en su recomendación: “Espero que Peña Nieto cambie la estrategia de Calderón. Todos los países que sufren los flagelos del narco deberían reunirse y aceptar que la represión no da resultados, que el narcotráfico sigue creciendo, que se ha convertido en una potencia económica que puede pagar los estados y por tanto es un factor de corrupción atroz, sobre todo en el tercer mundo, y que hay que intentar la legalización”.

El Nobel de Literatura también defendió la política de recortes impulsada por el gobierno conservador de Mariano Rajoy; incluso se mostró partidario de que estos recortes también se hagan en el sector de la cultura, que desde todos los sectores –editorial, discográfico, artístico, musical, etcétera– han advertido que las medidas de ajuste, sumadas al aumento del IVA, los llevan a la desaparición.

Vargas Llosa afirmó al respecto que la situación española es tan grave que no es posible que la cultura no sufra recortes, como el resto de las actividades sociales y productivas, y pueda quedar exonerada.