Opinión
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Nuestra América y los cuatro chiflados de Tel Aviv
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o consigo encontrar una explicación convincente para dar cuenta del estado de salud mental de los máximos dirigentes del fallido Estado de Israel: el mesiánico premier, Benjamin Netanyahu, y el titular de Defensa, Ehud Barak (listos para hundir el botón nuclear contra Irán); el presidente Shimon Peres (último guerrero del sionismo histórico), y el nazisionista Avigdor Lieberman, ministro de Relaciones Exteriores.

Por consiguiente, voy a centrarme en la increíble política de Tel Aviv contra los países bolivarianos, delegando la otra tarea al colega Alfredo Jalife-Rahme, doctor en neurosiquiatría, geopolítica y finanzas internacionales. Tres disciplinas que en el gran hoyo negro de la crisis capitalista mundial parecen retroalimentarse unas a otras.

En mayo de 2009, convocados por el Congreso Judío Mundial (AJC, por sus siglas en inglés), se reunieron en Miami los principales líderes sionistas de América Latina. Para entonces (y a raíz de las masacres de Israel en Gaza), Venezuela y Bolivia habían roto sus relaciones con Israel, entidad que Hugo Chávez calificó de Estado que practica el genocidio y persigue inhumanamente a los palestinos.

El encuentro de Miami fue un festín para los guionistas de Hollywood. Dina Siegel Vann, directora de Asuntos Latinoamericanos del AJC, recomendó “…continuar el monitoreo de la penetración iraní en el continente y …trabajar mancomunadamente para sensibilizar a los gobiernos de la región del peligro que ésta representa no sólo para las comunidades judías, sino para el hemisferio en su conjunto” (sic, portal sionista Aurora, Buenos Aires, 14/5/09).

Simultáneamente, en la cumbre de presidentes de la OEA (San Padro Sula, Honduras), el observador viceprimer ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Dani Ayalon, negaba su autoría en un informe que, subrepticiamente, circuló en la reunión. El misterioso documento aseguraba que Venezuela y Bolivia “venden uranio para el programa nuclear de Irán…”

Durante el undécimo Encuentro de Dirigentes de Instituciones y Comunidades Judías de América Latina y del Caribe (Cartagena, Colombia, mayo 2009), acto inaugurado por el presidente narcoterrorista Álvaro Uribe, los organizadores reconocieron que sus preocupaciones giraron en torno a los vínculos entre las comunidades judías y árabes, severamente dañadas tras la operación Plomo Fundido en Gaza (ídem, Aurora).

Tres meses después, la Loba Feroz (así le dicen a Ileana Ross-Lehtinen) realizaba su enésimo viaje a Israel. Ileana es cubanoestadunidense, preside en el Capitolio la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Republicano, y con viáticos que The New York Times (NYT) estimó en 18 mil 500 dólares diarios se alojó en el lujoso hotel King David de Jerusalén.

En la tierra prometida, la Loba Feroz tuvo encuentros de inteligencia con los cuatros chiflados de Tel Aviv, y todos se preguntaron, cómo no, qué hacer con Hugo Chávez, las células de Hezbolá sembradas en los países bolivarianos, la apertura de embajadas de Irán en el continente, y las giras del presidente Mahmud Ajmadineyad (alias El Diablo) por nuestros países.

Así fue que en diciembre pasado, con el diligente y desinteresado apoyo de Univisión (propiedad del magnate israelí Haim Saban, dueño de Radio Mambí de Miami), se transmitió el fantástico documental La amenaza iraní (y sus conexiones con Venezuela).

Supimos entonces que Irán y Venezuela preparaban un ataque cibernético contra la Casa Blanca, la FBI, el Pentágono y plantas nucleares de Estados Unidos. Y lo más fascinante de la historia es que diplomáticos de ambos países en México (¿y de Cuba?, pos de Cuba también…) trabajaron en forma conjunta con académicos de la UNAM.

La historia siguió su curso y en enero último, cuando en camino la cumbre ambientalista de Río+20 el maldito de Ajmadineyad hizo escala en Ecuador, el presidente Rafael Correa mencionó el uranio que el país andino (según la Loba Feroz), estaría facilitando a Teherán. En rueda de prensa conjunta, Correa manifestó: Primera vez en mi vida que me entero de que Ecuador tiene uranio. Lamento si ha venido a buscar eso, señor presidente. No le podemos dar ni un gramo. Dicho lo cual, el embajador de Washington en Quito, Adam Namm, corrió a redactar un comunicado en el que admitía lo dicho por Correa.

¿Qué imagen tienen de América Latina los cuatro chiflados de Tel Aviv? En el hermoso bosque de Eshtaol (ubicado a 30 kilómetros al oeste de Jerusalén), existían cuatro aldeas que entre abril y julio de 1948 fueron arrasadas en una de las tantas limpiezas étnicas ejecutadas por la brigada Harel (milicia Palmach).

El bosque es hoy un área de recreación popular, donde los israelíes retozan sobre los huesos y cenizas de 4 mil palestinos. En el sitio hay tres patios conmemorativos. El primero evoca la memoria de Simón Bolívar, y los otros dos están dedicados al general José de San Martín.