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El conflicto de Medio Oriente en el diván
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Baremboim, al frente de la West-Eastern Divan Orchestra, fundada por el músico argentino-israelí y Edward Said
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Atrilistas palestinos e israelíes integrantes de la orquesta
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de septiembre de 2012, p. a16

Del terso tercer movimiento al final espectacular de la séptima sinfonía, de la pasmosa nitidez del fraseo en las primeras obras sinfónicas de El Sordo de Bonn y del glorioso clamor contra la ignorancia de la Novena de Beethoven, un puñado de jóvenes palestinos e israelíes sacuden al mundo para decirle: ¡basta de violencia! y empuñan entonces la música como instrumento para hacer posible lo que pareciera imposible: la convivencia armoniosa entre humanos. La música es escuchar al otro, para escucharse a sí mismo y hacer el bien al mismo tiempo, escuchar y decir de manera simultánea. El correcto pensar, el correcto decir, el correcto hacer.

La buena nueva es que la West-Eastern Divan Orchestra, fundada en 1999 por Edward Said (colaborador de La Jornada hasta su muerte, acaecida en 2003) y Daniel Barenboim, lanza una serie monumental de grabaciones con las obras completas de Ludwig van Beethoven, con el título general Beethoven for all.

Se trata de tres cajas: beethoven: the piano concertos, con tres discos, donde Barenboim dirige a la Berliner Staatskapelle y ejecuta al mismo tiempo las partes solistas; beethoven: the piano sonatas, caja con 10 discos con ese repertorio magnífico y que aparecerá en octubre, y la cereza en el pastel: beethoven: the symphonies, caja con cinco discos y las nueve sinfonías de Ludwig van.

Esta caja sinfónica ya circula en México con el sello Decca, al igual que un disco doble: Beethoven for all. Music of Power, Passion and Beauty, que funge a manera de comodín: contiene una selección de las tres cajas arriba mencionadas.

La aparición de un nuevo ciclo discográfico con las sinfonías beethovenianas siempre es noticia. El propio Barenboim explica que el mercado del disco no pareciera necesitar un nuevo ciclo grabado, dado que existen todos los habidos y por haber, pero defiende: esta nueva serie no aspira a ser la mejor, lo que sí puedo asegurar es que es diferente.

Y ahí se explica por sí mismo el título Beethoven For All: dados los prejuicios contra la música clásica, es necesario combatirlos con música. Cuando alguien pregunta a otros por un autor, la respuesta suele ser: Beethoven. De manera que Barenboim instauró las obras de ese autor en la West-Eastern Divan Orchestra con un propósito educativo: esas partituras no solamente resultan formativas para los jóvenes integrantes de esa orquesta, sino que se trata de un material educativo para el público en general: Beethoven para todos.

Como los lectores de La Jornada saben, esta orquesta está integrada por jóvenes palestinos e israelíes y de otros países del Medio Oriente, como un mensaje de paz y armonía: no es una orquesta contra la guerra, sino contra la ignorancia, declararon en la hora de su fundación Said y Barenboim, extendiendo el significado de la palabra ignorancia hasta sus últimas consecuencias y que incluye la ignorancia como la renuncia consciente a ver la realidad.

Además, la relación de Barenboim con Beethoven es todo un capítulo en su carrera. Dos ejemplos solamente: las sonatas completas en Deutsche Grammophon y todas las sinfonías en una caja del sello Teldec, con la Berliner Staatskapelle.

Luego de escuchar las nuevas grabaciones de Barenboim con las sinfonías de Beethoven y estos jóvenes extraordinarios, se puede corroborar: son ciertamente diferentes; él mismo desde el podio lo percibe y lo define: el vigor, la frescura, la energía descomunal de estos músicos jóvenes, que dejan atrás las tonterías de la política para escucharse entre sí y hacer música juntos.

Entre las muchas cualidades de estas versiones: la increíble nitidez del fraseo: cada nota, cada compás, cada pasaje está claramente expresado, en una dramaturgia tan eficaz como original: no hay la espectacularidad acostumbrada y sí en cambio una síntesis de sabiduría (la batuta de Barenboim) y energía vital y adrenalina (los jóvenes intérpretes) cuyo resultado va más allá de lo espectacular para ubicarse en el territorio del asombro, la magia, la energía volcánica, el correcto pensar, el correcto decir, el correcto hacer.

El sordo Beethoven escuchó al mundo y ahora nos hace escuchar al mundo. Una oportunidad para la paz, la interior y, por tanto, la del planeta entero.

El paciente en el diván: doctor, ya no odio, no envidio, no busco el mal para los otros, déme de alta.

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