a preciosa bailarina mexicana Elisa Carrillo, siempre bien ponderada en estas tierras, así como en Berlín, donde es solista del ballet de la Staatsoper, se presentará con la Compañía Nacional de Danza (CND) del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, con un ballet de repertorio tradicional y dos siglos de antigüedad, en la 40 versión del Festival Internacional Cervantino (FIC), que se celebrará en la ciudad de Guanajuato en los primeros días de octubre.

Se trata de La esmeralda, estrenado en 1844 , donde sin duda Elisa tendrá oportunidad, una vez más, de mostrarnos plenamente su especialidad en estas obras, donde la madurez académica, el virtuosismo y el carisma son imprescindibles.

No deja de ser significativa e importante la presencia de la CND, que acompañará a la famosa bailarina, pues es la primera ocasión en que una figura estelar como Elisa estará al frente de dicho conjunto, máximo representante, desde hace 60 años, del apoyo oficial a la danza clásica.

El especialísimo suceso se realizará el 4 de octubre en el teatro Juárez de Guanajuato, cuna y anfitriona desde hace cuatro décadas de tan renombrado encuentro, donde desde sus inicios se han esforzado por presentar los más importantes y controvertidos espectáculos de otras culturas y países, con éxito ininterrumpido, hasta convertirse en tradición de eco internacional.

La CND sin duda enfrenta un interesante reto al actuar con una figura internacional, sobre todo mexicana, lo cual representa un importante potencial para el futuro, amén de ser Elisa egresada de las aulas de la danza mexicana, aunque su posterior entrenamiento y formación los realizó en Europa, lo cual puede inspirar a muchas jóvenes en busca de mayor experiencia.

El ballet La esmeralda, con la firma de aquel gran artista y bailarín Jules Perrot y música del no menos célebre Cesare Pugni, en aquella época del 800, y la posterior versión coreográfica de Yuri Burlaka y Vasili Medvedev, que respeta al máximo la historia del escritor francés Víctor Hugo, El jorobado de nuestra señora de París, es un ballet en el que el virtuosismo, el carisma y una gran producción, son clásicos de la época.

Otro suceso importante es la presencia una vez más del celebrado ballet Beijing Dancer Theatre, de China, de fama y calidad maravillosa, que ya apreciamos en otra ocasión en el FIC.

El grupo es dirigido por la coreógrafa Wang Yuanyuan y cuenta con la participación medular de los artistas visuales Tan Shaoyuan y Hanjian, así como de afamados artistas de otras disciplinas.

Yuanyuan se formó dancísticamente en Los Ángeles, California, pero siempre ha estado interesada en mostrar la gran tradición milenaria de la cultura china, como sin duda se notará en la obra Prisma, de gran interés, los días 5 y 6, en el auditorio del estado.

Otro atractivo importante es la compañía de Philippe Decouflé, con su obra Octopus, controvertido mago de la escena, ilusionista y maestro en el arte del movimiento. La obra se distingue por su sensualidad y belleza, y se presentará los días 12, 13 y 14 en el auditorio del estado, el foro más grande de los teatros de Guanajuato.

De Ginebra, Suiza, también país invitado de honor junto con Polonia y Austria, así como el estado de Sinaloa, veremos a la compañía Grand Theatre de Geneve, de Philippe Cohen, y al coreógrafo Adonis Foniadakis con la obra Glory, que seguramente aportará interesantes ideas, ya que éste fue alumno de Bejart, de Roland Petit, del inmenso Jiri Kylián, de Nacho Duato y de la inolvidable Trisha Brown, quien nos dio clases durante algún tiempo en los salones del auditorio en tiempos del Ballet Contemporáneo de Bellas Artes de esta ciudad, lo cual indica que Adonis está cargadito de lo mejor de lo mejor de la avant garde de hace unas dos décadas.

Veremos también todo el lujo y esplendor del ballet imperial de Indonesia, llamado Royal Court Dancers de Mangkunegran, guardianes de antiquísimas tradiciones de ese país, guardadas celosamente por cientos de años.

También están programados El Cuerpo Mutable; la CND, con Zapata, de Guillermo Arriaga, y Tierra, de Cecilia Lugo (otra Tierra, no la de Elena Noriega, que tanto se bailó en México y el mundo hace muchos años), donde participa en vivo la orquesta del teatro del Palacio de Bellas Artes, en el homenaje a José Pablo Moncayo; como grand finale folclórico, la compañía de Amalia Hernández, que no podía faltar con su brillo espectacular. Así pues, amigos, súbanse al tren y allá nos vemos en Guanajuato.