El bolero será el medio para que miles se miren enamorados la noche del 23 de septiembre, cuando el caifán Óscar Chávez se presente en concierto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, donde la profundidad sonora lleve del perdón a niveles suplicantes, al calor de frases como no quiero que te vayas; reloj, no marques las horas; sin ti no podré vivir jamás...

Óscar, quien en la película Los caifanes hace el papel de El Estilos, chavo hosco que le echa los canes a la dama del buen ver Julissa, añadió en entrevista que la velada será, con un poco de imaginación, como serenata colectiva, antes una tradición, que ya casi no se da, porque la inseguridad ya no lo permite.

Irá con sus acompañantes de siempre, Los Morales, y Juan Gedovius, en las percusiones.

La última ocasión que Óscar se presentó en el Teatro de la Ciudad fue en 1989, aunque ha participado como artista invitado de varios cantantes, entre ellos Luis Eduardo Aute.

“A este concierto le pusimos Boleros entrañables; consistirá en una pequeña selección, porque hay miles y miles de temas de ese género.”

La plática se inició en un taxi, durante un recorrido por calles del Centro Histórico, rumbo a la avenida Chapultepec. Óscar recordó algunos ayeres, cuando era jovencito y se ganaba la vida desempeñando los más diversos oficios, como en oficinas bancarias, de jefe de personal de la mueblería Viana, la primera sucursal de esa cadena. También trajo al presente algunos pasajes propios de quien deambulaba por un México que ya no es.

Citó que en tal calle había una cantina, de cuyo nombre quisiera acordarse, hasta una que otra de la calle Independencia, a la que el Cocodrilo Efraín Huerta dedicó un poema. Así, en la vida de Chávez ha habido más que canciones, y tuvo que buscar el sustento como cualquier otro defeño.

Los boleros que cantará el 23 son del México en que creció Chávez y remiten a una forma de ser del capitalino de mediados del siglo pasado. “A lo largo del tiempo nuestro repertorio se ha enriquecido con muchos boleros. He grabado discos con Chamín Correa. Ahora surgió esta coyuntura para dar un concierto con este género, con este amplio terreno romántico.

México es potencia mundial en bolero. El de aquí es rico en melodía y letras. En calidad y factura está muy bien, sin caer en comparaciones odiosas, porque hay que dar su sitio al bolero cubano, en tanto que pionero. Los yucatecos merecen citarse aparte. El bolero mexicano tuvo una época brillantísima con una cantidad de compositores impresionante. Todo el Caribe es un brillo, una luz. En México no acabaríamos de citar a los autores, como Lara, Curiel, Bahena, Consuelo Velázquez, Álvaro Carrillo, Manzanero...

La noche del 23 se escucharán Un día más sin ti y Un siglo de ausencia, del Güero Gil; “nada más por molestar voy a cantar Bésame mucho, de Consuelo Velázquez. Si la grabaron los Beatles, yo por qué no; Verdad amarga; Encadenados, de Carlos Arturo Briz; Que te vaya bien, de Bahena; algunos de Pedro Flores; Ya no te quiero, de Rafael Hernández; Lágrimas negras, Flores negras; algo argentino; algo chileno... un poco de todo, en una onda romántica, y en un ámbito como el del Teatro de la Ciudad será agradable”.

Óscar Chávez se presentará después en el Festival Internacional de Tamaulipas: el 27 de septiembre en Matamoros, el 28 en Nuevo Laredo, el 30 en Ciudad Victoria, el primero de octubre en El Mante y el 2 en Tampico.

Hay más: en las Fiestas de Octubre en Guadalajara, y en Puebla. Y también prepara un disco de sones.